Solo tu tienes mi amor ©

Capitulo 4

OSCAR

 

Una vez que desaparece el Volswagen Gol, suspiro encaminándome hacia adentro de la casa, viendo a mi hermana cruzada de brazos a unos centímetros de la entrada. Ella levanta una ceja en mi dirección y ya me imagino el sermón con el que me viene... Ya es tarde, Isabella ya encontró a otra persona... La estoy oyendo en mi cabeza antes de que ella misma lo haga. Suspira cambiando su expresión de reprimenda a tristeza. Pero hace algo que no me lo esperaba, se acerca a abrazarme para luego acariciar mis mejillas, sorprendiéndome aún más que las lágrimas caen por mis mejillas y me río.

 

- Te lo diré por última vez, Oscar y está más que comprobado... Por escaparnos, has perdido a la persona que amas.- se aleja sentándose en el sillón- Ahora que sabemos que vivimos en la misma ciudad, tendrás que convivir con esa culpa de dejarla ir sin antes declarar tus sentimientos hacia ella.- frunce sus labios.

 

- Desearía haberme enamorado de Agostina...- camino hacia donde se ubica ella, sentándome a su lado- Dicen que lo mejores amigos suelen enamorarse...

 

- Y terminaste enamoradote de la hermana de tu mejor amiga que es dos años más grandes que tú.- Olivia termina la frase por mí- No tiene nada de malo que te enamores de una mujer mayor, uno no elige de quien enamorarse... Solo pasa y ya.

 

- Tal vez sean sentimientos no correspondidos.- le digo apoyando mis codos sobre mis muslos, tomándome la cabeza.

 

- El error es el que ella está cometiendo al mantener una relación con el hombre equivocado...- la miro y frunzo el ceño al ver que me sonríe- O será que todo este tiempo ha estado con Alejando sólo para olvidarte.- mi ceño se frunce más y abro la boca.

 

- Pero, ¡Que dices! Isabella nunca se podría fijar en mí, soy un niño para ella...- me levanto y camino de un lado a otro sin creer lo que está diciendo mi hermana.

 

- Y para las mujeres con la que te has cogido, seguro no eras un chico.- me paro en seco y la miro aturdido sin saber de donde ha sacado esas palabras... Le tendré que quitar esos libros de Christian Grey o como se llame.

 

- ¿De dónde sacas esas palabras?- grito estirando mis brazos al techo- ¡No creo que te lo enseñen en la secundaria...- siento que me quedo sin aire al mismo tiempo que se me nubla la vista.

 

- ¡Oscar!- espero que el golpe llegue a mi cabeza... Pero en vez de eso, escucho un ruido sordo seguido de mi cabeza rebotar sobre algo blando.- Toma el inhalador.- como puedo lo tomo y lo pongo en mi boca mientras me recupero.

 

- Eres escurridiza, enana.- me río cuando he vuelto a la normalidad- Pero tendré que quitarte esos libros que te he comprado... ¿Cien sombras? ¿Quinientas?

 

- Cincuentas sombras, Oscar... Cincuenta sombras de Grey.- me sonríe al ver que me levanto- Christian está con Anastasia, mientras que tú estás con muchas...

 

- Ya entendí, igual te los sacaré... ¡Tienes quince años!- me río negando con la cabeza- Nunca debí comprar esos libros. Tenía que haberle hecho caso a la chica de la librería que me dijo que no convenía regalarle a una niña que estaba por cumplir los quince años.

 

- Es muy tarde hermano, gracias a esos libros que me regalaste sé lo que haces para olvidarte de Isabella.- da la media vuelta corriendo escalera arriba.

 

La sigo con la mirada hasta que desaparece de mi vista, cierro los ojos acostándome en el sofá boca arriba y suspiro de nuevo. Mi hermana parece entender más de la vida que yo... Ella es feliz que se lo trasmite a las personas a su alrededor mientras yo miro mal a los que me miran con lástima... Somos tan diferentes que en lo único que coincidimos son el color de cabello y en los ojos. La estatura, ella es pequeña como nuestra madre y yo soy alto como nuestro padre. Si ese accidente no hubiese ocurrido, todo esto estaría en segundo plano... Mi padre diría que me jugara por la persona que hace que mi corazón quiera traspasar el pecho y mi madre estaría conforme con la persona que elegiría para unir mi vida. Ella me quitaría este dolor que tengo al decirme que le diga a Isabella que la quiero y que para el amor no hay edad.

 

 

 

- ¿Hola?... Si, soy Olivia, Walter... Mi hermano está durmiendo y no ha escuchado tu llamada...- abro los ojos y veo a mi hermana entretenida hablando por mi celular- Veré si lo puedo despertar, gracias por tu preocupación.- le dice sarcástica y sonrío.

 

Tapa el micrófono para luego cerrar sus ojos y suspirar... Está enamorada de Walter desde la primera vez que lo vio. Cuando los abre, yo cierro los míos pasándome por dormido, sintiendo que me toca el hombro, susurra mi nombre, haciendo lo mismo tres veces más.

 

- Oscar, tu amigo está en tu celular.- abro los ojos y frunzo el ceño.

 

- Querrás decir que me está llamando al celular...- la miro mientras trato de no reírme.

 

- Si, como lo quieras llamar.- me tiende el celular por lo que lo tomo y se va por el mismo camino de hace un rato.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.