Capítulo 4
Cameron
Esta noche salí con la finalidad de quitarme a cierta chica tatuada de la mente. En un principio creí estar haciéndolo bien, incluso ya había pensado en irme con Jazmine luego de la fiesta para tener un poco de acción después de varios días de abstinencia. Pero todo se fue al caño.
La chica que se la pasa metida en mis pensamientos arruinó mi progreso con solo entrar en la misma habitación que yo. Pero eso no es todo. Ahora la señorita se encuentra bailando de la forma más sexi que he visto y ya ni siquiera puedo prestarle atención a Jazmine.
La veo mover sus caderas contra Alex y me encuentro con ganas de que me haga un baile privado y mientras menos ropa tenga ella, mejor.
—Es tan vulgar —escucho decir a Jazmine a mi lado, lo que hace que ponga mi atención en ella por un momento—. Ni siquiera sé qué hace aquí. Estoy segura de que Brandon no invitaría gente como ella.
Me trago las ganas de decirle que este es un país libre y los demás pueden hacer lo que les venga en gana pero sé que le va a entrar por un oído y le va salir por el otro.
Sigo mirando el baile de Blake mientras Jazmine resopla con rabia cada vez que ella hace algún movimiento que me hace pensar en ella haciendo esos movimientos para mí.
El hermano de Blake aparece unos instantes después en la habitación, niega con la cabeza cuando los ve y les grita algo. Al escucharlos, los otros dos dejan de bailar y Blake suelta una carcajada por lo que sea que les haya dicho Kurt.
—Voy a buscar a Jordan —anuncia Jazmine—. ¿Vienes?
—Las espero aquí —respondo y ella se va hacia el patio trasero.
Cuando vuelvo mi vista hacia donde está Blake, ella ya no está ahí, pero su hermano y Alex si están, así que ella no ha estar muy lejos.
Camino hacia el vestíbulo buscándola, no sé con qué propósito y tampoco se qué le diré cuando la encuentre, pero ya pensaré en algo cuando lo haga. Subo las escaleras y camino hacia el cuarto de baño. En vez de llamar a la puerta, entro y me encuentro a Blake frente al espejo.
—Tienes suerte de que no estuviera mostrando todo porque te mataría. —Le sonrío.
—Me acabas de mostrar todo hace unos minutos. —Me mira a través del espejo con una expresión seria—. Además, debiste poner el seguro.
—Sal, entonces, para que pueda poner el seguro. —En lugar de hacer lo que me dice, entro y cierro la puerta.
—De hecho —comento, acercándome a ella—, necesito usar el lavado. Por eso estoy aquí.
—¿No puedes esperar a que termine? —Se cruza de brazos con indignación.
—No, no puedo esperar. —Rueda los ojos y empieza a caminar hacia la puerta.
—Bien, yo me voy entonces. —Cuando intenta pasar por mi lado, doy un paso lateral, obstruyendo su paso.
—De hecho, puedes quedarte y hacerme compañía. —Adquiere una expresión sorprendida que voy a guardar en mi mente por siempre, pero la cambia rápidamente por una de fastidio.
—No voy a verte usar el lavado.
—Si tú me diste un vistazo de tu ropa interior, yo tengo que devolverte el favor. —Retrocedo hasta apoyar mi espalda en la puerta—. Ya sabes eso de “dar y recibir”. —Parpadeo varias veces con inocencia—. Soy así de bueno.
Blake enarca una ceja, yo le sonrío.
—Estoy segura de que eres muy bueno —dice, remarcando la palabra “muy”—, pero no fue mi intención mostrarte mi ropa interior y no quiero que me devuelvas el favor.
—¿No fue tu intención? —pregunto con fingida sorpresa—. Vaya, debí interpretar todo mal.
—Si, es un terrible mal entendido.
—No diría que fue terrible.
—Puedo apostar eso. —Avanza un paso y señala la puerta—. Aclarado el malentendido, me gustaría irme.
—Puedes quedarte y hablar conmigo. —Le sonrío y ella se pone las manos en las cadera.
¡Alerta de pose de guerra!
—¿Esto es una especie de encerrona? —Sonrío aún más.
—No, nada que ver, pura casualidad y nada más.
—Necesito irme —dice, apretando los dientes.
Viendo que se está enojando en serio, me hago a un lado.
—Bien, te dejo en libertad.
Niega con la cabeza y camina de nuevo hacia la puerta.
—No sabes con quién te estás metiendo, niño rico. —Abre la puerta—. Aléjate de mí.
Sale del cuarto de baño y cierra de un portazo.
Medito un poco sus últimas palabras y me digo a mi mismo que le haga caso, pero algo no me lo permite. No puedo dejarla en paz.
Cuando bajo, Blake y sus amigos ya no están. Decepcionado, camino hacia la cocina. Ahí están Jordan, Liam y Jazmine hablando y riendo de algo que Liam dijo.
—Creo que es hora de irme —les digo cuando estoy cerca de ellos.
—¿Qué? —chilla Jazmine— ¿Por qué?
—Estoy cansado.