Este fin de semana de diciembre pintaba para ser uno memorable. Rendí el último parcial para fisicoquímica y lo sentí realmente sencillo, esta vez estaba segura que tendría una buena calificación en el semestre y lo mejor es que sentía que me había vuelto una «experta» en la materia, justo como Ingrid y Daniel me lo dijeron cuando les di la noticia de mi fallido extraordinario. Además, este domingo diez, Dan y yo vamos a ver a KMF en vivo en el Plaza e Ingrid llega el sábado, definitivamente este fin de semana va a ser increíble.
No podía con la emoción del concierto, creo que fue de lo único que hablé durante el almuerzo. Rendimos el parcial y Julieta y yo nos fuimos corriendo a la cafetería de la universidad por unos molletes y un café caliente, pero parece que toda esta euforia del concierto la ha cansado ya. Julieta no ha dejado el celular y desde hace rato que está tratando de guardar sutilmente sus cosas, solo está esperando el momento indicado para despedirse.
—¿Te vas? —Le cuestiono a Julieta.
—Sí, yo... Voy a ver a Eric.
—Entiendo.
Me puse de pie y acomodé la silla, tomé mi mochila y la acompañé hacia la salida de la cafetería. Se suponía que hoy pasaríamos la tarde juntas, que iríamos a Rebel Wings por unas boneless, pero Eric me la ha robado —como ya es su costumbre últimamente— o por lo menos, eso me hizo creer. Al final, no puedo culparla, sigue en plena luna de miel después de la reconciliación que tuvieron por su última pelea, así que es obvio que para ella sonaba más entretenido pasar su tarde con su novio que conmigo.
Ingrid Vivanco: Entonces, ¿qué día te voy a ver? Recuerda que mañana llego en la noche.
Anette Ibarra: Hmm no lo sé aún, el domingo es el concierto de KMF, en la semana voy por calificaciones, la pregunta aquí es... ¿Gabo me va a dejar un día libre con mi mejor amiga?
Ingrid Vivanco: ¡Ay ya ni me recuerdes a Gabo que estoy súper estresada! No sé qué voy a hacer... Bueno sí, estrenar toda la ropa linda que me compré y la lencería y la depilación que me haré el martes en México. Estoy segura que en la semana que viene me lo doy.
Subí a mi automóvil y bloqueé mi teléfono para dejarlo a un lado, los mensajes de Ingrid van a tener que esperar un momento. Encendí el carro y lo puse en marcha, dispuesta a salir del estacionamiento con dirección a Copilco, ya que mis planes con Julieta han sido cancelados y dado que no quiero regresar a casa, esperaba ser bien recibida en el apartamento 1212.
—¿Te interrumpo en algo importante?
—No, para nada, entra.
Daniel se hizo a un lado para dejarme pasar, el departamento estaba tan silencioso, suponía que Héctor y Melisa no estaban aquí.
—Ahmm... ¿Y tus roomies?
—Héctor se quedó en la facultad trabajando en unas cosas y Melisa, no tengo la menor idea.
—Así que estamos solos.
—Sí, ¿qué quieres hacer? —Pregunta—. Porque ahmm...
Lo interrumpí con un beso en los labios, realmente ansiaba besarlo. Retiré mis manos de su rostro y tomé las suyas, jalándolo hacia su habitación, una clara declaración de las intenciones que tenía para nuestra tarde. Después de que Ingrid me contó de sus planes con Gabriel, tuve algo en mente durante el camino hacia acá, algo que quizás es momento de hacer y dado que estamos solos, creo que no habrá ningún inconveniente con explorar un campo que no he explorado con Dan.
Así que una vez que estuvimos dentro, me encargué de cerrar la puerta y me senté en la cama, esperando a que él entendiera la indirecta.
—Estamos solos.
—Sí, ahmm ya me había quedado claro. —Replica.
—Dan, creo que no has entendido.
—Anette, no... No me siento bien, traigo un dolor de cabeza terrible desde la mañana.
—Bien, el sexo lo quita, necesitas endorfinas que liberar.
Volví a tomar su mano, atrayéndolo hacia mí para besarlo con aquella pasión que le hacía una clara invitación sexual. Tenía ganas de hacerlo esta vez, ya ha pasado más tiempo, creo que puede ser el momento indicado ahora. Sin embargo, él me detuvo, no dejó que hiciera el más mínimo intento por remover su camiseta blanca, se ha separado llevándose la mano izquierda a la frente.
—Ann en serio me siento terriblemente mal, sólo tengo ganas de dormir. Lo estaba haciendo cuando llegaste, ¿te molestaría dejar esto para después?
—Bien, está bien. Lo siento.
—¿Te apetece tener una nap date?
—Siempre.
Me quité los zapatos y él imitó mi acción, ambos nos encargamos de remover el edredón para meternos en la cama y así tomar una pequeña siesta como últimamente lo hacíamos los viernes. Porque es cierto que poco a poco hemos intercambiado las citas en el exterior y las hemos reemplazado con pasar por lo menos una hora durmiendo aquí.
Sin embargo, no podía conciliar el sueño tan fácil como él lo hizo. Es la segunda vez que me rechaza, la primera vez fue por el tiempo que llevábamos saliendo y ahora porque «muere de sueño» y ni siquiera estoy segura si realmente está dormido. Se ha volteado, está durmiendo sobre su brazo derecho y esta vez no ha querido abrazarme, ¿habré hecho algo mal? ¿Será que no me desea sexualmente y que Oliver tiene razón y que lo nuestro es solo atracción intelectual?