Sólo Tú.

Epílogo

Epílogo

Blake

 

7 meses después.

Boston.

8 de octubre de 2017, 15:40 horas.

 

Me miro en el espejo del pequeño salón de hotel.

El vestido blanco prístino de seda con mangas de encaje se ajusta a mi cuerpo a la perfección, dándome un porte elegante que nunca pensé tener.

Es un vestido sencillo y hermoso, ajustado al cuerpo con una cola que se arrastra en suelo. Mi cabello está recogido en un moño que deja varios mechones contorneando mi cara, lo adornan pequeñas flores blancas que completan el peinado. Mi maquillaje es delicado y no demasiado llamativo.

Me encanta mi aspecto. Jordan se encargó de que el estilista contratado hiciera un gran trabajo, y ahora puedo decir que valió la pena cada centavo que costó el que me arreglara.

De igual manera, no era mi dinero el que se estaba gastando –yo nunca habría podido pagar la fortuna que costó todo lo que Jordan y, Victoria, alias Vicky, o como yo le digo en mi mente, la mamá de Cam, eligieron para este día–, todo corrió por cuenta de la familia de Cam, cosa que a mi madre y a Kurt no les agradó. Pero entre pagar los costos médicos de mamá y mi boda, la elección fue sencilla.

La planificación de dicha boda la dejé en las manos conocedoras de Jordan y mi futura suegra, mamá y yo solo fuimos testigos del proceso, excepto en esos momentos en los que tenía que elegir porque era un asunto que me competía directamente, en esos casos elegí con mamá.

Se estarán preguntando: ¿Por qué la boda se va a efectuar tan rápido? La respuesta es simple, mi futuro esposo no quería esperar tanto tiempo e hizo de todo para convencerme, y como ya ven, me convenció. Bueno, tampoco es que hizo un gran esfuerzo. El hombre con solo ponerme cara de cachorrito le basta para convencerme de cualquier cosa.

Las desventajas de estar enamorada, supongo.

La puerta del salón se abre, trayéndome al presente. Mi madre entra, seguida de la mamá de Cam, Jordan y Jazmine –sí, la rubia es parte de mi reducido número de damas de honor– y todas adoptan una expresión soñadora.

—¡Oh, mi bebé! —lloriquea mi madre—. Mírate, estás hermosa.

—Lucy tiene razón, Blake —secunda Vicky—, te ves hermosa. Mi hijo va a alucinar cuando te vea.

Sonrío mostrando los dientes.

—Es la idea.

Las cuatro rompen a reír justo cuando la puerta se abre de nuevo.

—¡Mírate! Pareces una dama de alta sociedad con ese vestido —bromea Alex al verme, ganándose una mirada reprobadora de mamá y un golpe en la nuca por parte de mi hermano, que viene con él— ¡Ay! ¡Idiota!

—Ambos se comportan —los regaña mamá—, es el día de Blake y Cam y ustedes, par de chimpancés, no lo van a arruinar.

—Yo no hice nada —se defiende mi hermano, pasando a lado de Alex y parándose junto a mamá.

—Y yo solo estaba halagando a Blake, mamá Lucy.

Alzo ambas cejas hacia él. ¿Halagándome? Si, claro, permítanme reírme.

—Más les vale —amenaza mamá, viendo primero a Kurt y luego a Alex.

—Oh, por favor, mamá Lucy —Alex entra del todo en la habitación y se para a un lado de Jordan—, nunca haría algo para dañar el día de mi chica hermosa.

—Quiero escuchar lo que tiene que decir Cam a eso último —habla mi hermano y Alex sonríe presuntuoso.

—Cam sabe que es el segundo en la vida de Blake porque está chica y yo siempre vamos a estar enamorados.

Ruedo los ojos al tiempo que él llega hasta donde estoy parada y me abraza.

—No entiendo como sigo permitiendo que te mantengas a mi alrededor —digo contra su pecho.

—Porque soy malditamente apuesto y porque no sabrías qué hacer sin mí. —Un bufido nada femenino se oye y de inmediato sé que se trata de Jazmine—. Bueno, tú y todos tus amigos.

Hace énfasis en la palabras “amigos", girando la cabeza para ver a Jazmine.

—Por favor, nada de espectáculos en mi boda —le advierto por lo bajo.

Jazmine y Alex en el mismo lugar son una campo minado, no pueden permanecer por mucho tiempo en el mismo sitio porque acaban matándose entre ellos. Pero lo peor ocurre cuando alguno de los dos, o los dos, llevan a su pareja del momento a nuestras reuniones sociales; es una verdadera guerra para dejar al otro en vergüenza.

—Te prometo que voy a ignorar a cierta rubia toda la noche —asegura—. Ni siquiera voy a escuchar sus comentarios venenosos dirigidos a mí y mi acompañante.

Lo miro a los ojos por varios segundos hasta asegurarme de que va a cumplir su promesa.

—Bien —concedo y me aparto de él para mirar a Jordan—. ¿Todo va bien? Quiero decir, no ha surgido ningún inconveniente, ¿cierto?

—Todo bien, cariño. —Sonríe y capto por el rabillo del ojo que mi hermano la está viendo atento.

En todo el tiempo que ha pasado, mi hermano y Jordan no han arreglado sus diferencias. A duras penas intercambian más de diez palabras entre los dos.



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En el texto hay: amigos, romance, amor

Editado: 15.02.2022

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