Solo Un Fantasma

Capítulo 32

Viernes, día estresante, ir a la universidad, clases, quiz, conferencias, ir al trabajo y lidiar con personas borrachas, o personas peleando. Fue un día extremadamente agotador, lo único bueno de ello fue que no pude darme un segundo para pensar en Hanna.

Cuando llegué a casa mamá me estaba esperando con la cena ya servida, ella me sonrió en cuanto me vio entrar por la puerta.

—Oh, ya llegaste. —me sorprendí al ver a Kate salir de la cocina.

—¿Qué haces aquí? —pregunté dejando las llaves en su lugar habitual.

—Tu madre me invitó a cenar, acepté porque no quería cenar sola. —respondió de manera tranquila. —¿Tú que hacías?

—Trabajo. —respondí de manera tranquila mientras me sentaba en la mesa, ella y mamá también se sentaron.

Comenzamos a comer mientras hablábamos de manera casual.

—Oh ¿Cómo está Steven?

—Sigue siendo un tronco, ya sabes. —sonreí. —¿Cómo está tu madre y hermana?

—Ambas están bien, Mamá está de viaje de negocios y mi hermana fue a una pijamada en casa de una de sus amigas.

—Oh, ¿un viaje? —preguntó mamá. —Creí que no iba a seguir viajando para estar más tiempo con ustedes.

—Si, era así, hasta que decidí inscribirme en los intercambios en Inglaterra. —soltó como si nada, la miré y noté que ella me miraba por el rabillo del ojo mientras movía el índice sobre la mesa.

Giré a ver a mi madre y ella también me estaba observando “disimuladamente”, suspiré y me levanté, dejé los cubiertos a un lado y me levanté.

—¿Qué es esto? ¿Acaso es una especie de intervención? —pregunté mirándolas fijamente, ambas cruzaron miradas.

—No seas grosero, Kate solo estaba respondiendo mi pregunta.

Murmuré un no puede ser cierto mientras sostenía el puente de mi nariz, estaba cansado del día de mierda que acababa de tener y mamá se confabula con Kate para hacerme cambiar de opinión con lo del intercambio.

—No, no lo está, lo que sí está haciendo es actuar, y lo sé porque Kate está haciendo ese gesto con su índice cuando está nerviosa o está mintiendo. —señalé, Kate rápidamente escondió su mano.

—Solo queremos que lo intentes. —dijo Kate algo avergonzada.

—Queremos lo mejor para ti. —agregó mamá.

—¿Por qué solo no aceptan que no lo haré? —Solté, tomé una bocanada de aire y la solté. —Mamá, ya discutimos ayer, no quiero discutir nuevamente hoy.

—¿Aceptar algo que no haces por estar cerca de una niña que no sabe ni qué es lo que quiere estudiar? —soltó mamá.

—¿Y tú qué sabes? —bufé enojado.

—¡Lo sé porque lo veo! —levantó la voz. —Veo como siempre estas ahí para ella, veo como descuidas tus estudios para ayudar con los de ella, he visto como soltaba comentarios inocentes que hacian que tus esperanzas se elevaran, he visto, te he visto, y eso es algo que ella no hace.

Esas palabras me dolieron, aun así, seguí adelante.

—¡¿Y tú qué sabes?! —pregunté. —Ella algún día lo hará.

—¿Si? —pregunto de forma calmada. —Dime, dime cuando, ¿en 10 años? ¿Quizás 20? ¿Cuando madure? ¿Y cuando madurara? ¿Cuando tenga un hijo y el padre no se quiera hacer responsable? Oh, claro que sí, porque tú estarás ahí para ella, dispuesto a criar un niño que no es tuyo ¡¿verdad?!

—Si en todos estos años no te ha visto… ¿Qué te hace pensar que lo hará en los próximos días? —comentó Kate mirando su plato, luego me miró a mi.

—Ustedes en verdad no entienden. —murmuré, pero me escucharon.

—¿Entender? ¿Qué debemos entender? ¿Qué te gusta meterte en la mierda para sacar a tu amada princesa? —dijo Kate de forma sarcástica dejándome sorprendido. —En verdad lo siento señora, yo en verdad, en verdad lo intente.

Kate tomó su bolso, besó en la mejilla a mamá y me dió una cachetada a mi, fue algo que me hizo quedar en shock. Ellas fueron las que planearon toda esta mierda y yo termino siendo cacheteado por Kate.

—A ver si con esto despiertas de tu fantasía, imbécil.

Con eso dicho salió de casa dejándonos a mamá y a mi en completo silencio, ella comenzó a recoger los platos de la mesa en silencio, antes de entrar en la cocina se detuvo a verme.

—Solo… —tomó aire. —¿Cuántas veces ella ha estado para ti?

—Muchas veces. —respondí de manera automática, ella solo asintió.

—Solo no quiero ver a mi único hijo marchitarse por alguien que no lo ve.

Con eso dicho desapareció en la cocina, subí a mi habitación, me duché, me cambié, me acosté boca arriba en mi cama, y aun así no lograba dejar de pensar en las palabras de mi madre ¿Cuántas veces ha estado Hanna para mi? ¿Cuántas veces yo he estado para ella?

Mi cerebro intentaba recordar cualquier ocasión en la que ella hubiese estado para mi cuando tuve un mal momento, aun así no podía recordar ninguno, cuando mi padre falleció ella no entendía bien, así que simplemente me dijo que jugara con ella, cuando perdí mi primer parcial en la universidad solo me dijo que esas cosas pasaban, nunca quiso acompañarme en los aniversarios de la muerte de mi padre y creí que era porque me quería dar espacio. ¿En verdad era eso o solo era yo excusandola?

Esa noche no pude dormir, pude escuchar a mi madres alistarse e irse a su trabajo a las 3 de la mañana, cuando se fue bajé a la sala de estar, puse la primera película que aparecía en recomendaciones y la comencé a ver mientras comía lo que había quedado de la cena; finalmente se hicieron las 5 y algo de la mañana, fue ahí cuando logré quedarme dormido.

Los golpes a la puerta me despertaron asustado, el corazón me latía a mil por hora, aun así me levanté del sofá y abrí la puerta, Jackson se encontraba del otro lado de la puerta, él me miró divertido antes de pasar a mi casa.

—¿Qué haces aquí? —pregunté somnoliento. —Son las… ¿3 de la tarde? —pregunté sorprendido mientras miraba el reloj de pared.

—Si, las 3 de la tarde. —dijo en tono burlón. —Y no hago mucho, mamá me pidió que te llevara conmigo para que ayudes en el arreglo de la decoración de la fiesta. —dijo sentándose en el sofá en el que hacía menos de 5 minutos estaba durmiendo. —-Aunque claro, ella lo dijo de forma más amable.




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