ISABELLA
Estas dos semanas que han pasado fueron las mejores que he tenido en años desde que vivo en Buenos Aires. No dejo de pensar en el día que Oscar fue a esperarme en el aeropuerto... Algo dentro de mí se había apagado al verlo con esa chica, fue la peor imagen para mis ojos. En los días posteriores, el trabajo ha inundado mis pensamientos y las pocas horas de descanso hizo su trabajo. A parte de ello, mi hermana se enojaba porque no le prestaba atención ni mucho menos a mi celular cuando sabía que al otro lado de la línea fuese él. Quien si me llamaba todas las noches era Camila, quedándose un rato en la casa de nuestros padres para estar al tanto de los allanamientos y también hablaban con Agostina. Mi hermana mayor espera que le den el traslado a la ciudad donde Luciano trabaja.
Mentiría si dijera que verlo en la salida de la embarcación del aeropuerto no me doliera pero no puedo negar que aún con lo que hizo, mi corazón latía más de lo que puedo soportar. También me quitaba el aliento su traje gris con el que vestía pero su rostro fue el que más me asustó... Esas ojeras que a metros de distancia lo pude notar. No es la primera vez que lo vi de esa manera, el mismo día que se entero el accidente de sus padres pasó un par de días sin dormir hasta que me pidió si podía pasar una noche con él. Fue el mejor sueño que tuve en mi vida y a los dos días me encuentro con su carta de despedida. El tiempo me lo recompensó con ese beso que esperé por años, sus insistencias me dejó con las barreras en baja y el contacto de sus labios con los míos fue un bálsamo para mi corazón roto.
Al otro día fue una linda sensación despertar a su lado, la misma que sentí cuando pasamos lo mismo hace cuatro años, pero esta vez fue de la manera que siempre lo quise tener... Su amigo me había despertado y me asustó por la reacción que hizo efecto en mi interior. Mi corazón latía feliz por tenerlo conmigo, levantando mi rostro aún afectada por lo que tengo debajo y él me sonríe disculpándose. Yo le respondí de igual manera uniendo sus labios a los míos, y desactivo el alarma del que no escuché que sonaba. No puedo creer que este ángel caído del cielo me ame, aún más escucharlo me llena de alegría al corazón... Yo me enamoré de él cuando lo vi bajar de esa camioneta roja, dejándome hipnotizada con tan solo ver sus ojos celestes como el cielo.
La expresión de sorpresa de Gálvez fue épica, solo pensó que es amigo de toda la vida de Agostina pero se sorprendió que algo más los unía a ellos: el sentimiento mutuo entre Oscar y yo. La imagen de su ceño fruncido fue única, parece que al final entre ellos dos hay una buena relación del que me pareció mucho más que bien... Oscar pasará un buen tiempo en la comisaría. Anteriormente había saludado a Olivia tratándola como si fuese una muñeca y eso a su hermano lo sorprendió. Ella es más que conocida entre mis compañeros, hasta le han insistido para que ingresara a la escuela de policías pero les dije que su futuro está ligado en otro lado. No me he salvado de las preguntas del mismo Gálvez... El principal es el porqué estaba con Alejandro si en realidad estaba enamorada de Oscar, fue un poco incómodo contestarle que al entrar en la escuela de policías nos hicimos pasar por pareja.
Pero eso ya quedó atrás, hace veinte minutos terminé con mi horario laboral y Agostina me ha dejado en la casa de los Levine. Ahora convivo con Oscar como si fuésemos una pareja consolidada con el tiempo, pero estar a su lado es más que eso... Es el lugar donde siempre debí estar. El contacto físico no va más allá de lo que soporté, después de lo que pasó con Alejandro no me siento preparada para entregar de nuevo mi cuerpo. Sé que él es el hombre indicado al que me puedo entregar tanto en alma como en cuerpo, pero han roto la confianza en mí misma. Será difícil recuperar eso que me mantenía frente a los demás, el día que llegue a ver a Alejandro traerá grandes consecuencias en mi interior.
Antes de mi merecido descanso, preparo el desayuno para los habitantes del lugar. Olivia y Walter beben té de manzana con una tostada mientras que Oscar me acompaña tomando mates junto a unas masas finas que traigo todos los días. Cuando termino con esto solo pasan cinco minutos de mi llegada, aún es de noche siendo las siete de la mañana y no duerno hasta que todos se dirijan a sus respectivos destinos. Una vez satisfecha con lo que preparé, poso las manos en mi cadera y salto del lugar al sentir un par de brazos sobre mi abdomen seguido de unos labios en la curva de mi cuello. Sonrío al sentir esa corriente por lo que me doy vuelta pasando mis brazos por su nuca uniendo mis labios a los suyos e invade mi boca acercándome más a su cuerpo.
- Buen día mi bella, ¿Cómo te ha ido en el trabajo?- esconde su rostro en mi cuello y su respiración me eriza la piel.
- Como siempre, recorriendo las calles con Agostina para no encontrar nada fuera de lo normal.- ubico mi cabeza sobre el suyo- Parece que los ladrones prefieren robar a plena luz del día.