Solo soy Bruno

U N O - Zapatos y presentaciones

                                                                   

CAPÍTULO 1

El bullicio es ensordecedor, las luces segadoras.

Hay tantas personas. Todas atentas a cada movimiento en el escenario, todas expectantes, todas con energía desbordante, todas amando estar aquí.

Es intimidante.

Y aun así y a pesar de que mi corazón esté intentando ganar la F1, no podría desear estar en otro lugar.

                - ¡Bruno! – Ramón grita en mi oreja haciendo que lancé un respingo. – ¡tu hermana te llama!

                - ¡Ok! – le respondo, saliendo completamente de mis pensamientos.

                - ¡¿Qué?!- pregunta

Lo ignoro porque la única forma de que me escuche es hablándole al oído. Muy cerca. Demasiado.

Ramón ha estado en tantos conciertos que si quieres que te escuche tienes que iniciar un ritual de vocalización lenta junto a una incómoda invasión a su espacio personal.

Le hago una señal de que voy a buscar a mi hermana y salgo de mi rincón tras el escenario.

                - ¡Bruno! – Tefi hace la “señal en clave”; bate exageradamente sus pestañas; por lo cual recibe una mirada de la maquilladora que trabaja en sus cejas- ¡Por favorcito!

Con un suspiro me acerco al mueble donde está sentada. A su alrededor hay al menos unas cinco personas dando los últimos detalles a su vestimenta, su peinado, su maquillaje, ajustándole el micrófono y por supuesto, echándole aire con un abanico.

Me hago un hueco entre ellas y me agacho a revisar sus dichosos zapatos.

Tefi no es una diva. Bueno, no tanto. Pero en su defensa, el año pasado tuvo un gran tropezón en un escenario debido a sus zapatos, desde ahí pide que alguien más se los até, lo cual le causa un poco de vergüenza porque todo el mundo se enteró del incidente. Así que trata de evitar que se filtre la historia de su fobia a amarrase sus propios zapatos.

Y sus personas de confianza se reducen a su asistente, Ramón, mamá y papá, y por supuesto, yo.

                -Bianca se quedó dormida, enserio no entiendo cómo lo logra.

Me rio ante su comentario sobre mi mejor amiga y me levanto para ir en su busca.

                - ¡Gracias, hermanito! –  me dice Tefi antes de irme.

Se escucha un aplauso general que suena aún más fuerte por el eco del lugar. La banda telonera ha terminado.

Yo por otro lado, debo despertar al panda con cuerpo de humana que yace en el rincón del vestidor. Cerca de ella Raquel, la asistente de mi hermana, discute con unos chicos de seguridad. Eso no es alarmante, porque ella siempre está riñendo a alguien, creó que la ayuda con el estrés.

Que Bianca no se haya despertado, ni con la bulla del lugar, ni con los aplausos, ni con los gritos cerca de ella… no, eso tampoco es alarmante.

                -Bibi, despierta. ¡Bibi! - le doy un gran remezón y enseguida me alejo- Tefi ya va a subir, ¡no me pegues!

La agresividad no es parte de Bianca, excepto cuando la despiertan. Ella nació dormida, simplemente es su naturaleza.

Me mira con el ceño fruncido y de inmediato se le llenan los ojos de lágrimas- ¡¿Porque me despiertas?! Insensible ser demoniaco.

                  -Bibi, dale. Tefi ya va a subir, querías hacer la presentación, ¿recuerdas?

                  - ¡Es cierto! ¡Oh por Dios, Bruno! ¿Por qué no me despertaste antes? Irresponsable e ineficaz hombrecito, ¡ya no recuerdo ni lo que iba a decir! ¡debía practicar!

Me río de su expresión consternada y la sigo a paso rápido hacia el escenario.

                -Solo debes decir; “Y con ustedes, ¡Tefi!”, y listo.

                -Cierto, pero no sé si hacerlo con voz de animador de lucha libre o de comentarista de deportes. ¿Qué opinas?

                -Creo que como presentadora de cantantes estaría perfecto.

Nos encontramos con Tefi mientras los músicos van subiendo al escenario.

                - ¡Señorita Bianca, permítame ponerle el micrófono! – grita Ramón acercándose a nosotros con un micro en la mano.

Inmediatamente a Bianca se le ilumina la cara y suelta un grito que se pierde entre los miles de los fans.

                - ¡¿Usaré uno de estos?!- suelta con voz chillona.

                - ¡Es tu gran momento Bibi! - le susurro con una sonrisa. Ella me mira con su mirada de “es lo mejor que me ha pasado en la vida”, y yo no puedo evitar soltar una risita porque sé que es tan típico de ella soltar esa mirada por cualquier cosa.

Las luces se apagan, la gente grita, y desde un rincón invisible del escenario, apretándome la mano, Bianca da inicio al concierto de mi hermana, mundialmente conocida como Tefi.




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