Capítulo 6
Cameron
Miro la hora en mi reloj de muñeca y maldigo para mis adentros.
Es tarde y Jazmine me va a matar por dejarla plantada, pero no soy capaz de irme sabiendo que Blake está mal por lo de su madre.
Por lo poco que escuché, Lucy tiene leucemia y ya no está respondiendo al tratamiento. El médico les dijo que todavía le queda bastante tiempo de vida y ellos no tienen que preocuparse por eso en este momento. Claro, es más fácil para él decirlo que para ellos escucharlo.
Miro la hora de nuevo, 20:37 horas.
Hace más de media hora que tenía que haber pasado por Jazmine. Ha estar que echaba humo, y Jordan también, pero no tengo mi teléfono encendido y de esa forma no sé la magnitud del enfado de cada una. Aunque estoy seguro que el de Jazmine es mil veces peor que el de Jordan. Hace un rato hablé con Jordan y le dije que no iba a llegar con lo que me pidió, sin más explicaciones, y luego corté la llamada y apagué el teléfono.
Escucho un resoplido proveniente de el lugar donde Alex está sentado. Él no pudo entrar con los chicos porque solo pueden entrar familiares. Se quedó sentado al otro lado de la habitación y, de vez en cuando, hace un sonido despectivo que, estoy seguro, todos van dirigidos a mi. Lo ignoro todo el rato. No me importa que él no me quiera aquí, la única cuya opinión me importa me abrazó y me agradeció por la ayudar.
—Sabes, Cameron, tengo curiosidad sobre tú estando aquí —habla Alex, llamando mi atención.
—Ayudé a Blake a traer a su mamá hasta aquí.
—Eso es lo que ella dijo —Se endereza en su asiento y me mira con curiosidad genuina—, pero yo quiero saber lo que te motivó a, no solo a ayudarla, sino también a quedarte cuatro horas en un hospital con ella.
—Yo no tengo porqué darte explicaciones.
Alex aprieta la mandíbula y me da una mirada dura, señal de que no le gusta mi respuesta.
—Tienes que darme una explicación porque soy su amigo y me preocupo por ella.
Me río.
—¿Este eres tú siendo su amigo o estando celoso?
—Puede que de vez en cuando Blake y yo tengamos nuestros encuentros —habla con una voz que gotea seriedad—, pero me preocupo por ella como mi amiga. Si el día de mañana ella no quiere volver a acostarse conmigo, no me importa. —Se cruza de brazos. Su postura me dice que esto es serio—. Pero si algún tipo quiere acercarse a ella para algo más que sexo, entonces, mis alarmas se encienden, ¿quieres saber por qué? —No espera mi respuesta—. Porque un tipo que quiera algo serio con ella va a querer que cambie su forma de actuar, su forma de ganarse el dinero, y eso es algo que ella no se puede permitir.
—Yo no quiero que ella cambie —aclaro—, solo quise ayudarla.
—No soy tonto, Cameron —dice, remarcando mi nombre—, y puedo ver que ella te gusta. Pero te advierto que ella no va a dejar de hacer su trabajo por un recién llagado. —Mira las puertas por donde los hermanos se fueron y suspira—. Tiene mucho que perder.
—Mira, Alex, no estoy aquí con segundas intenciones. No quiero nada de ella. —Le doy una mirada altiva, haciéndole saber que yo también hablo en serio.
—Entonces, mantente jodidamente alejado ella. —Vuelve recostar la espalda en la silla y mira hacia el frente—. Ya tiene suficientes problemas como sumarte a la lista.
No le respondo nada; sería inútil seguir defendiendo mi caso. Alex no va a entender que mis intenciones con Blake no son volverme un problema. Yo solo quiero saber qué demonios me pasa con ella. Nada más.
Cuando se hacen las nueve, Kurt y Blake salen a través de las puertas de cristal y parecen aún más devastados que antes. Blake tiene los ojos hinchados y su maquillaje está corrido. En el rostro de Kurt no hay evidencia de lágrimas, pero parece llevar toda la carga del mundo sobre él.
Alex se pone en pie de un salto y se acerca a Kurt.
Blake camina hacia mí y yo me pongo de pie.
—Pensé que ya te habías ido —comenta.
Kurt y Alex inician una caminata hacia la salida. Blake y yo los seguimos.
—Estoy sin auto. —Ella parece recordar cómo llegué hasta aquí y asiente—. También quería comprobar que estabas bien.
—Pues ya lo estás viendo —sonríe amarga—, no estoy nada bien.
—Siento mucho lo de tu madre. —Salimos al exterior y la noche nos da la bienvenida— ¿Puedo hacer algo para ayudarte?
Blake niega.
—Ya hiciste suficiente. —Caminamos hacia el estacionamiento y nos detenemos a unos metros del auto de su hermano y Alex—. Gracias. No tenías que hacer lo que hiciste, pero gracias.
—No fue nada y sí que tenía que hacerlo —le sonrío.
Ella no parece estar de acuerdo conmigo, pero no discute.
—¿Quieres que te lleve hasta tu auto? —propone.
Quiero decir que sí para pasar un poco más de tiempo con ella, pero ha de estar cansada.
—No hace falta, voy tomar un taxi.
Asiente.