Capítulo 2
Cameron
¿Es normal que me parezca caliente ver a una mujer pegarle en la mandíbula a un tipo mucho más grade que ella?
Puedo asegurar que los demás hombres que presenciaron todo el asunto piensan que sí, al igual que yo.
Pero la chica tiene razón en algo, aquel lugar no es uno que me gustaría seguir frecuentando. El sábado me vi en la obligación de ir a aquel depósito porque Jordan me lo pidió y porque no quise que fuese sola a un lugar así. Bueno, no iba a ir sola, iba con su novio, Liam, pero eso me puso aún más nervioso. Liam no es un mal tipo, pero hay algo en él que no me cuadra. Demasiado fino, demasiado remilgado y eso parece ser una actuación. Jordan no se da cuenta porque está hasta las trancas por el hombre.
Lo que sí es seguro es que no voy a volver a aquel lugar. No lo haré aunque me prometan que Blake estará allí demostrando sus habilidades en la pelea. No, me conformaré con solo ir a fiestas de fraternidad donde sé que habrán muchas chicas mostrando mucha piel, sin ningún rastro de tinta –o, tal vez, solo tendrán una pequeña parte del cuerpo cubierta de tinta– y sin aquellas curvas provocativas, pero libre de complicaciones. Porque eso es lo que promete una chica como Blake, complicaciones.
Entro en la cafetería de la universidad y busco a Jordan con la mirada. Nada, ni rastro de ella.
Me pongo en la fila de la comida y, una vez tengo mi almuerzo, me siento en una mesa vacía a comer y esperar a Jordan.
Pasan los minutos y nada que la susodicha llega. Los que si entran por las puertas de la cafetería, compran comida y se sientan en la mesa de al lado, son Blake, Kurt y Alex.
Están discutiendo, desde que entran hasta que se sientan en la mesa junto a la mía. Lo deduzco porque las mejillas de Blake, normalmente pálidas, están tornándose cada vez más rosas mientras le susurra algo a su hermano, este solo la mira impasible mientras ella despotrica sin detenerse. De un momento a otro, los papeles se intercambian y Kurt empieza a rebatir lo que ella estaba diciendo anteriormente. Lo que sea que Kurt le dice a Blake, hace que se enoje tanto que la chica se levanta y le grita:
—¡Vete al demonio, Kurt!
La observo alejarse con paso airado hasta que se pierde de mi vista.
—No era la forma de decírselo, Kurt —dice de pronto Alex, que permaneció en silencio durante toda la discusión.
Kurt le gruñe en respuesta y se dispone a comer, lo que hace que el otro continúe su almuerzo en silencio.
Aparto la mirada de ellos.
Blake, Alex y Kurt son bastante conocidos en el campus, y no por cosas buenas. Corren diferentes rumores sobre ellos, como lo que hacen para ganar dinero. Es bien sabido que si quieres algo de marihuana, cocaína o sus derivados, debes acudir a ellos. En las fiestas de fraternidad siempre verás a alguno de los tres –o a los tres, porque parecen un combo, donde va uno van los tres–. Ellos nunca faltan, aunque siempre que se presentan en una fiesta, no duran mucho tiempo alrededor, a menos que encuentren a alguien con quien pasar el rato.
Esa es otra de las cosas por las que son conocidos, por acostarse con el 80% de la universidad. Kurt y Alex con las chicas y Blake con chicos. El otro 20 % con el que no tienen relaciones sexuales son los homosexuales, las lesbianas, los de primer año y los que no nos gusta su fama. No los juzgo en ese aspecto, al fin y al cabo, hay un montón de estudiantes que hacen lo mismo.
No los juzgo solo en lo del sexo y en lo de las peleas ilegales, tanto los que van a verlas como los que pelean lo hacen por voluntad propia. Sin embargo, en el tráfico de drogas en el campus sí que los juzgo.
Estoy por de terminar de comer cuando Jordan por fin se aparece acompañada de Jazmine, su inseparable mejor amiga. Se conocieron cuando ambas entraron a una hermandad en donde les tocó compartir dormitorio y se hicieron cercanas desde entonces.
Jazmine es una mujer hermosa, de esas que siempre tiene todas las miradas en ella. Con el cabello rubio que llega hasta la mitad de su espalda, una estatura más o menos de 1.70, delgada, pechos de tamaño promedio y un trasero muy bien ejercitado es, junto a Jordan, una de las chicas más hermosas de la facultad de economía. Su belleza me llevó a invitarla a salir varias veces y me acosté con ella varias veces también, pero no tenemos una relación seria. Algo no me inspira a formalizar con ella y desconozco el motivo.
Se acercan sonriendo las dos por algo que Jordan dice y se sientan frente a mí.
—¿Por qué el buen humor?
—Jordan me estaba contando sus aventuras del sábado —responde Jazmine.
—¿Y qué es tan gracioso de nuestra aventura del sábado?
—No es la aventura, es la gente implicada —explica Jazmine—. Nos encontramos con la marginal de los tatuajes mientras veníamos de camino y Jordan me contó que la chica ésta dijo con orgullo que su hermano iba a ganar esa pelea ilegal.
—Todavía no le veo lo gracioso —digo, mi humor volviéndose un poco gris.
Sé que Blake y compañía no son la imagen de buena conducta ni las personas más legales, pero no tenemos porque hablar de ellos de forma despectiva.