Solo Un Fantasma

Capítulo 5

"Joshua es el chico que me gusta"

Esas palabras no dejan de atormentarme desde esta tarde. Golpeo con más fuerza el saco de boxeo, sacando mi furia y frustración.

La música suena fuerte en mis audífonos mientras golpeo el saco incansablemente. Uno, dos, tres y más golpes recibe el saco de boxeo, cada golpe viene con más fuerza que la anterior.

Me sacan el audífono, me giro rápidamente, es Jackson. 

—Es hora de irnos. —dice estirándose. 

—Mierda, se me paso el tiempo. —digo mientras camino hacia mi mochila, la levanto del suelo y me la pongo en el hombro. 

—¿No te darás una ducha primero? —pregunta viendo mi ropa bañada en sudor.

—No, me ducharé cuando llegue a casa.

Salimos del gimnasio y comenzamos a caminar hacía nuestra calle.

—Oh, mamá aprendió a hacer sushi en su clase de cocina, me dijo que te invitara, quiere que halaguemos su comida o algo así, ya sabes como es mamá. 

Comienzo a reír, a la señora Brooks siempre le han gustado los halagos.

—Gracias por la invitación Jackson, pero mi madre acabó turno y hoy estará en casa y... Ya sabes.

—Quieres pasar tiempo con ella, lo entiendo hermano. —pone su mano en mi hombro, le sonrío. —Pasaré por algunas cosas al minimercado, nos vemos mañana. —me da dos palmadas en el hombro.

—Nos vemos y dile a la señora Brooks que lamento no ir a probar su sushi.

Jackson ríe mientras se aleja.

Suspiro cansado mientras camino. Hoy realmente fue un día agotador y no lo digo solo por lo que sucedió en la tarde, también lo digo por el poco tiempo que dormí y por ese examen...

Dios... Y por Kate...

Mañana intentaré disculparme con ella... Si es que no me evita.

Abro la pequeña puerta del jardín de adelante, entro y cierro, saco mis llaves y abro la puerta de casa.

—¡Ya estoy aquí! —anuncio arrojando mis llaves a la mesa de café mientras me quito mi mochila, camino a la cocina.

—La cena estará en unos 20 minutos. —dice mamá terminando de lavar los platos, toma una toalla y comienza a secar sus manos. —¿Cómo estuvo el entrenamiento?

—Igual de agotador que siempre.  —me acerco a ella depositando un beso en su frente, me golpea con la toalla que lleva en las manos. 

—A bañarse, hueles a una mezcla rara de sudor, desodorante y perfume. —golpea mi pecho y yo comienzo a reír mientras camino de espaldas. —Baja cuando te hayas bañado, ahora shushu, no te quiero aquí, sucio.

Levanto mis manos en señal de rendición mientras salgo de la cocina y comienzo a subir las escaleras. Entro en mi habitación, dejo mi mochila a un lado en el suelo mientras enciendo la luz, tomo mi toalla y me dirijo rápidamente al baño.

Me desvisto, dejo la ropa en el cesto y entro en la ducha, abro la llave y dejo que las gotas de agua comiencen a caer sobre mi cuerpo, el agua caliente hace que mis músculos se relajen lentamente, lavo mi cabello y cuerpo.

Una vez termino de ducharme envuelvo la toalla alrededor de mi cintura dejando mi pecho desnudo, algunas gotas de agua seguían deslizándose por mi abdomen hasta llegar a mi pelvis para luego desaparecer entre esta y la toalla.

Salgo del baño mientras seco mi cabello con una toalla pequeña, cierro la puerta del baño y–

—Oh, Matt—

Mierda.

Hanna está frente a mí viéndome fijamente; siento como mi corazón comienza a golpear mi pecho frenéticamente, es como si estuviera a punto de salirse de mi pecho. Nos vemos fijamente, sin decir palabra y rápidamente las mejillas de Hanna se ponen rojas.

Me aclaro la garganta y hablo.

—Hanna... ¿Necesitas algo?

Veo como su garganta sube y baja pasando saliva.

—Y-yo... Uhm... —voltea a mirar a la pared. —Vine a... Pedir un consejo.

¿Consejo?

Camino hacía mi habitación, abro la puerta y la invito a pasar, ella comienza a jugar con sus dedos mientras entra en la habitación.

¿Ella está... nerviosa?

—Y... ¿Sucedió algo para que vengas a pedirme un consejo? —cuestiono buscando ropa en mi armario. 

—B-bueno... Pre-preferiría esperar a.... a que tengas ropa puesta...

Saco una camisa blanca, un chandal negro, mi ropa interior y la dejo encima de mi escritorio.

Volteo mi rostro, Hanna está mirando fijamente mi espalda. Aclaré mi garganta.

—¿Podrías girarte? —pido, ella se sonroja.

—Yo... Si, lo siento. —se gira y baja la cabeza.

Tan tierna...

Rápidamente me seco el cuerpo y me visto, veo de reojo a Hanna quien sigue dándome la espalda con su cabeza abajo, sin que se de cuenta me aplico perfume en el cuello.

—Ya puedes voltear. —sonrío mientras me siento en la silla de mi escritorio, palmeo la cama frente a mí. —Ven, siéntate. 

Hanna se acerca nerviosa y se sienta frente a mí, toma aire y luego lo suelta todo en un suspiro, hace esto varias veces hasta que el rosa de sus mejillas se va, se relaja y comienza a hablar.

—Uhm... Recuerdas... ¿La nota de esta tarde?

Dejo escapar una risita sin gracia y respondo cortante.

—Ujum.

¿Cómo olvidar esa estúpida nota? 

—Bueno... —limpia sus manos pasándolas por su chándal rosa. —Le dije que sí quería salir con él y él me pidió que nos viéramos mañana después de clases para tener nuestra cita.

Me tenso en mi lugar pero intento parecer relajado, me acomodo en la silla abriendo un poco mis piernas y cruzándome de brazos.

—¿Y? ¿No era eso lo que querías? —pregunto, tal vez de una manera un tanto agresiva.

—¡Dios si! ¿Pero no entiendes el verdadero problema Matthew? —chilla en frustración. 

—¿Problema? ¿Hablas de que no sabes que ropa ponerte? Porque si es así—

—¡No seas tonto! —chilla nuevamente mientras golpea mi rodilla, me río de ella. —Es que... noseisar

Lo dice tan rápido que no comprendo lo que dice.

—¿Qué?




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