Capítulo 30
Cameron
Esa noche casi no dormí. Blake tuvo un sueño muy inquieto y con cada movimiento que daba en la cama me despertaba. En medio de la madrugada tuve que haberme dormido, porque cuando volví a abrir mis ojos, ya estaba aclarando afuera.
Blake seguía durmiendo envuelta en mis brazos. Con sumo cuidado, desenvuelvo mis brazos de su cintura y me levanto de la cama. Apenas son las seis de la mañana, pero sé que no volveré a dormir aunque quiera.
Voy a la cocina y preparo café, lo necesitaré para poder hacer mi rutina diaria.
No tengo idea de lo que pasa con ella. Desde la fiesta en casa de Julio me ha estado ignorando. Prescindió de su almuerzo en la cafetería y cuando la veo entre clases pretende no haberme visto. Lo mismo ha estado haciendo Kurt con Jordan, ocasionando que mi prima este al borde de los nervios. Se pasa el día preguntándose si debe detenerlo sin más y preguntarle qué está pasando o si debe darle su espacio y que él le cuente por sí mismo. No sé qué tipo de relación tiene Jazmine y Alex, pero tengo la sensación de que Alex está haciendo lo mismo con ella, ignorándola.
Luego de tomar una taza de café, regreso a la habitación. Blake sigue durmiendo, y aún dormida se nota que algo le inquieta.
Cuando tocó a mi puerta anoche y la vi en el estado en el que estaba, pensé que algo había pasado con su madre, pero si algo le hubiese pasado a su madre ella no se habría quedado aquí conmigo, habría pasado el rato en el hospital esperando noticias. Así que no debe ser por su madre, tiene que ser otra cosa. Tal vez se trata Bianca, esa chica no ha vuelto a toparse con Blake ni Kurt, pero Dios sabe que cuando vuelva, pondrá la vida de ambos de cabeza.
Voy hacia la cama y me tiendo al lado de Blake. Paso una mano por su brazo, cubierto por el suéter con el que llegó anoche. Ni siquiera se cambió de ropa antes de quedarse dormida. Acaricio todo su brazo hasta detenerme en su mejilla. Es tan hermosa. Lo es incluso sin intentarlo, sin poner el más mínimo esfuerzo. Detallo su cara de cerca; tiene una piel limpia y tersa. Descubro una pequeña cicatriz blanquecina en el inicio de su cabello y un lunar pequeño junto a su nariz que es casi imperceptible. Sus labios rosa pálido tienen un mohín que pide a gritos que los bese.
Paseo un dedo desde su frente hasta la punta de su nariz y luego acaricio sus labios. Ella abre los ojos somnolienta al sentir el contacto. La profundidad del azul de sus ojos me consume y no puedo hacer otra cosa sino hundirme en ellos. Nos quedamos mucho tiempo así, mirándonos, grabando en nuestras mentes la cara del otro.
—¿Dormiste bien? —pregunto después de un rato. Ella sonríe.
—Dormí más que bien. —Se incorpora—. Hace días que no dormía tan bien. ¿Y tú?
—Bien. —Le devuelvo la sonrisa.
—¿Solo bien? —Frunce los labios.
—Estuviste algo inquieta.
Beso su frente y me levanto para ir al baño. Ella me sigue.
—Oh, lo siento.
—No lo hagas. —Me quito la camiseta y miro a Blake—. No me importó velar tu sueño.
Ella sonríe tímida, dejándome momentáneamente perplejo. Ella nunca es tímida.
—Bien, te dejo darte un baño.
Y sale, dejándome decepcionado.
En algún momento, en el trayecto hacia el edificio de economía, ella vuelve a ser la persona reservada que ha sido en estos días y apenas llegamos, se va como alma que lleva el diablo. No la vuelvo a ver en todo el día.
Me siento usado. Ella solo me buscó para pasar el rato, recargar baterías y luego vuelve a ser la misma de los días pasados. Creí haber superado esa etapa con ella, creí que ahora las cosas serían diferentes, pero con Blake nunca se puede estar seguro de algo y me desespera toparme con paredes cuando creo que ya solo habrá un sendero libre y espacioso.
Quiero estar para ella. Quiero que, cuando tenga problemas, acuda a mí. No solo para pasar el rato y que luego desaparezca. Yo quiero que hable conmigo, que me cuente sus problemas, que hable de aquello que le aqueja.
¿Es mucho pedir?
Supongo que para Blake lo es.
Cansado de su actitud, la espero en el estacionamiento para hablar con ella y aclarar lo que sea que esté pasando. No estoy dispuesto a seguir con este papel de idiota.
Cuando sale del edificio, viene acompañada de Kurt y Alex. Van sin hablar, los tres inmersos en sus propios pensamientos y sin prestarle atención al mundo exterior. Camino hacia ella cuando veo que se dirige a la camioneta de su hermano. Ella no nota mi presencia hasta que me paro en medio de su camino, interrumpiendo su paso.
—¡Cam! —chilla sorprendida.
—Necesitamos hablar —le digo serio.
—Ahora no puedo, tenemos algo qué hacer —se excusa—. Te escribo luego.
Intenta rodearme para irse, pero la tomo del brazo. No voy a permitir que se escape.
—Lo que tengo que decirte no puede esperar, Blake. —Ella se inquieta de pronto e intenta zafarse de mi agarre.
—No es un buen momento, Cam.