Sólo Tú.

Capítulo Extra

Capítulo extra.

La boda.

Cameron.

 

El nerviosismo me tiene de rehén en este momento; mis manos tiemblan y sudan, el vello de mi cuerpo está erizado, mi estómago está hecho un nudo y mis pies no se quedan quietos.

¿El motivo?

En media hora me caso.

Siete meses después de pedirle matrimonio a Blake –y que sorpresivamente dijera que sí– aquí estamos, en la capilla del hotel principal de mis padres en Boston con nuestras familias y amigos reunidos. El lugar está decorado con rosas de color violeta y telas de color plata. Jordan está corriendo de aquí para allá junto con mi madre, las dos se tomaron el papel de organizadoras de bodas muy en serio pero han hecho un excelente trabajo. Todo quedó perfecto.

Espero que a Blake le haya gustado el resultado. No interfirió en casi nada de los preparativos, solo en aquellos que le competían directamente, como el vestido de novia, los colores que prefería y el tipo de flores. Lo demás fue elegido por Jordan, mi madre y, en ocasiones, Lucy.

La madre de Blake, gracias al cielo, en este momento goza de buena salud. Tiene malestares de vez en cuando, como es de esperarse, pero nada demasiado alarmante.

Siento una palmada en la espalda y levanto la vista para encontrar a Brad, mi amigo de la infancia y el tercer caballero del cortejo. Brad, Jordan y yo fuimos inseparables desde la escuela hasta el instituto pero él se fue a la soleada Berkely y nosotros a Chicago. Hacía mucho que no lo veía hasta que anoche llegó de California –ahora vive allí– y nos pusimos al día.

—Amigo, tienes una cara de susto justo ahora —ríe—. ¿Te estás arrepintiendo?

Abro los, alarmado.

—¿Tengo cara de querer correr?

Brad ríe aún más.

—No específicamente, solo pareces aterrorizado. —Con la mano aún en mi hombro se acerca y dice en voz baja—: Pero si lo que quieres es correr, yo te cubro.

Ruedo los ojos.

—No quiero correr. Al contrario, quiero que esta media hora pase rápido para que a Blake no le de tiempo de echarse para atrás.

—¿Ella te dio la impresión de no querer hacer esto? —pregunta él con la frente arrugada en desconcierto.

No, Blake no me ha dado la impresión de no querer casarse conmigo. De hecho, la última vez que hablamos me dijo: “No puedo esperar a ser tu esposa". Pero con ella nunca se sabe. Y si contamos que su temperamento ha estado un poco volátil los últimos días –más de lo normal–, entonces, no puedo estar seguro del todo.

Suelto un suspiro.

—No, pero supongo que no puedo evitar sentirme nervioso. —Río a la vez que niego con la cabeza—. Son los nervios normales de un novio, creo.

Veo a Kurt y Alex acercándose, ambos se ven en lo sumo extraños con trajes de etiqueta, pero se roban varias miradas y suspiros de parte de las féminas a medida que caminan hacia acá.

—¡Mírate, pareces todo un muñeco! —es el saludo que recibo de parte de Alex una vez está junto a nosotros—. Blake va a querer saltarte encima a penas te vea.

—Ojalá —suelto y Brad bufa, los tres lo miramos.

—Esta situación con tus nervios pre-boda me parece que son los nervios propios de la novia, no del novio.

Mi respuesta es reírme, porque tiene razón.

—¿De qué habla tu amigo el grandote? —increpa Alex sin comprender, y por la cara de mi futuro cuñado, él también está perdido.

—Aquí nuestro querido novio está nervioso de que Blake se eche para atrás a último minuto —informa Brad.

—Eso es una estupidez —resopla Kurt—. Blake no se va a echar para atrás. Si no se quisiera casar no habría dicho que sí.

Bueno, en eso tiene razón, Blake no es de las que se queda callada cuando no quiere algo.

—Además, esa mujer te ama con todo su corazón —agrega Alex—. Todavía me siento mal porque me quitaste a la mujer de mis sueños.

—Pensé que la mujer de tus sueños era Jaz —digo en broma y él abre la boca, llevándose la mano al pecho, indignado.

—Eres cruel, Cameron Daniel Allen, muy cruel. —Toma a Kurt del brazo—. Vámonos, tenemos que convencer a Blake de que no se case con este ser sin corazón.

Kurt rueda los ojos y se despide con un asentimiento, dejándose arrastrar por Alex. Una vez están fuera de nuestra vista, Brad me mira.

—Tus amigos son algo peculiares.

—Ni te lo imaginas.

Hablamos por varios minutos hasta que mi madre aparece junto con Lucy y nos piden tomar puestos. Brad se va hacia la entrada de la capilla y yo soy llevado hasta el altar, donde está el hombre que oficiará la ceremonia.

Los invitados toman asiento al tiempo que las puertas de la capilla se cierran. Oculto el temblor de mis manos tomando la una en la otra y agradezco que estemos en octubre y que el aire esté fresco porque, sino, sería un desastre sudoroso. Mis manos son las que tienen mente propia y están sudando, pero es más fácil ocultarlo.



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En el texto hay: amigos, romance, amor

Editado: 15.02.2022

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