Sonríe y siento como mi corazón se acelera mientras la veo correr hacía mí y darme un abrazo.
—¿Viniste corriendo?
Me mira con sus hermosos ojos avellana y siento como mi corazón se acelera aún más.
Mierda.
Claro que vine corriendo de la universidad por ti. Dios... Princesa me salte la última hora para no hacerte esperar.
Le sonrío y niego con mi cabeza, ella no tiene por qué saberlo...
—¿Entonces por qué tu corazón late tan fuerte?
Paso saliva, estúpido corazón.
—No es nada, tal vez me cansé al subir las escaleras, no te preocupes bonita.
—Te estás poniendo más viejo. —Ríe dejándome ver aquellos preciosos hoyuelos en sus mejillas.
Cielos... Odio que me sonría de esa forma... Me deja fuera de combate con mostrarme aquellos perfectos hoyuelos.
—¡Hey! Solo soy cuatro años mayor que tú, eso no quiere decir que esté viejo. —replicó. —Solo mírame, soy extremadamente atractivo.
—Viejo.
Ella vuelve a reír y yo le sonrío satisfecho por haberle hecho el simple hecho de hacerla reír. Amaba, no, amo verla reír, su risa es escandalosa y algo contagiosa, pero siempre ha sido de esa forma.
Comenzamos a caminar rumbo a casa, ella, como siempre, tomándome del brazo como si fuéramos al altar; cada vez que pienso en ello mi corazón da un vuelco por imaginarla yendo al altar conmigo. Para mi eso sería como tocar la gloria.
Ella comienza a darme detalles de cómo fue su día mientras yo la escucho atentamente y le digo alguna que otra cosa por lo que hizo. De un momento a otro se detiene y me mira fijamente, mi corazón se acelera por su mirada, pero con voz calmada le hablo.
—¿Sucede algo malo? ¿Por qué te detienes? —cuestiono mirando como juega con sus dedos.
Ella está nerviosa, desde que nos conocemos siempre juega con sus dedos cuando está ansiosa, nerviosa.
—Matt... Tú... Tú crees que soy... ¿Soy bonita? —pregunta mientras hace ese gesto inocente con su labio que hace que mi corazón quiera salirse de mi pecho.
La tomó de los hombros mientras la miro fijamente, ella esquiva mi mirada un par de veces hasta que finalmente también me mira directamente a los ojos, mi corazón se vuelve acelerar.
—Eres preciosa Hanna, cualquiera se daría cuenta de eso, cualquiera que no estuviera ciego claro. —ella me sonríe. —¿Alguien te dijo que no eras bonita? Si es así dime que Jackson y yo irem—
—¡No! —me interrumpe riendo. —Nadie me ha dicho nada.
—¿Entonces? ¿Por qué me preguntas eso? —cuestiono pues la respuesta a su pregunta era demasiado obvia, para mi lo era.
—Es que... Hay alguien que me gusta. —murmura lo suficientemente alto como para yo poder escuchar.
Con solo escuchar esas palabras mi corazón se detiene por unos segundos y un escalofrío me recorre el cuerpo antes de que mi corazón vuelva a palpitar frenéticamente, mi respiración se vuelve pesada, errática, en mi cabeza comienzan a suceder miles de posibles escenarios donde ella se me declaré, pero todos aquellos escenarios se ven afectados por el solo pensamiento de que no sea yo quien le guste.
Sintiendo mi garganta rasposa pasó saliva antes de volver a hablar.
—¿Quién es ese alguien? —cuestiono con cautela.
Ella sigue jugando con sus dedos, evita mi mirada y murmura.
—Va en último año... Y hoy me regaló una preciosa sonrisa —su rostro se ilumina mientras lo dice.
Bonita... Sabes que yo puedo regalarte todas las sonrisas que quieras...
—Se llama Joshua.
¿Joshua? ¡¿Joshua?! ¡¿Quién mierda es Joshua?!
Aprieto mis manos conteniendo mi frustración.
Nos conocemos hace 14 años... ¿Y yo no soy el chico que le gusta? Sabía que esto podía suceder...
Joder.
¡Claro que lo sabía!
Pero aún guardaba la esperanza de ser yo quien le guste... De ser yo de quien se enamore... De ser yo su primer beso… Yo quería... No. Yo quiero ser su todo...
Paso saliva antes de hablar.
—Hannie... —le tomó de los hombros mientras veo sus preciosos ojos avellana. —Eres bonita, eres preciosa ¿Vale? Ante mis ojos eres perfecta, y si alguien no ve lo que yo veo en ti... Entonces no te merece.
Mierda... Si...
Me declaré indirectamente, pero me importaba una mierda, mínimamente dije lo que sentía, aunque ella no sepa cuáles son las intenciones de mis palabras.
Repentinamente, me abraza y mi corazón late fuertemente por ese simple gesto.
Estúpido corazón.
—Te quiero mucho Matthew Johnson.
—Yo también te quiero Hanna Brooks. —beso su cabeza mientras le devuelvo el abrazo.
Esconde su cabeza en mi pecho.
Mierda...
Princesa... No hagas eso.
¿No ves que mi corazón se acelera por cada gesto que haces por y para mí?
—¿Crees que Jackson se enoje si le digo? —murmura separándose de mí, volvimos a caminar, faltaban solo un par de calles para llegar.
Joder claro que lo hará Bonita...
—Tal vez... Tal vez solo se ponga celoso. —como yo en estos momentos. —Pero eso es porque eres nuestra princesa y no puedes estar besando sapos si no caballeros como yo. —ella ríe escandalosamente y golpea mi hombro divertida.
—¿Y por qué caballeros? ¿Uhm? En los cuentos la princesa siempre besa un sapo rompiendo el encantamiento y volviéndolo un príncipe apuesto.
—Princesa... El mundo real es diferente... Algunos sapos siempre serán sapos por más que los beses, es más, algunos no se vuelven príncipes si no bestias... Así que no beses sapos, solo besa caballeros.
Bésame a mí y solo a mi...
—¿De acuerdo?
—De acuerdo. —sonríe y diablos, esos hoyuelos deberían ser ilegales, cuando aparecen hacen latir mi corazón frenéticamente.
—Bien princesa, ya que este caballero la trajo sana y salva su casa... ¿No merezco un beso como muestra de gratitud?
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Editado: 09.11.2024