Solo Un Fantasma

Capítulo 33

Hanna

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Estaba nerviosa, no sabía cómo escapar de mi familia, todos me estaban prestando demasiada atención, y la hora de mi encuentro con Josh se acercaba cada vez más y aun no podía liberarme de mis familiares. Vi a Matthew despedirse de mi madre y mi cabeza hizo click.

—Mamá yo… Yo iré con Matthew, creo que debo disculparme con él. —dije intentando ocultar mi nerviosismo.

—No tardes ¿de acuerdo? Te tengo una sorpresa. —me sonrió y besó mi cabeza.

—Si, no tardaré.

Con eso dicho salí de casa, vi a Matthew a lo lejos, lo ignoré, fui en dirección opuesta, caminé hasta el parque en donde Joshua se encontraba en una banca esperando, apenas lo vi salté sobre él, lo abracé tan fuerte como pude, él besó mi frente y eso me hizo sentir tantas cosas en un momento que solo quería entregarme a él.

Joshua me tomó de la mano y me guió hasta un auto, me abrió la puerta como todo un caballero, yo le sonreí ante el gesto y entré en el auto, él rodeó el auto y se subió en el asiento de conductor, no dijimos mucho, él comenzó a conducir a su casa.

Sentía una especie de nudo en el estómago que me apretaba el aliento. Era como si una mano invisible estuviera retorciendo mi interior. Las mariposas revoloteaban sin cesar, y cada vez que pensaba en lo que me esperaba, mi estómago se revolvía más; el calor subía por mi garganta y me invadía una sensación de náuseas. Cada latido de mi corazón resonaba en mi pecho, amplificando mi ansiedad, era una mezcla de emociones, de anticipación y duda, me sentía a la vez emocionada y aterrada.

El trayecto del parque a la casa de Joshua fue relativamente corto. Bajamos del auto, él me tomó de la mano y me guio por la entrada de su casa, mis nervios cada vez se hacía más evidentes.

—No tienes porque estar nerviosa Hanna, esto es algo que ambos queremos ¿Verdad? —asentí con la cabeza.

Subimos a su habitación que estaba sumida en una penumbra tenue, solo iluminada por la luz de la luna que se filtraba por la ventana. Me sentía incómoda, mi cuerpo se tensaba cada vez más. Joshua, sin embargo, parecía ansioso por iniciar el encuentro, sus manos se pegaron a mi como si fuese un pulpo, él recorría mi cuerpo con una insistencia que me incomodaba.

—Josh espera.

—¿Esperar más? No Hanna, tú lo quieres, yo lo quiero ¿por qué esperar más tiempo? —preguntó mientras besaba mi cuello.

Se sentía extraño, de la misma manera en la que me toqueteo en aquella fiesta, sus manos subían y bajaban por mi cuerpo, solo se detenía para apretar mis pechos y mi nalgas. Sus manos se movían con una torpeza que me desconcertaba, me sentía como una niña pequeña, siendo explorada por un niño aún más pequeño.

El toque torpe de Joshua me hacía sentir una mezcla de frustración y pena. Anhelaba la conexión que las películas suelen vender, pero la realidad era muy diferente, intenté relajarme pensando que mi nerviosismo era el que causaba todo el mal entendido.

Me dejé llevar por Joshua, comencé a familiarizarme con su toque, él me quitó la blusa que tenía puesta, yo hice lo mismo con él, toque su abdomen, no estaba marcado pero aun así se sentía bien al tacto. Joshua se acercó lentamente, sus labios se encontraron con los míos en un beso intenso, mis manos exploraron su cuello y su espalda, mientras él acaricia mi piel, provocando una sensación ardiente que recorrió mi cuerpo.

El calor se apoderó de mi cuerpo, una ola que me inundaba desde los pies hasta la cabeza. Mi corazón latía como un tambor frenético, y cada respiración comenzaba a ser un jadeo. Sentía que la piel de Joshua comenzaba a quemarme también, caliente y húmeda.

La ropa dejó de estar en el panorama, Joshua comenzó a besar mis pechos, se sentía extraño y a veces era algo doloroso, Josh bajó hasta mi intimidad e introdujo un dedo en mi, eso me sorprendió y me hizo gritar de dolor, quería llorar, pero me mordí el labio y me contuve.

Metió y sacó su dedo una y otra vez, intentaba no gritar de dolor, ahogué mis gritos enterrando mis uñas en la espalda de Joshua y mordiéndome la lengua, Joshua introdujo su pene en mi, algo que me hizo entrar en pánico.

—Josh ¿te colocaste un condón?

—Bebé… Con condón no se siente igual, además por hacerlo sin condón una vez no pasa nada. —dijo besándome.

—Pero…

—Hanna. —me detuvo en seco. —¿Me amas? —asentí a su pregunta. —Entonces demuéstramelo, haz lo que te pido ¿si?

Me besó en la cabeza, asentí y él comenzó a moverse, quería gritar por el dolor que me causaba, pero no lo hice, Joshua se movía de manera fuerte, no pasó mucho tiempo antes de que Joshua llegará al punto máximo, salio de mi y se acostó a mi lado, me tomó de la cintura y me atrajo a él, me acomodé en sus brazos.

—¿Te gustó? Porque a mi. —dijo besando mi frente.

—Si… Si me gusto. —murmuré, la realidad es que no. —Con esto demostré mi amor por tí ¿verdad Josh?

—Si, así es… Bebé…

—Ya no terminaremos ni nos alejaremos el uno del otro ¿verdad? —él asintió y yo sonreí.

Me acurruque en el pecho de Joshua y sin darme cuenta me quedé dormida. Al despertar, me encontré sola en la cama, envuelta en la fragancia masculina de Josh. La luz del sol que apenas estaba saliendo se filtraba por las cortinas, extendí una mano para tocar la almohada caliente donde él había descansado, pero mis dedos se cerraron en el vacío.

Una ola de soledad me invadió, pero ese sentimiento fue reemplazado por la idea de que Joshua me estuviese haciendo el desayuno o algo por el estilo, me quedé en la cama esperando por Joshua, pasaron los minutos y él no entraba en la habitación, pasaron unos 30 minutos para que Joshua entrara por la puerta, mi sonrisa desapareció al notar que no traía nada consigo.

—Debes irte. —dijo de forma seca, me tiró la ropa en la cama. —No puedes seguir aquí.

—P-pero… ¿Por qué?

—Hanna. —dijo en tono serio. —Tienes que irte ahora.




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