Capítulo 31
Blake
Salgo hecha una furia de su apartamento.
Estoy molesta, no solo con Cam, sino también conmigo misma. Sabía que esto iba a pasar y aun así volví con él. Tenía que haber dejado las cosas como estaban, no debí haber sido débil esa noche de Halloween, debí haberlo mandado a freír espárragos y nada de esto habría pasado. Pero fui una debilucha y dejé que me enredara con sus encantos de nuevo.
Camino a casa porque no tengo otro medio de transporte y porque me hará bien estar a solas. La ira comienza a ceder, dando paso al dolor. Un dolor que me quema el pecho. Siempre supe que él terminaría dándose cuenta que yo no soy una buena persona, que yo no soy buena para él. Pero lo hizo demasiado tarde. Ya estoy demasiado enamorada y de esta no me voy a recuperar tan fácil.
Sin embargo, estoy decidida a no llorar esta vez. No voy a demostrar mi dolor a los demás.
Llego a casa cuando ya ha oscurecido. La casa de Cam no está muy lejos, pero di una vuelta para despejarme antes de volver a casa. Encuentro a Kurt viendo un partido repetido de fútbol y comiendo pizza cuando entro.
Ignorando la mirada inquisitiva que me dedica, me siento junto a él en el sofá, tomo un trozo de pizza y miro el partido en silencio.
—¿Ocurrió algo? —inquiere.
Me niego a hablar en este instante. Tengo las emociones a flor de piel y terminaré llorando si hablo de la ruptura con Cam.
—Nada digno de mención.
¿Saben qué amo de mi hermano? Que sabe cuando dejar las cosas como están. Entiende cuando no quiero hablar de algo y me da mi espacio. Me conoce tan bien como yo a él, y en ese aspecto somos parecidos, cuando algo sale mal no nos gusta hablar de eso.
Los minutos transcurren en silencio hasta que su teléfono suena. Lo toma, ve el nombre en la pantalla y contesta.
—¿Hola? —Al escuchar la voz de la persona al otro lado de la llamada, su espalda endereza— ¿Qué?... No te entiendo… ¡Oh, por Dios! Ya voy para allá.
Corta la llamada y se mete el teléfono en el bolsillo mientras se levanta de una salto.
—¿Qué sucede? —pregunto preocupada.
—Un tipo intentó secuestrar a Bianca.
–¿Qué? —jadeo al tiempo que lo sigo a la salida.
—Eso fue lo que entendí. —Toma su chaqueta y abre la puerta. Yo hago lo mismo y voy tras él.
Bajamos las escaleras corriendo y subimos a la camioneta de Kurt al llegar al estacionamiento. Conduce por las calles como un loco, llevándonos lo más rápido que puede hasta la casa de Bianca. Esta vive en un apartamento pequeño a unos quince minutos de nosotros.
El lugar es del tamaño de una caja de fósforos que comparte con dos chicas más. Sus padres no pueden costear un lugar para ella sola y Bianca se niega a vivir en las habitaciones compartidas del campus.
Me reprendo todo el trayecto a casa de Bianca por ser una mala amiga. Sí, Bianca fue la que nos apartó desde el principio, pero debí insistir con ella, debí ayudarla con sus problemas con Billy aunque ella no quisiera ayuda. No puedo dejar de pensar que tal vez ella tuviera razón al decir que la hemos cambiado por Jordan y Cam. En un principio me pareció que eran solo los celos hablando por ella, pero ahora que lo veo desde su perspectiva, creo que ella podría tener razón.
Kurt estaciona frente a su complejo de apartamentos y sale corriendo hacia la entrada. Trato de seguirle el paso pero él me lleva varios metros de ventaja. Aprieta repetidamente el botón que llama al apartamento de Bianca para que nos permita entrar y el sonido vibrante proveniente de la puerta nos hace saber que así lo hace. Subimos al ascensor y mi hermano marca el piso de Bianca. El ascensor sube y salimos a paso apresurado cuando abre las puertas en el piso de Bianca. Kurt llama a la puerta y esperamos a que esta abra. Unos segundos después, se escuchan pasos y luego la puerta se abre, revelando a una de las compañeras de piso de Bianca.
—Ella está en su habitación —nos informa, apartándose para darnos paso.
Vamos directo a su habitación y abrimos la puerta sin siquiera llamar. Ella está en su cama en posición fetal y aferrándose a su almohada. Levanta la cabeza cuando nos escucha entrar y noto que ha estado llorando. Las lágrimas manchan sus mejillas y su cabello está alborotado.
Kurt y yo nos acercamos a ella, él se sienta a su lado y la atrae hacia sí, yo me siento frente a ambos.
—¿Qué ocurrió, B? —pregunto, mirándola a los ojos.
—Billy envió a alguien a cobrarme lo que le debo —solloza.
—¿Te hizo daño? —cuestiona Kurt y ella niega.
—Cuéntanos lo que sucedió.
Bianca se endereza y toma una respiración temblorosa.
—Iba saliendo de la biblioteca cuando el hombre se me acercó —empieza a contarnos—, me dijo que venía en nombre de Billy y que debía acompañarlo a su auto, yo le respondí que ahora no tenía el dinero de Billy, que en cuanto lo tuviera yo misma se lo llevaría. Él me tomó del brazo y me dijo que debía acompañarlo para que le dijera eso a Billy personalmente. Forcejeamos y terminé quitándomelo de encima con un golpe en la ingle y salí corriendo hacia la biblioteca de nuevo. Salí por la parte trasera y tomé un taxi hasta aquí.