No me gustaba la persona en la que me estaba convirtiendo, pero no podía controlarme. No entendía en qué momento mi mundo comenzó a girar 24/7 alrededor de Matías, ¿qué hacía? ¿En dónde estaba? ¿Cuál era su última conexión? ¿Por qué tardaba tres horas en contestar? ¿Con quién estaba? Me había convertido en una versión bastante tóxica de mí, de Facebook a Instagram, de Instagram a WhatsApp, ver qué es lo que hace Matt se ha convertido en mi obsesión los últimos días y eso comenzaba a ser demasiado agotador.
Anette Ibarra: Tú y yo, cine mañana. ¿Quieres?
Matías Licea: Me gustaría mucho pero ¿recuerdas a Richie? El chico que te presenté el día del curso de oratoria.
Anette Ibarra: Ajá, ¿qué tiene?
Matías Licea: Me invitó a hacer voluntariado mañana y no sé a qué hora vayamos a terminar. ¿Podemos dejarlo para el domingo?
Bloqué el celular, meditando un poco. No entendía porque Matías no quería salir conmigo, ¿acaso no es así como funciona? De lunes a viernes estamos lejos pero los fines de semana debían ser nuestros, así funcionó durante cuatro meses con Daniel. ¿Por qué me sentía así? ¿Por qué sentía que estaba tras de él rogando por un poco de atención?
Anette Ibarra: Hola, ¿tienes plan para mañana?
Había quedado de verme con Oliver en Oasis para platicar un rato. No era el plan que realmente quería para hoy pero no me ha quedado de otra y no quiero quedarme en casa haciéndome mil ideas y armando mil escenarios hipotéticos en la cabeza. Pensé que si salía un rato de casa podría dejar de stalkear a Matías aunque sea un momento, tal vez mantenerme distraída con cualquier otra cosa que no fuera mirar su última conexión y preguntarme hasta qué hora pensaba hablarme es algo que realmente necesito.
—Ann, ¿me estás escuchando?
—Sí, sí.
—A ver, dime, ¿qué te dije?
En realidad no le había puesto atención en lo absoluto. No entendía qué mierda me sucedía, ni porque me sentía de esta manera, ¿en qué momento mi mundo comenzó a girar alrededor de él?
—Lo siento, ¿puedes repetirlo?
—Te estaba diciendo que es probable que me cambie de trabajo porque el proyecto en el call center ya no me está gustando ni el ambiente y que me están empezando a cagar mis compañeros.
—Oh... Pues si ya no te sientes cómodo, hazlo.
Vi a Oliver a los ojos, esa mirada, no le gustó para nada mi respuesta y creo que fue demasiada desinteresada de mi parte.
—Quiero decir, creo que es importante que te sientas cómodo en el trabajo, finalmente, pasas demasiadas horas ahí. Si eres infeliz, ¿por qué seguir?
—Sí, además me cambiaron el horario y está muy pesado ahora, estoy buscando ya trabajo en otro lugar. Algo más cerca también, viajar diario tanto tiempo también me estresa muchísimo.
—Supongo. Ojalá que sí.
—¿Quieres ir por un bagel?
Asentí con la cabeza, tomé su brazo y caminamos hacia el área de comida rápida para ir por un bagel a Join Os. Mientras Oliver fue a ordenar para ambos, yo busqué una mesa para sentarnos. Una vez que me senté, saqué mi teléfono del bolso y miré el último mensaje que le mandé a Matías, no había respuesta aún...
—¿Anette?
Una voz femenina llamó mi atención, bloqueé mi teléfono y volteé a ver a la chica de 1.60 m que estaba parada frente a mí. Miré sus ojos hazel a través de sus lentes, esa media sonrisa sin mostrar los dientes, Liz estaba ahí y se acercó velozmente para saludarme con un beso en la mejilla.
—Hola, hace mucho que no te veo. —Le digo—. ¿Cómo estás?
—Bien, he estado bien. ¿Tú?
—También, bastante bien de hecho.
Silencio incómodo, ambas sabíamos quién nos mantuvo unidas durante algunos meses, ¿sería prudente sacarlo al tema de conversación?
—Sé que Dan te sigue escribiendo. —Finalmente lo suelta, era inevitable—. Y yo, sé que es muy difícil que lo perdones, lo entiendo. Y también entiendo que no quieras perdonarme a mí, ni a Héctor, ni a Melisa, pero los tres creíamos que era un tema del que debían hablar ustedes dos.
—Liz, no me siento de ánimos para tocar ese tema de conversación.
—Ahmm hola, lamento interrumpir.
No en realidad, agradecía con todo mi ser que Oliver haya llegado a la mesa, me ha salvado de continuar hablando de un tema que aún lograba, más que molestarme, incomodarme un poco.
—Ahmm Oliver, ella es Liz, Liz, él es mi mejor amigo.
—Hola. —Musita ella, esbozando una ligera sonrisa en el rostro.
—Hey, así que...
—Yo ya me iba. —Comenta Liz—. Me dio gusto verte Anette.
—Igual, cuídate.
Me despedí de ella moviendo la mano, definitivamente todo esto había sido demasiado incómodo, incluso para Oliver, quién al sentarse frente a mí con la charola de comida, me miró de una manera muy rara.
—Creo que ella es amiga de Daniel, ¿no? Liz, Liz, por ahí llegué a escuchar ese nombre.
—Sí, era ella. Fue muy raro, algo... incómodo.
—¿Te sigue escribiendo? —Oliver da una mordida a su bagel, cuidando que el aderezo no resbale—. Dan...
Asentí con la cabeza, desbloqueando mi celular para mostrarle el correo que ha enviado hace dos días.
—No ha dejado de escribirme un solo día desde que me enteré de lo de Andrea. Pide perdón, manda poemas, se desahoga o escribe tres líneas, eso me lo envió hace dos días. El link de esa canción y la invitación para que vayamos a ese concierto de esa banda que no conozco, la fecha está muy cercana a mi cumpleaños y dice que sería una buena oportunidad para celebrar mis veintiuno. Es obvio que no voy a ir con él, ¿en verdad cree que lo haría?