Solo te quiero para mí [1]

Capítulo 6

Pasé al trabajo por Oliver como lo acordamos por mensaje. Fuimos al restaurante de comida china que quedaba cerca, en realidad no me importaba en dónde íbamos a terminar hoy, la comida para mí era lo de menos. Realmente lo que me importaba era la conversación que tenemos pendiente, eso que no pude —y no quise— contarle por teléfono.

 

—¿Estás segura que esa es la razón por la que no quieres darle una oportunidad a Sebastián?

—¿Por qué debería tener otra razón?

—No lo sé, ¿Matías?

—¿Qué tiene que ver Matías en esto? —Cuestiono, con molestia.

—Duraron muchos años, antes de que te enteraras de su nueva relación tenías la esperanza de regresar con él. Tal vez estás poniendo barreras con Sebastián porque en el fondo lo sigues esperando, no lo sé.

 

Oliver alzó ambas cejas, tomando un poco de su naranjada antes de continuar.

 

—Estás lastimada…

—No, no, no. Lastimada no —interrumpo—, humillada es lo correcto. Me dejó por cogerse a la tal Carla. ¡Aghh!

—De acuerdo, ¿entonces? ¿Segura que solamente lo estás rechazando porque no quieres perder su amistad?

—Sí. Eso es, yo… No quisiera lastimar a Sebastián, ¿y si sale algo mal? ¿Y si no resultamos como pareja? No, no podría.

 

Enfoqué mi atención por un momento en mis rollos primavera y decidí continuar comiendo como mi mejor amigo, de alguna forma evitando esta conversación en la que el nombre de mi ex se vio inmiscuido una vez más. No podía aceptar frente a Oliver que probablemente tiene un poco de razón, eso sería confirmarle que me conoce bastante bien y todavía quería creerme la mentira de que —para mis amigos— Matías ya es un tema superado.

La pantalla de mi celular se encendió y llamó mi atención por completo, excusa que utilicé claramente para evitar a Oliver. Tenía un WhatsApp de un teléfono desconocido.

 

559830…: ¡Hola! Soy Daniel, dejaste tu número en una servilleta, así que creo que…

 

—¿Por qué esa cara? ¿Quién te escribió?

—¿Qué?

—Tu sonrisa.

—Ah… No, nada. Ingrid. —Me escudo rápidamente—. Está taaan enamorada, tanto que ha superado a Elián.

 

Él parecía sorprendido, tanto como yo cuando por la mañana recibí aquel mensaje de Ingrid aceptando que se ha enamorado de Gabriel, se ha enamorado al nivel de que está dispuesta a tener una relación a distancia con él.

 

—¿En verdad? ¡Eso sonaba imposible!

—Te lo juro. Así que si ella pudo con lo de Elián, yo puedo con Matías. Es más, Matías ahorita ya es irrelevante, que siga su vida la tal Carla, no me importa.  

 

No me gustó nada la sonrisa que apareció en el rostro de Oliver, mucho menos que haya decidido escudarse en su naranjada para evitar continuar con nuestra conversación.

 

—Okey, puede que tengas razón. —Finalmente lo acepto, bajando la mirada—. Quizás si estoy poniendo barreras con Sebastián por lo de Matías.

—¿Tanto te costaba aceptarlo?

—He estado demasiado molesta estos últimos meses y… A pesar de que quiero pagarle con la misma moneda a Matías, no puedo hacerlo con Sebastián, no podría lastimarlo a él.

—Es válido, pero, ¿por qué no dejas todo el drama de Matías atrás y le das una oportunidad más a Sebastián? Dejando todo tu enojo y barreras en casa, para ver qué sale.

 

Terminé con mi último bocado de mi rollo primavera mirando a Oliver, pensando de nuevo si debía darle una segunda oportunidad a Sebastián. Pero, ¿y si él ahora no quería dármela? Hoy fue bastante claro, me dejó sola y se fue bastante molesto.

 

—¿Te conté de un chico que me invitó un café el otro día?

—¿El del macchiato?

—Ajam. Hoy cuando Sebastián me dejó, se acercó a mí y platicamos un ratito. Se me hace agradable.

 

Oliver sonrió pícaramente, haciendo un movimiento realmente raro con las cejas, ¿ahora qué estaba pensando?

 

—¡No, no, no! Ni lo conozco, quítate tus ideas raras de la cabeza.

—Anette, Anette, lo que tú necesitas es dejar fluir todo. Sea con Sebastián, sea con el chico del macchiato, sea con una galleta de la fortuna que incluso ella te dice que no debes desperdiciar lo que se te ponga en frente.

—No creo en los mensajes de las galletas de la fortuna.

 

Dirigí una vez la mirada hacia el papelito que salía de la galleta de la fortuna y decidí sacarlo por completo para leerlo. «No desperdicies tu tiempo dudando cuando la oportunidad misma se presenta ante ti. Ahora es tiempo de seguir adelante».



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Editado: 30.12.2023

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