Solo te quiero para mí [1]

Capítulo 44

—¿Hola?

La voz me temblaba junto con la mano que sostenía mi celular. Escuchar su voz de alguna forma fue reconfortante. ¡Dios mío! Pasaron solo dos días y ya lo echaba de menos, ¿en serio era posible extrañar tanto a alguien?

—Tristán me contó lo que pasó con tu mamá. ¿Estás bien? ¿En dónde estás ahorita? ¿Estás en la universidad aún?

—No. Estoy en el despacho de mi papá.

—¿Quieres que vaya a verte?

—Verte definitivamente me haría bien, no sabes cuánto te necesito. —Le digo, en serio que estoy siendo sincera—. ¿Tú estás en la universidad?

—Sí, estoy en una clase pero saliendo de aquí puedo ir a verte. ¿Quieres que vaya?

Matt... Mi Matt ha regresado. ¿En verdad me está preguntando si quiero verlo? Creo que conoce la respuesta, yo siempre quiero verlo. Y mucho más ahora. Solo quiero que me dé el abrazo que he estado esperando desde el sábado, quería tocar su rostro, pedirle perdón por cómo me comporté cuando dije todo eso. Quería arreglar esto de una vez por todas y retomar nuestra relación, esa relación tan bonita que construimos en el verano. Me quitaría un peso de encima escuchar de sus labios que me perdonaba por todo lo que sucedió el fin de semana.

—¿A dónde vas? —Cuestiona papá al verme tomar mi mochila.

—Voy a ir a Delta, voy a ver a Oliver para distraerme un poco. —Miento, sin mirarlo a los ojos—. Llevo todo el pensando en mil cosas, me duele la cabeza. Necesito distraerme.

—Está bien, pero vuelve a las ocho a casa. Vamos a hablar con tu mamá, de todo esto y de lo que se ha venido arrastrando durante todo el año. —Menciona, cruzando los brazos—. Ya estoy cansado, toda esta situación se dio desde que empezaste a salir con Daniel y hasta hoy se salió de control.

—Ahí estaré, creo que con mayor razón necesito distraerme, antes de hablar con ella.

Me acerqué a dónde estaba mi papá para abrazarlo, él solamente besó mi frente y no dijo nada más, con un ademán me hizo saber que debía irme, señalando la puerta. Caminé sin mirar atrás, aún había problemas por solucionar en casa pero eso poco me importaba ahora, solo quería llegar a Matías.

Hemos quedado de vernos en un Starbucks cerca de su universidad, por lo que tenía que apresurarme a subir al auto para poder llegar a tiempo o de lo contrario, si dejaba pasar más tiempo encontraría un tráfico infernal porque me cruzaría con todas esas personas que salen de sus empleos. Debo aceptar que saber que iba a verlo me subió el ánimo de una manera exhorbitante, creo que jamás va a saber lo mucho que logra afectar mis emociones con una sola acción como lo es el vernos, nunca va a comprender lo mucho que significa para mí verlo hoy aunque sea un ratito, de alguna u otra forma sanaría mi corazón al decirle todo eso que me guardé toda la noche del sábado y todo el domingo.

El sonido de la llamada entrante de mi mamá me asustó por completo, miré la pantalla del auto y dudé un poco si debía contestar. ¿Mi papá habrá hablado con ella o por qué después de tantas horas quiere comunicarse conmigo? No quería responder, no quería que me amargara el camino, pero sabía que si no lo hacía las cosas empeorarían y era lo que menos necesitaba. Realmente hoy no quería dormir con mi tía, quería dormir en paz en mi cama.

—¿Hola?

—Anette, perdóname hija. Estaba muy molesta por algo que pasó ayer con mi hermano, no puedo contarte bien qué es porque le prometí a tu abuela que lo mantendríamos entre nosotros, la verdad descargué mi enojo contigo y con Frida después. No sé qué es lo que me pasa que últimamente tengo los nervios de punta siempre, no fue mi intención decirte todo eso, por favor vuelve. ¿En dónde estás?

—Estoy rumbo a Delta, voy a ver a Oliver un ratito. Mi papá me dijo que a las ocho regresara a casa.

—Está bien, creo que necesitamos platicar tranquilamente. Aquí te espero.

No dije nada más, en realidad creo que ni siquiera tenía palabras para ella. Sea lo que sea que haya discutido con mi tío y mi abuela es algo que no justificaba la actitud que tuvo hoy conmigo en la mañana, ¿y con Frida? No lo sé, no sé qué ha sido de la pobre Frida durante todo el día, no supe si fue mamá quién la llevó al colegio y tampoco sé quién la regresó a casa hoy, me desatendí por completo de ella. Continué conduciendo, activando los limpia-parabrisas porque ha comenzado a llover, debí saber que el día iba a estar horrible porque se nubló desde que salí de la universidad y ni siquiera traigo un suéter que realmente me cubra bien.

Solo esperaba no resfriarme. Entré al estacionamiento y dejé el auto en la parte techada de éste, cubriéndome con el delgado cárdigan que traía esta mañana, el viento se sentía horrible sobre mi cara y yo, lo único que hice para mitigar el frío fue cruzarme de brazos y caminar lo más rápido posible hacia adentro del Starbucks, esperando con todo mi ser que Matías ya estuviera ahí.

Sentí como un peso se quitó de encima de mis hombros cuando lo vi parado mirando el menú, ¡Dios mío! Cuánto lo eché de menos, ni siquiera lo saludé, solo me acerqué a él y lo abracé por atrás con mucha fuerza, obligándolo a voltear y obligándome a soltarlo un poco para poder cambiar la posición al abrazarlo. Alcé la mirada, Matías no me sujetaba con la misma fuerza que yo y al mirarlo a los ojos me di cuenta por la forma en la que me veía que todavía seguía molesto conmigo. Sé que está aquí por lo que le dijo Tristán, pero dentro de mí todavía está viva la esperanza de que esté aquí porque me quiere.

—¿Quieres que pidamos algo? ¿Qué se te antoja? Supongo que algo caliente, estás helada de las manos.

—Sí, sí, ¿me puedes pedir un latte, por favor?

Matías asintió con la cabeza, sacando su celular de su bolsillo.

—¿Ya comiste? —Pregunta, yo me negué con la cabeza, no he comido nada desde la mañana—. ¿Qué se te antoja? ¿Quieres un panini? Tienes que comer algo.

—Está bien. ¿Quieres que busque una mesa?



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En el texto hay: romance, jovenadulto, exnovio

Editado: 30.12.2023

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