Capítulo 15
Blake
A mi mente llegaron dos pensamientos cuando entré al pub. El primero fue: “Desencajo totalmente con este lugar”, y el segundo fue: “Cada bebida ha de ser carísima”.
Sin embargo, todo pensamiento se esfumó de mi mente al ver a Cam llegar. El hombre es como el sueño dorado de cada mujer en el mundo, con ese aire confiado y porte de hombre poderoso hace notar que sabe lo que hace. Cada mujer en el lugar se gira a verlo y puedo ver las miradas soñadoras que le lanzan. Es el chico perfecto, ese que tu madre amaría por sus modales y tu padre se enzarzaría en una conversación sobre política y deportes, porque el chico sabe de todo. Algunas mujeres dirán que es aburrido y que les gusta los chicos malos, pero créanme cuando digo que Cam no tiene nada que envidiarle a los chicos malos.
Sí, señores, no soy de las que les gustan los hombres con mal comportamiento y que prometen ser dioses en la cama. A mí me gustan los que tienen porte de príncipe y son caballerosos. No es que haya estado con alguno de ellos, esos hombre siempre me ven con mala cara, pero supongo que tiene que ver con eso de “querer lo que no se puede tener”, y que Cam me quiera es un cumplir una meta de vida.
Llevo a Cam a la pista de baile con la intención de ponerlo a mil y que me lleve a su casa luego. Bailo contra él como en la fiesta en casa de Layla, aunque esta vez es un poco menos lasciva que aquella noche, pero eso no impide que me den ganas de llevarlo al baño y sellar el trato allí mismo.
Cuando doy la vuelta y muevo mi trasero contra él, pone una mano en mi vientre y pega mi espalda a su pecho.
—Sigue así y nos iremos pronto —susurra en mi oído.
Sonrío satisfecha con lo que estoy provocando en él y me giro para besarlo.
—¡Búsquense una habitación!
Me separo de Cam, sonriendo al escuchar el grito de Jordan.
—¡Métete en tu propios asuntos! —le grito de vuelta lo que la hace reír.
Al volver a la mesa, noto a Alex hablando con las chicas de la mesa vecina. Específicamente con una rubia de pechos de silicona. Ruedo los ojos ante la escena.
—Voy a buscar otra ronda de bebidas —nos grita Kurt por encima de la música y parte rumbo a barra.
—Tienes enseñarme a bailar así, Blake —pide Jordan cuando mi hermano se va.
—De eso nada —replica Cam antes de que yo pueda responder.
Jordan frunce los labios y le da una mala mirada.
Para evitar un enfrentamiento, digo:
—Cuando quieras. —Cam resopla a mi lado pero no dice nada. Tengo luz verde—. Si quieres, empezamos tus clases de baile en un rato.
Ella aplaude emocionada.
—¡Perfecto! —exclama satisfecha.
—¿Qué es perfecto?
Miramos a Kurt que viene llegando con nuestras bebidas en sus manos.
—Nada que te importe —bromeo.
Él me mira, entrecerrando los ojos.
—Jordan quiere que Blake la enseñe a bailar —nos delata Cam y quiero golpearlo por chismoso. Está buscando un aliado, aunque ocurre todo lo contrario.
Kurt sonríe maliciosamente y mira a Jordan.
—Yo puedo enseñarte, también —ofrece y Jordan se encoje de hombros.
—No importa quién me enseñe, solo quiero aprender a bailar así.
Mi hermano se levanta y le tiende la mano.
—Empecemos ahora.
Jordan toma su mano y vuelven a la pista de baile, feliz.
Alex se levanta también con la rubia y se va a bailar con ella, dejándome sola con Cam.
Miro a mi acompañante y descubro que ha adoptado una expresión sombría. Pongo una mano en su pecho y apoyo mis pechos en su brazo.
Sutil, Blake, muy sutil.
—¿Qué pasa? —cuestiono, bajando la voz para que solo él escuche.
—Jordan no es el juguete de nadie —responde con voz igual de sombría que su mirada—, espero que tu hermano lo sepa.
Pongo mis labios en su cuello para tranquilizarlo.
—Él lo sabe. —Dejo un rastro de besos desde su cuello hasta detrás de su oído—. Y si se le olvida yo se lo voy a recordar.
Muerdo el lóbulo de su oreja para luego besar su mandíbula.
—Blake, si no quieres que ande con una erección en público, detente —advierte, con voz ronca.
Sonrío, alejándome unos centímetros de él.
—Siempre podemos escondernos en un baño. —Le doy un casto beso en los labios y vuelvo a alejarme, esperando su respuesta.
—No voy a tener sexo contigo en un baño público —dice serio.
Me siento en mi silla, cruzando los brazos enfurruñada.
—¡Bien! —refunfuño de mala gana, sintiéndome rechazada.
Nos quedamos en silencio el resto del tiempo hasta que Jordan y mi hermano regresan.
—Eso fue divertido —chilla Jordan alegre, sentándose a mi lado.