OSCAR
Solo han pasado dos días desde que Isabella se fue y ya la quiero tener conmigo, esta vez tengo que soportar no verla por una semana... Ese es el tiempo que llevarán sus trabajos y no sé que hacer para perder el tiempo sin ella. La extraño un mar, mi hermana pasa su tiempo con mi querido amigo, dejándome de lado. Soy como un lobo solitario, estoy completamente solo. Es demasiado tiempo estar alejado de ella y quisiera dejar mis problemas a un lado por unos días para tomarme el primer avión hacia donde está ella. Me pregunto como es que soporté sobrevivir más de cuatro años sin su presencia... La respuesta es seguir adelante por Olivia y nuestro futuro.
En esta ocasión es ella quien me llama por las tempranas mañanas para saludarme y por las altas horas de la noche, contándome como han sido los procedimientos. Las estancias están esparcidas por tres provincias vecinas, en la cual en este tiempo solo han allanado tres de ellas. Con la ayuda de los policías federales de allí que están a su servicio y las provinciales que también les ayudan como así le da el transporte, les ahorran en tomar uno público. Por mi lado no dejo de decirle lo mucho que la extraño, insistiendo en que se escape de ellos tomando el primer avión y que esté a mi lado. Ella se ríe como si fuese una broma, pero desde que ella se fue casi no pego un ojo y lo soluciono con pensar en ella como si estuviera a mi lado.
Termino de hablar y ya siento mi alma llena de su amor... Sus palabras llenas de cariño y su te amo lo dice todo. Con tan solo oír su buen día mi ángel, mi amiguito se despierta y es lo peor que me puede pasar, pero mi corazón late en mi pecho solo de tenerla al otro lado de la línea.
Controlo el tiempo que hemos hablado ahora, viendo que pasamos los veinte minutos. No es lo mismo que tenerla a mi lado, pero si es lo que a ella le gusta y lo que le ha enseñado Gino y Sonia... No puedo quejarme. Si es feliz con lo que hace, yo lo estaré mucho más por ella. Son las cinco y media de la mañana, es muy temprano para levantarme y aún más para despertarme, pero Isabella lo vale todo en esta vida. Quedan tres horas para mi horario laboral, no me queda otra que comenzar otro día más sin ella. Me levanto de la cama por lo que el frío me invade recorriendo un escalofrío por todo el cuerpo. Camino hacia el ropero en busca de ropa deportiva, primero encendiendo la iluminación de lugar para si ver con normalidad.
Desde que Isabella ha vuelto a casa, he dejado al saco de boxeo de lado. Tal vez entre el ejercicio, la empresa y la universidad llene el vacío de mi mente y pensar en ella solo cuando estoy hablando. Veo el espejo frente a mí girándome de espaldas a él y miro el tatuaje... Me pregunto como es que no se ha dado cuenta de esto, o más bien que tanto he esperado para mostrarse. Ahora recuerdo el motivo del porqué no lo hice: me pidió tiempo para entregarse a mí... Ya saben lo que quiero decir. Después de la mala experiencia que vivió con el estúpido de Alejandro, entiendo que se vio usada por su mejor amigo, es el tipo de persona que no puede existir en este mundo... Al menos no convivir con personas como ella. Yo le prometí que no la lastimaría, tendremos nuestros problemas como toda pareja, pero lo solucionaremos juntos.
Escucho un sonido extraño proveniente del pasillo. Me encuentro en la habitación de entrenamiento pero con la mente en Isabella. Estaba tan concentrado en pegarle a la bolsa que ni siquiera me había dado cuenta de que estoy sin aire. No debería asustarme porque no estoy solo, así que miro la hora y casi caigo de espalda al ver que falta media hora para que mis empleados comiencen con su horario laboral. Tomo la toalla secando la transpiración junto a la campera saliendo de allí sin mirar. Olivia y Walter se asustan al verme salir en apuros a mi habitación, tampoco les presto atención a lo que están haciendo antes de que los interrumpiera. No puedo ver a mi hermana besando a mi amigo como si estuvieran solos. No dispongo de mucho tiempo ya que lo tengo controlado a West desde adentro.
Una vez que estoy vestido busco una corbata para terminar de cubrir mi cuerpo... Estoy acostumbrado a que ella haga el nudo y cuando queda conforme con su trabajo une sus labios a los míos con un que tengas un buen día... No los usaré en su ausencia, Olivia y Walter serán testigos solo para que ella misma esos delicados nudos. Todos mis empleados me verán como vagabundo pero no me importa. Tomo mi maletín saliendo a la corrida hacia la planta baja, el tiempo vale oro por lo que prefiero desayunar en mi oficina. Piso los escalones lo más rápido que puedo. Mi hermana y mi amigo están esperando a un lado de la entrada mientras se ven muy acaramelados.
- Está bien que se quieran y todo eso,- hablo haciéndolos sobresaltar- solo que por esta semana no lo hagan delante o cerca de mi presencia.- me paro frente a ellos mirándolos serio.
- Buen día hermanito. ¿Cómo has amanecido?- dice Olivia sarcásticamente- Yo muy bien por si lo quieres saber, pero a tí me parece que te has despertado con la pata izquierda.- frunzo el ceño y Walter se ríe.
- Es pies cariño,- le corrige Walter mientras la rodea con su brazo sobre sus hombros besando su mejilla- amaneciste con el pie izquierdo. Pero tienes razón, ¿Cuál es el motivo de tu mal humor Oscar?- dirige su mirada hacia mí levantado una ceja.