OSCAR
La tranquilidad no invade en mí desde el día que perdí mis padres, esa sensación de que ellos saben que hice bien las cosas para la empresa y vuelva a ser como lo fue hace unos años atrás. Debe competir en el mercado nacional, dejar sus huellas como la marca más valorada del país. Solo espero a que llegue el tan ansiado juicio, que West pague por todo el daño que hizo... No me devolverá a las personas que me dieron la vida y por su culpa no vean nuestra adolescencia, pedirle consejos de hombre a hombre a mi padre, verlos felices al presentarles a mi novia que llevara a casa y que ella sea Isabella... Él ha arruinado a la familia feliz que éramos cuando decidió partirlo en pedazos.
Anthony se ha transformado en el estandarte principal de la empresa hasta que finalice mis estudios junto a Walter, quien será de gran ayuda de aquí en más. Marie, la novia de mi primo es licenciada en Marketing y la puse al frente de las nuevas publicidades de la colección primavera-verano de este año y del próximo. Sus ideas de como llegar al espectador son increíbles, son muy diferentes a los que trabajan para la empresa... Puede ser la mente joven que no tiene la más mínima idea de lo que hacen los publicitarios aquí saque mucha ventaja sobre los demás.... Anthony supo elegir bien a su persona. Su español es muy malo pero a la vez gracioso porque saca un poco la seriedad entre sus colegas.
Max me dio la idea de sacar una línea de ropa deportiva y no es mala, sé que no puedo competir contra las grandes marcas dedicadas a lo mismo y a la vez ya es un poco tarde para sacar en el mercado en la nueva temporada, pero le pedí ideas para la temporada otoño-invierno. Como si supiera que le diría eso, me dio una revista de ropa cuya traducción es en francés. Si los diseñadores se animan a diseñarlas con la guía de esta revista, se puede cambiar el tipo de tela para que cualquier deportista pueda sentirse más cómodo con lo que utiliza para sus ejercicios. Por otro lado, decidí invertir en la construcción de un salón de gimnasio en la cual, el mismo Max esté a cargo y trabaje de su profesión, personal trainer.
Isabella ha vuelto a su trabajo, pasando por la empresa cada tres horas en su tiempo de recorridos por la ciudad, mis empleados ya la conocen y hasta la tutean... Ya nadie la llama como subcomisario Dottavio, ahora lo hacen por su nombre pidiendo que no se asusten si llegan a ver policías entrar al lugar. Es que no es la única que viene aquí de visita, Agostina y Pedro la acompañan cuando pueden, ya de antemano los de seguridad saben que son los oficiales que pueden pasar sin pedir permiso. Pensar en Isabella durante mi horario de trabajo no está bien, pero soy el dueño y nadie me puede regañar por vivir gran parte del día en las nubes. Cabe destacar que sigo su consejo: terminar los estudios como corresponde para si manejar sin problemas lo que me corresponde.
Cinco golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos y sonrío al saber quien está al otro lado de la puerta. Con un adelante de mi parte, la puerta se abre dejándose ver a una Isabella uniformada con esa sonrisa que tiene solo para mí, por lo que me quita el aliento y mi amigo reacciona cuando mis ojos recorren su cuerpo desde la cabeza lasta los pies... Todo su equipo de policía es de color negro ceñido al cuerpo, esas botas estilo militar haciendo ver más alta de lo que es. Pero aún no me acostumbro a verla con el chaleco antibalas. Hace que esa parte de su cuerpo se vea voluminosa, pero es lo que menos me importa de su aspecto.
Se acerca a mí empujando la silla alejándome del escritorio y se acomoda en mi regazo. Sus brazos rodean mi nuca mientras que los míos hacen lo mismo en su cintura. Esconde su rostro en mi cuello por lo que cierro los ojos sintiendo su respiración erizándome la piel y a la vez transmite la paz cuando estoy con ella. Apoyo mi cabeza encima del de ella apoyando su cuerpo al mío y su calor traspasa mi traje.
- Hola mi ángel.- me saluda besando la curva del cuello- Te extraño mucho...
- Yo también te extraño mi princesa.- le contesto acariciando su brazo izquierdo aunque quisiera hacerlo en su espalda- ¿Cómo te va tratando el día?- le pregunto guiando su rostro frente al mío uniendo nuestros labios.
- Lo que va de la mañana, ha sido entretenido...- me sonríe tocando con su dedo índice la punta de mi nariz- Vine para sacarte de aquí para tomar café,- se encoge de hombros mirando el monitor- si no tienes mucho trabajo por hacer...
- Me encantaría.- su sonrisa cobra vida y sus ojos oscuros me observan ansiosos- Tomo mis cosas y salimos.- asiente levantándose caminando hacia la puerta y tomo mi celular junto a mis llaves, no se para que... Solo es la costumbre.
Como ya se nos hizo rutina, bajamos hasta la planta baja por las escaleras tomándonos nuestro tiempo en sorprenderla pegando su cuerpo al mío contra la pared... Me encanta cuando grita exaltada y a la vez riéndose invadiendo mi boca, respondiendo con la misma ferocidad. Si preguntan por las cámaras colocadas en todos los rincones, han desaparecido. Por lo general bajar cinco pisos me toma menos de cinco minutos, pero si es Isabella la que me acompaña, demoro hasta el triple con tal de no separarme de ella.
Una vez abajo, le tomo su mano mirándola con mi mejor sonrisa y salimos del edificio, bajo las atentas miradas de los empleados. Ellos están contentos que haga mi vida y sea feliz como lo han deseado mis padres, como así también recibir algunas bromas como que partido que te ganaste jefe. Isabella es la mujer más hermosa que existe sobre la tierra y que sea policía, la hace ver como un ser exótico, pero es una persona que no se negará en ayudar a los demás.