Capítulo 9
Blake
Voy caminado con parsimonia por el pasillo, rumbo a mi última clase, cuando Jordan se atraviesa en mi camino con una sonrisa resplandeciente en la cara.
Me detengo antes de chocar con ella y la miro, extrañada.
—Dicen por ahí que iremos a una fiesta el sábado.
Me aguanto las ganas de proferir una maldición en contra de Cameron. ¿Qué no puede salir sin su querida prima?
—Eso parece —digo entre dientes.
—¡Genial! —Da un saltito y luego se pone a mi lado. Entrelazando nuestros brazos, inicia su marcha arrastrándome con ella—. La verdad es que estoy un poco ansiosa por la fiesta. No es mi ambiente ni mi estilo, pero si vamos contigo estoy segura de que encajaremos un poco más.
‘No es mi ambiente ni mi estilo', hace eco en mi mente. Hace menos de veinticuatro horas su querido primo me dijo algo parecido y me afecta más de lo que estoy dispuesta a admitir. O sea, no hace falta que este par de tontos, que no tienen ni idea de lo que es la vida real, me lo repitan. Sé muy bien que no soy el tipo de persona a la que frecuentan, pero no hace falta que me lo lancen a la cara. Además, yo nunca los he querido cerca, su primo es el que me persigue.
—No te preocupes —digo con sarcasmo, tratando de caminar al mismo paso que ella—, con Liam seguro te acostumbras a frecuentar esos lugares.
—Sí, debo acostumbrarme —concuerda con una mirada triste—. Pero no es cómo si él me diera esa oportunidad. En todo el tiempo que tenemos juntos solo he ido pocas veces a las peleas con él. Del resto, siempre salimos a lugares más discretos, como restaurantes, al cine. Ese tipo de cosas.
¿Quién entiende a esta mujer? Hace un segundo acaba de decir que ese no es su ambiente ni su estilo, ¿y ahora se queja porque su novio no la lleva a ver las peleas clandestinas?
Jordan está loca.
—Él tendrá sus razones. Además, tú misma lo dijiste, no son el tipo de sitios que tú frecuentas.
Espero que capte la puya.
—No puede ser tan malo. Digo, que tienen su fama, pero no creo que sean tan perturbadores como todos dicen que es.
Ahora me muero de ganas de que vea lo perturbador que puede ser ir a una fiesta en casa del novio de Layla. Me trago la culpabilidad por hacerles esto, ellos se ganaron un pase directo para ver en primer fila nuestra forma de vivir. Mi plan es malvado y cruel, y no voy a permitir que la culpabilidad me detenga. Luego puedo llorar por ser tan perra.
Llegamos al aula en la que tengo mi siguiente clase y detenemos nuestro andar.
—Supongo que lo averiguarás pronto. —Deslizo mi brazo del suyo y doy un paso atrás—. Nos vemos luego.
—Claro que nos veremos luego —dice alegremente—, quiero que me ayudes a elegir mi atuendo para la fiesta.
Pánico se instala en mi pecho, pero lo oculto con una sonrisa de cortesía.
—Eh, no creo que sea buena idea.
Jordan hace un puchero que quiero arrancarle con mis uñas por pura envidia. Si yo intento hacer un puchero seguro me sale como una mueca.
—Oh, vamos, es una excelente idea. —Abro la boca, dispuesta a negarme de nuevo, pero ella, adivinando mis intenciones, empieza a hablar rápidamente—. Ayúdame, por favor. Si elijo la ropa yo misma, voy a parecer mucho más fuera de lugar que si tú lo haces. Y luego yo me voy a sentir mal y voy a ser una pésima compañía y voy a molestar a Cam, Cam se volverá loco y va a mandar al diablo todo y se va a ir, y tú no quieres que Cam se vaya de la fiesta antes de tiempo, ¿verdad?
Bate sus pestañas de manera inocente y a las ganas de arrancarle el puchero se le unen las ganas de arrancarle las pestañas pelirrojas que adornan sus ojos.
—Me voy a arrepentir de esto —murmuro entre dientes para que ella no escuche. Respiro profundo y pongo una sonrisa falsa en mi cara—. ¿Qué tal si voy a casa en cuanto termine esta clase?
Jordan da un saltito y aplaude.
—¡Gracias! Eres un amor.
Ya veremos si sigue pensando lo mismo después del sábado.
La clase se pasa en un borrón. Justo hoy, que quiero que se me haga eterna la hora, los minutos pasan rápido y, para completar mi mala suerte, el profesor nos deja ir antes de que acabe la hora.
De camino al estacionamiento trato de pensar en una excusa creíble para zafarme de ir a ver el clóset de Jordan. Puedo decirle que el almuerzo me sentó mal y que tengo unas náuseas horribles. No, no puedo decirle eso, el karma puede hacer de las suyas para hacerme enfermar de verdad. Tal vez sea mejor decirle que me perdí en el camino… Una excusa menos creíble, ya que todo el mundo sabe donde está la casa Delta Phi.
Soy pésima inventando excusas, doy asco de verdad.
Una vez en el auto, le envío un mensaje a Kurt para hacerle saber que voy a llegar justo para la cena y que esta noche le toca cocinar a él. Lanzo el teléfono en el asiento del copiloto y enciendo el auto. Al mal paso hay que darle prisa. Mientras más rápido vaya a casa de Jordan, más rápido voy a salir de este compromiso.