Sólo Tú.

Capítulo 13

Capítulo 13

Blake

 

No soy de las personas que hablan de sus sentimientos ni de las que van por el mundo ventilando sus problemas. Por eso, hablar con Cam sobre mis inicios en la distribución de sustancias de ilícitas y lo que acarreó en mi vida fue difícil y nada común viniendo de mi. Se lo atribuyo a la debilidad del momento. Que uno de los hombres de Billy se acercara a mi para sacarme información del paradero de Bianca me puso en tal estado de angustia que busqué apoyo en la persona más cercana, que terminó siendo Cam.

¿Me arrepiento de contarle todo? Extrañamente no. De hecho, me siento mejor. Me siento agradecida con Cam; pese a que quiero que se mantenga alejado, he de admitir que me siento agradecida por estar en el momento requerido para prestar ayuda.

Eso es hasta que se aprovecha de mi vulnerabilidad para hacer un movimiento. ¡Querido Dios! Estoy pasando por un momento difícil y él se aprovecha de la situación para manosearme. No manosearme en el mal sentido, sino que el tipo me ha estado tocando con cualquier pretexto. Me toma de la mano, me acaricia la mejilla, juega con mi cabello y pare de contar. Lo peor de todo es que me gusta que me toque y ese hecho me pone nerviosa.

Cuando la conversación cambia de triste a estresante e intenta besarme, me alejo con la esperanza de que capte el mensaje, y ¿qué hace él? Me sigue, me arrincona y dice palabras bonitas para convencerme; le suplico que no lo haga y él insiste, alegando que acepta lo que yo quiera darle.

Voy a responder, pero mis palabras mueren cuando me besa.

En el momento en el sus labios tocan los míos, cualquier pensamiento que hay en mi mente se esfuma. Al principio es solo un roce, esperando mi reacción, así que paso los brazos alrededor de su cuello y lo atraigo hacia mí, dándole la bienvenida. Es un beso lento, el beso más hermoso que me han dado en mi vida, lleno de ternura y anhelo. Su lengua traza mi labio inferior, pidiendo permiso para entrar a mi boca y se lo permito. Abro mi boca y su lengua entra chocando con la mía haciendo que suelte un gemido de satisfacción.

Cam sonríe en medio del beso y aprieta su agarre en mi cintura. Está feliz, sabe que ganó, sabe que derribó mis defensas, y yo estoy feliz de que lo haya hecho. Hace tanto que no sé lo que se siente que alguien luche por mi atención.

No, tacha eso. Nunca he sabido lo que se siente que alguien luche por mi atención, nadie se ha tomado la molestia en llegar a mí, ver dentro a mis sentimientos. Y es un hecho tan lamentable.

El beso ralentiza y Cam separa sus labios de los míos con lentitud. Una sonrisa se extiende en sus labios y me sorprendo imitándolo.

—Eres persistente —le digo y él suelta una carcajada.

—Con lo que quiero —es su respuesta.

Me toma de la mano y nos conduce de nuevo al sofá. En el corto trayecto hasta el sofá, la emoción del momento pasa y mi humor se asienta. Mis miedo asoman la cabeza y recuerdo el motivo por el que necesito a Cam lejos.

—Cam… —suspiro su nombre cuando me siento, dispuesta a decirle que esto no puede pasar de aquí.

Él, al ver mi expresión, nota mis intenciones y habla antes de que yo pueda decir algo más.

—Blake, quiero que entiendas algo —Toma mi mano entre las suyas y hace círculos con el pulgar en el dorso, una caricia que me tranquiliza—, no voy a mantenerme lejos de ti, menos ahora que sé lo que siente besarte.

—Pero Cam… —lloriqueo y él niega.

—No, Blake, no lo voy a hacer —dice firme. No va a dar su brazo a torcer—. Si lo que te detiene es tu temor a que me pase algo parecido a lo de Bianca, entonces, te voy a hacer una promesa. —Adopta un expresión solemne—. Te prometo que nunca voy a probar ni siquiera alcohol en tu presencia.

Cam dice que yo soy impresionante, pero de los dos, el impresionante es él. No deja de hacer cosas que me ablandan cada vez más.

—Eso no es necesario. —Le sonrío.

—Entonces dime lo que debo hacer —dice, su voz con unos matices de suplica—. Dime que tengo que hacer para que me dejes entrar en tu vida.

¿En serio me estoy planteando la posibilidad de dejarlo entrar?

Si lo analizo desde un punto de vista pragmático, he de decir que se lo merece. He jugado con el pobre desde el momento en que nos conocimos y aún sigue aquí, se merece que al menos lo intente.

—Bien, hagamos esto —acepto al fin—. Pero tengo que dejar claras algunas cosas.

—Adelante. —Me hace una seña con la mano para que siga hablando.

—No somos novios, no tengo novios y eso no va a cambiar. —Él asiente—. No tienes permitido reprocharme por mi trabajo, si algo de eso te incomoda, solo aléjate. —Otro asentimiento—. Y bajo ninguna circunstancia hables con alguien sobre lo que hago.

—Todo lo que acabas de decir ya me lo había dicho mi intuición —comenta—, pero es bueno dejar los puntos claros.

—¡Genial! Bien. —Lo miro, indecisa sobre lo que debo hacer a continuación—. ¿Nos damos la mano para cerrar el trato?

Cam ríe.

—¿Y si mejor nos besamos?

—Si, bueno, esa es una mejor opción.



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En el texto hay: amigos, romance, amor

Editado: 15.02.2022

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