Capítulo 16
Cameron
Septiembre dio paso a octubre y el cumpleaños de Kurt y Jordan se estaba acercando.
Blake y yo quedamos en hacer una fiesta para ambos en mi apartamento. Invitamos a pocas personas, solo los más allegados a los festejados. Blake quiso invitar a muy pocos de los amigos de Kurt porque no quieren que armen un revuelo.
Jordan y Kurt están más unidos que nunca, pero algo cambió. Kurt la trata solo como una amiga, cosa que me cayó de maravilla, pero Jordan pareció afectarse un poco por eso. Parecía dolida por la actitud de Kurt, aunque luego lo aceptó y lo empezó a tratar de igual forma.
Bianca, por otro lado, se alejó completamente de Blake. Ya no pasaba tiempo con ella y la ignoraba en la universidad. Por tal motivo, Blake se la pasaba ansiosa, mirando a Bianca con fijeza cuando se la encuentra y se entristecía al ver que Bianca no le daba ni siquiera una mirada. La falta de Bianca, Blake lo compensó con pasar tiempo con Jordan, pero no es igual.
Jazmine también ha cumplido su promesa y se alejó, no solo de mí, también de Jordan, así que solo le quedaba Blake, que estaba en las mismas condiciones que ella.
Blake y yo no podíamos estar mejor. Pasamos casi todas las noches en mi lugar o en el suyo y nos habíamos vuelto como una extensión del otro. A donde ella iba yo la seguía y viceversa.
La acompañé a las peleas de su hermano y ella fue conmigo a las fiestas que se hacían en el campus. La mayoría de las veces que me acompañó, Kurt y Alex venían con nosotros, pero Blake no se encargó de sus negocios mientras yo estaba presente. Ese aspecto de ella es lo que me pone los pelos de punta, sin embargo, no puedo exigirle que deje de hacerlo. Tanto ella como su hermano son capaces de encontrar un mejor trabajo y así pagar las cuentas de su madre, pero no quiero que me mande al diablo por meterme en esos asuntos.
Dos días antes del cumpleaños de Jordan, salimos a comprar su regalo y el de Kurt. Paseamos agarrados de la mano frente a las tiendas del centro de Chicago. El aire se está volviendo más frío mientras el otoño avanza.
Mi estación favorita, he de decir.
—¿Qué crees que debo regalarle a Jordan? —pregunta Blake viendo las vidrieras.
—Algo que haga que te recuerde cada vez que lo vea.
—No eres una gran ayuda, no se porqué vine contigo —finge molestia—, habría sido mejor invitar a Jazmine.
No puedo detener la carcajada fuerte que brota por mi boca. Jazmine y Blake de compras es como pensar que un libro de ficción se va a hacer real.
—Pagaría por ver eso.
Blake me lanza una mirada de muerte y yo río más fuerte.
—¡Ja, ja, ja! —Es la risa más falsa que oído en mi vida—. No saldrías vivo de una reunión entre Jazmine y yo. O te mata ella o lo hago yo.
Eso es cierto, y al imaginarme el escenario mi risa se esfuma.
Reiniciamos la marcha buscando una tienda que a Blake la convenza para comprar el regalo de Jordan y su hermano. Ninguna le parece. Deambulamos por media hora mientras Blake se queja de lo poco variadas que son las estúpidas tiendas de esta ciudad, sus palabras. No sé que más variedad quiere, hemos pasado por un montón de lugares donde venden cualquier cosa que busques y ella no está conforme.
¡Mujeres!
Las quejas se detienen de pronto y la miro para saber que la hizo callarse. Ella está viendo detrás de mí, al otro lado de la calle.
—He ahí el lugar perfecto para comprar regalos de cumpleaños.
Sin esperar una respuesta de mi parte, cruza la calle. Como no me queda de otra, la sigo.
Dejamos la tienda veinte minutos después con Blake sonriendo de oreja a oreja, satisfecha por los regalos que consiguió para su hermano y Jordan. A Jordan, conociéndola como la conozco, le va a encantar su regalo. Blake le puso especial empeño al suyo porque dice que su hermano es más fácil de complacer; yo le dije que no debía preocuparse por la reacción de Jordan, a ella le va a encantar, y Blake me respondió que solo quería asegurarse de encontrar algo bueno.
Volvemos a mi auto y una vez dentro descubro que a penas son las seis de la tarde.
—¿Quieres hacer otra cosa? —aventuro, con miedo a que me rechace— ¿Ir a cenar o a ver una película?
—Sabes que no tengo citas, Cam.
Resoplo.
—No es una cita, Blake es solo comer o ver una película. —Enciendo el auto, mi humor descendiendo considerablemente—. Entonces, te llevo a tu casa.
Estoy molesto, sí, pero también estoy ejerciendo psicología inversa en ella, haciéndola sentir mal para que vayamos a una cita.
Blake me mira mientras yo ignoro su mirada y me hago el ofendido.
Perdóname, Dios, por manipularla.
—No pongas esa cara, Cam —me reclama, y por el tono culpable con el que lo dice sé que estoy logrando calar en ella.
Suspiro con fingida resignación.
—No estoy poniendo ninguna cara, Blake. —Ahora, a parte de resignado, sueno triste. Me estoy superando en este juego de la manipulación.