Solo Un Fantasma

Capitulo 23

Miércoles — Hanna.

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Sentía la adrenalina correr, el corazón me latía a mil cuando salté la reja a los brazos de Joshua, no pude evitar reírme en cuento me atrapo, Joshua me sonrió y me dejo bajar, limpie mi uniforme y le devolví la sonrisa. —¿Estás seguro de que esto está bien? —pregunté viendo el instituto.

—Tienes que aprender a vivir Hanna. —dijo tomando mi mano. —Solo confía en mí.

Hipnotizada por su sonrisa y ojos brillantes me dejé llevar por él, entre una que otra broma y risas caminamos por calles por las que nunca había estado hasta llegar a un lugar extraño, había rejas por todos lados y el lugar se veía desolado.

¿Esto en verdad está bien? La verdad es que no lo sé.

Aun así, lo seguí, confío en Joshua y sé que él no me haría daño o me llevaría a un lugar que me dañara. Joshua me guio entre el montón de rejas que había, pasamos por una que estaba dañada, pero Joshua me ayudó a pasar por esta, evitando que me lastimara con la parte filosa de la reja, pasamos por un pequeño callejón hasta dar con una puerta de madera vieja llena de folletos viejos y letrero de papel de se busca o de renta de algún lugar.

—Josh…—murmuré con miedo viendo a mi alrededor.

—No te preocupes Hanna, te divertirás lo prometo.

Asentí depositando mi total confianza sobre Joshua, pasamos por la puerta entrando en un depósito abandonado lleno de cajas probablemente vacías, había insectos por todos lados y las luces no encendían. Me acerqué más a Joshua tomándolo del brazo, avanzamos entre la cajas y de un momento a otro un golpe sordo me hizo gritar del terror.

—Mierda, sí que sabes gritar. —una voz desconocida me hizo aferrarme al brazo de Joshua.

—Imbécil la asustaste. —bufó Joshua quitando mi mano de su brazo.

—Es un pequeño ratón asustadizo. 

El comentario que hizo aquella chica desconocida me hizo fruncir el ceño, era grosero de su parte referirse a mi como “un pequeño ratón asustadizo”.

—¿Cómo algo como esto puede ser tu novia? —preguntó una chica mirándome de arriba abajo.

—Sabes que conmigo te va mejor…

El tono de voz que utilizó al hacer aquella insinuación no me gustó, y menos me gustó la sonrisa que Joshua le dedicó, apreté mis puños y me mordí la lengua para no decir nada, después de todo son amigos de Joshua…

—La traje para que se divierta a nuestro modo, si es mi chica debe de divertirse como yo lo hago con mis amigos.

Me sonrojé al escucharlo decir “mi chica”, no novia, sino SU chica.

Joshua se giró, tomó un mechón suelto y lo acomodó detrás de mi oreja, me regaló una sonrisa de esas que tanto me gustan, una pequeña sonrisa ladina que lo hace lucir tan bien…

—Harás lo que yo te pida ¿Verdad Hannie? —asentí lentamente, el corazón me latía a mil. —Eso es genial. —giró su rostro. —¿Todos están ahí?

—Eres el único que faltaba.

—Entonces vamos. —volvió a girarse para verme y tenderme la mano. —Vamos.

Tomé su mano y comenzamos a caminar adentrándonos más en la fábrica hasta que entramos en una habitación en donde había luces neón, una mesa de ping-pong, unos sofás un tanto desgastados, una mesa y un equipo de sonido, apenas entramos las personas que estaban dentro de la habitación giraron a vernos.

—¡Joshua!

—gritó un chico alto con el cabello largo, saludó a Joshua con un abrazo y luego se detuvo a verme, sonrió. —Vaya… ¿Qué hace un pequeño hámster en un lugar como este?

—No soy un hámster, tampoco un ratón. —murmuré frunciendo el ceño.

—Pues pareces un hámster con esas mejillas regordetas y ese aspecto de niña infantil. —dijo con desinterés, se giró y se dejó caer en uno de los sofás desgastados.

— Hanna, él es Leo, Dylan, Max, Leila, Mía y él Easton. —señaló a cada uno mientras decía sus nombres. —Chicos ella es Hanna, mi chica.

Easton -el chico delgado y alto- se incorporó y me miró directamente a los ojos, incomoda aparte la mirada y apreté la mano de Joshua en un intento de que entendiera que me quería ir del lugar, de que no me sentía cómoda, una señal que Matt y Jackson conocen a la perfección, pero Joshua no conocía esa señal por lo que simplemente apartó su mano de la mía y se sentó junto a sus amigos en uno de los sofás, señaló su regazo para que me sentara sobre él y eso hice, porque entre sentarme en su regazo y quedarme de pie de forma incómoda prefería mil y un veces el regazo de Joshua.

La incomodidad comenzó a pasar a medida que me integraba al grupo, todos estaban charlando conmigo como si nos conociéramos de toda la vida, el único problema es que Easton me seguía viendo con insistencia, como si no quisiera que estuviese en ese lugar, aun así, no le di importancia y me concentré en la charla con los amigos de Joshua.

—Hanna no te sientas mal, pero tus mejillas en verdad son gigantes, pareces una ardilla.

—hablo Mia. —No me malinterpretes, eres linda, pero… uhm algo gorda. —murmuró lo último.

Me encogí en mi sitio, no pude decir una palabra y Joshua tampoco dijo nada.

Sin darme cuenta los minutos se volvieron horas y se hizo lo suficientemente tarde como para saber que me esperaría un regaño por parte de mi madre, al ver la hora el alma se me fue al cielo y de regreso.

—Joshua me tengo que ir. —murmuré tocando su costado.

—Espera.

—Joshua… —insistí, en verdad era tarde y Joshua no me estaba dando la atención que necesitaba por lo que cansada de insistir recogí mis cosas y salí de aquel edificio.

Las calles se veían aterradoras, estaba oscureciendo, solo tendría una hora tal vez para llegar a casa y poder fingir que fui a algún lugar con las chicas y olvide avisar. Con miedo camine por las calles por las que vine con Joshua, no recordaba muy bien cuales eran las calles, pero aun así intenté salir de ese lugar, el frío se estaba haciendo presente por lo que estaba comenzando a temblar, el frío y el miedo combinados me hacían temblar mucho. Giré en una de las esquinas encontrándome con un callejón sin salida, me di media vuelta, para ir por otro camino, grité del susto cuando vi a Joshua parado frente a mí.




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