Al día siguiente apenas salí de la universidad fui a casa de Hanna y de Jackson, toqué la puerta y la señora Brooks fue quien me abrió la puerta, le sonreí.
—¿Cuánto tiempo Matthew, has estado? ¿Por qué ya no vienes a comer? —preguntó con una sonrisa mientras me daba espacio para entrar.
—Si… Ha sido mucho tiempo ¿No? — rasqué mi nuca. —¿Está Hanna?
—Oh, no, pero pasa, no deberían tardar en llegar. —dijo mirando el reloj de pared. —¿Tienes prisa?
Negué con la cabeza y entré en la casa, llevaba mucho tiempo sin entrar. Seguí a la señora Brooks a la cocina, ella puso la tetera en la estufa, me senté en la isla observando lo que hacía la señora Brooks.
—Dime Matthew. —comenzó a hablar mientras dejaba un plato con galletas frente a mí. —¿Ha pasado algo con Hanna?
—No con Hanna señora–
—Lana. —me corrigió sirviéndome té.
—Lana. —sonreí. —No con Hanna, sino con Joshua.
Ella se detuvo y me miró de forma seria.
—¿De qué hablas?
Pasé saliva, no sabía cómo abordar la situación, no sabía cómo decir lo que había escuchado de la boca de Joshua, no quería quedar como el malo, pero para no serlo tendría que decirle lo que siento por Hanna. Jugué con la cuchara dentro del té, ella me seguía viendo esperando mi respuesta, suspiré.
—Lana, yo… —vacilé. —A mí me gusta Hanna. —confesé sintiendo el calor en mis mejillas. —Me gusta y no quiero ver como un idiota la hace sufrir.
Un silencio incómodo se apoderó de la cocina. La señora Brooks me miraba con una expresión indescifrable, sus ojos me escudriñaban como si intentaran leer en mi alma. Por mi parte, me sentía como un niño pequeño esperando ser regañado, jugueteando con la cuchara en la taza de té para evitar su mirada.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, rompió el silencio con un suave suspiro y una pequeña risa de por medio.
—Matthew. —comenzó, su voz tranquila pero firme. —Sabía que esto podía pasar.
Me sorprendí por sus palabras.
—¿Lo sabía? —pregunté confundido. Ella asintió.
—Han crecido juntos, me hubiese sorprendido más donde ninguno de mis hijos fuera de tu gusto. —dijo encogiéndose de hombros. —O era Hanna o Jackson.
Ambos nos reímos, me sentí aliviado, al igual que su hijo no me dijo nada extraño o malo por mis sentimientos.
—¿Qué pasó con Joshua?
—Hanna es una apuesta. —dije finalmente. —Ayer estaba en un descanso, estaba trabajando en el bar, cuando salí escuché una conversación entre Joshua y sus amigos. La apuesta es acostarse con Hanna y desecharla el día de su cumpleaños.
La mirada de la señora Brooks se nubló con preocupación, mientras que yo me retorcía en su asiento, sintiendo un nudo de ira y frustración en su estómago. No sabía que podía hacer para proteger a Hanna.
—¿Qué dices? —preguntó con voz temblorosa. —¿Acostarse con ella y desecharla? —me miró. —Hanna me dijo que terminó con Joshua, se lo exigí y la castigue por ello.
—Yo… yo en verdad no sé sobre eso, hace mucho no hablo con Hanna, ayer la llamé para avisarle, pero no contestó.
—Hanna no tiene ningún medio de comunicación además del teléfono fijo. —dijo, tomó aire y me miró. —Yo arreglaré este asunto.
En eso la puerta principal se abrió asustándonos, ambos nos miramos.
—¿Matt? —preguntó Jackson extraño al verme en la cocina. —¿Qué haces aquí?
—Vino a verme. —dijo la señora Lana. —Gracias por venir Matthew, yo arreglaré ese asunto ¿Bien? —asentí. —Me saludas a tu madre.
—Seguro.
Asentí y salí de la casa, Jackson no entendía lo que su madre me estaba diciendo, pero no preguntó, en cambio me acompañó a la salida, mientras me decía que nos veríamos el viernes por la noche en el gym.
—Tengo que entrenar a estos bebés. —dijo besando sus brazos, reí.
—Seguro que si, yo he estado algo flojo. —dije con una pequeña risa de por medio. —Yo creo que–
Me congelé en una mueca de sorpresa total. Una bofetada, inesperada y fulminante, me había dejado la mejilla ardiendo como si me hubieran estampado un hierro al rojo vivo. La mano de Hanna aún temblaba por la fuerza del golpe.
¿¡Cómo pudiste?! —exclamó con voz temblorosa. —¿¡Por qué diablos hiciste eso?!
Todavía aturdido por el golpe, balbuceé una disculpa incoherente sin saber qué decir. No entendía lo que estaba pasando, no entendía por qué acababa de recibir una bofetada de parte de Hanna.
—¡Hanna! —grito Jackson separando a Hanna de mí. —¿Qué mierda crees que haces?
—¿Qué hago? ¡¿Qué hago?! —grito exaltada. —Pregúntale qué fue lo que le hizo a Joshua.
—Hice lo necesario por ti. —dije captando lo que Hanna quería decir.
—¿Por mí? —dejó escapar una pequeña risa irónica. —¿Golpeaste a Joshua por mí? ¿En serio? —preguntó con su mirada llena de disgusto.
Jackson me miró con el ceño fruncido, estaba confundido, la señora Lana salió y nos miró fijamente, me indico que me fuera, murmuré una disculpa antes de darme la vuelta e irme. Escuché como la señora Lana llamaba a Hanna para que entrara.
En cuanto llegué a casa me encontré con Kate quien dejó caer un paquete de papas que tenía en sus manos.
—¿Qué diablos te pasó? —preguntó preocupada acercándose a mí. —¿Quién te golpeó?
—¿Golpe? —dijo mamá saliendo de la cocina. —¡Dios mío! ¡¿Qué te pasó Matthew?!
—Yo… No es nada. —sonreí amargamente.
—Kate, cariño ¿Podrías ir por hielo o algo para la mejilla de Matthew? —Kate asintió y fue a la cocina. —No tengo que ser adivina para saber que fue Hanna quien te abofeteó.
—Mamá–
—No. —me detuvo, de forma suave tomó mi rostro entre sus manos. —No me he querido meter en tu vida porque sé que eres autosuficiente, eres una buena persona hijo, te críe para que así fuera. —dijo de forma suave. —Pero no te críe para que dejaras que pasaran por encima de ti. Matthew, el amor es muchas cosas, pero nunca es dolor.
—Estoy bien, estoy bien.
Mi voz se entrecortó, ella solo sonrió de forma dulce y asintió. No sé el porqué, pero de mis ojos comenzaron a salir lágrimas, mamá me abrazó y yo correspondí el abrazo.
#5541 en Novela romántica
#1469 en Chick lit
amornocorrespondido, amigos romance drama, novelajuvenil amor
Editado: 09.11.2024