Sólo Tú.

Capítulo 19

Capítulo 19

Blake

 

Como en la despensa de Cam ya no quedan suministros, cosa que parece ocurrir a menudo, pedimos una pizza y nos quedamos en el sofá viendo una película, no la misma que intentamos ver hace rato.

Al cabo de un rato la pizza llega y cenamos allí, tirados en suelo. La verdad es que pasar tiempo con él se me está haciendo costumbre y me gusta. Todo con él es más fácil, y pensar en alejarme todavía no está en mis planes.

Una vez terminamos de comer, volvemos a poner la película y de un momento a otro, nos estamos besando y luego, sin más, él está sobre mí. Le quito la camiseta de un tirón y él se deshizo de la mía tan rápido como pudo. En un tris, nos desvestimos el uno al otro y unos minutos después me tiene perdida de placer en su sofá.

Mi intención hace rato no fue llevar las cosas tan lejos, solo estaba tratando de convencerlo de cambiar la película. Claro, no era mi intención, pero tampoco quise detenerlo cuando todo cambió de rumbo.

Si soy sincera, ahora que pasó, siento a Cam más cercano a mí. Nunca, en todo el tiempo en el que he sido activa sexualmente, nadie me había hecho sentir tan bien, tan apreciada. No, esa no es la palabra correcta, venerada sería la forma correcta de describirlo.

Cam es tan intenso, por fuera da la impresión de ser un tipo relajado, y mi mayor sorpresa fue descubrir una faceta en la que el hombre es verdaderamente intenso. No me estoy quejando, la verdad, me gusta que sea de esa forma.

Cuando terminamos, nos quedamos acostados en el sofá, todavía desnudos y respirando acelerado.

—Creo que nunca me voy a cansar de ti —digo cuando recupero el aliento.

Él levanta la cabeza y se apoya en su codo para verme.

—Pienso lo mismo —secunda sonriendo.

Me doy la vuelta y pongo mi espalda contra su pecho para estar más cómodos, él apoya su mano en mi hombro y luego la baja lentamente hasta situarla en mi muslo.

—¿Todos tus tatuajes tienen una razón o solo los hiciste porque te gustaron? —pregunta después de rato.

—Depende que cual sea —respondo, cerrando los ojos.

Traza el tallo con espinas que envuelve mi brazo y sé de inmediato que preguntará por ese tatuaje en específico.

—¿Por qué te hiciste este?

Suelto un suspiro y me preparo para contarle 

—Cuando era una niña, mi cuento favorito era El Principito —relato—. Mi padre siempre me lo leía para dormir. Desde entonces quedé fascinada con las rosas. Él siempre le llevaba rosas rojas a mi madre y ella me daba una del ramo. La primera vez que fui a hacerme un tatuaje quise que fuese memorable, algo que me recordara lo feliz que había sido, así que me decidí por una rosa, la que tengo en el tobillo. Las demás solo llegaron para hacerle compañía a la primera.

—¿Puedo preguntar dónde está tu padre?

No hablo de inmediato porque la respuesta que viene a mi mente es cortante y Cam no se merece que le responda de mala manera. El tema de mi padre es, más que molesto, doloroso. El que se haya ido y nunca hubiese aparecido de nuevo en los últimos 16 años es una herida abierta en mi corazón que todavía sangra. Sin embargo, hablar de eso podría, así como pasó con el asunto de Bianca, aliviar mi carga.

—Se fue de la casa cuando yo tenía 5 años. —Cierro los ojos, recordando a la perfección esa noche—. Esa noche entró a mi cuarto, me leyó El Principito, tuvimos una conversación sobre lo egoísta que era la rosa del Principito, y luego él se fue a dormir. Unas horas más tarde, me levantaron los gritos de una mujer gritando y llorando. —Una lágrima silenciosa cae por mi mejilla y agradezco estar de espaldas para que Cam no me vea llorando de nuevo—. Kurt entró en mi habitación y trató de distraerme mientras duró la discusión. Lo logró por poco.

Abro los ojos de nuevo y es como abrir unas compuertas. Lágrimas calientes corren por mi mejilla izquierda y nariz.

>>Cuando los gritos y el llanto se detuvo, unos pasos sonaron por las escaleras y luego por el pasillo, minutos después, los pasos sonaron de regreso y la puerta se abrió y cerró con un estruendo. —Me seco las lágrimas con una mano, la rabia tomando el lugar del dolor—. No me di cuenta que los que discutían eran mis padres hasta que Kurt me dijo que papá se había ido. No lo quise creer, papá me había contado un cuento hacía unas horas y estaba bien. Pero Kurt tenía razón, mi papá se fue, dejando a mi madre sola con dos niños pequeños y sin tener un empleo. Mamá tuvo que buscar un trabajo al día siguiente, ni siquiera tuvo tiempo de recuperarse de ser dejada.

>>Kurt y yo hicimos una promesa esa noche: ayudar a mamá en todo lo que pudiéramos. Hemos mantenido esa promesa por los últimos 16 años. Por esa promesa es que distribuyo drogas para Billy. —Suelto un suspiro tembloroso—. Por culpa de mi propio padre soy una traficante.

Cam rodea mi cintura con su brazo y hunde la cara en mi cuello.

—Eres la persona más fuerte que he conocido —declara, su voz siendo interrumpida por tener la cara en mi cuello.

Río sin gracia.

—Yo no creo que sea fuerte —le confieso—, es lo que quiero que todos crean, pero no lo soy en absoluto.



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En el texto hay: amigos, romance, amor

Editado: 15.02.2022

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