Matthew
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Suspiré, cerré el libro, volví a abrir el libro, leí una línea sin realmente leer, volví a suspirar y a cerrar el libro, mamá me miró, rodó los ojos y dejó de pintarse las uñas de sus pies.
—¿Estudiarás o te quedarás suspirando todo el día?
—No me logro concentrar. —murmuré.
—¿Tú no te concentras? —bufó. —Llevas media hora mirando ese pobre libro sin pasar página, suspirando, abriendo y cerrando el libro, revisando tu teléfono y volviendo a suspirar, gracias a ti no he podido pintarme las uñas bien.
—Lo siento.
Ella suspiró, dejó el esmalte de uñas a un lado y me miró cansada.
—¿Por qué no sales? No lo se, invita a Kate a salir, a Jackson quizás.
—Kate me ignora. —murmuré. —No hablo con Jackson desde el cumpleaños de Hanna.
—¿Qué no tienes más amigos? —me miró de forma extraña, tomó su cartera y sacó dinero de ella. —No me importa con quien salgas, pero sal, me desesperas.
—Mamá.
—Mira, no me meteré más en tus asuntos, me lo dejaste claro ¿no es así? —dijo con una sonrisa extraña en sus labios. —Pero eres mi hijo, y como madre no te voy a ignorar. —con eso dicho dejó el dinero sobre mi libro. —¡Me traes la cena! —dijo subiendo las escaleras.
Me quedé en blanco, revise mis contactos, todos números de compañeros de universidad, profesores, Jackson, Kate, Hanna, mamá, Steven, la señora Lana, algunos proveedores del bar y el lugar favorito de mamá para pedir arroz chino.
Suspiré, no quería admitirlo, pero mamá tiene razón, no tengo amigos. Tamborilee mis dedos en la mesa pensando, necesitaba despejarme.
“Si estás agradecido invitame un batido de fresa con crema” Recorde.
Revisé la hora, me daba el tiempo perfecto para llegar antes de que comenzaran a salir; tomé mi billetera y metí el dinero que me había dado mamá, tomé mis llaves y salí de casa directamente al instituto de Hanna, cuando llegué apenas estaban comenzando a salir, me recoste en una pared mientras esperaba.
Vi salir a Hanna junto a Joshua, e instintivamente me oculte detrás de un poste de luz, ella ríe por algo que le dijo él, su sonrisa es brillante; y entonces Joshua sin pensarlo mucho se inclina y la besa.
Mi corazón se contrae. Es un dolor estúpido e infantil, como un golpe en el estómago que no vi venir. No debería doler tanto. Pero duele. Respiro pesadamente sin quitar la vista de Hanna, ella se gira como si sintiera mi mirada, sus ojos se encuentran con los míos y su sonrisa se desvanece y eso hace que mi pecho se contraiga más.
Duele, realmente duele como si fuese a morir. Y eso es aterrador, eso me hace tener miedo de mis propios sentimientos.
Mis nudillos se ponen blancos de tanto apretar mis manos, respiro lentamente y suelto un suspiro, dejo caer mis manos a los lados mientras la veo alejarse de Joshua y quedarse en una esquina, unos segundos después llega su padre y se van.
—Hola.
La voz de Rubí me hizo saltar del susto, pongo una mano sobre mi pecho y puedo sentir como mi corazón late rápidamente, no sabía si era por culpa de la escena que protagonizó Hanna o si fue porque Rubí me asustó.
Rubí se ríe junto a Violeta.
—¿Esperas a Hanna? —preguntó Violeta metiéndose una paleta en la boca.
—No. —negué rápidamente. —Ella ya se fue.
—Oh, ¿entonces por qué estás aquí? —preguntó Rubí apretando el brazo de Violeta, esta hizo una mueca.
—A invitarte el batido de fresa que prometí. —sonríe.
—Oh, pero ella y yo íbamos a–
Rubí le tapó la boca a Violeta y le murmuró algo al oído, desconcertado hablé.
—Si tienes algo que hacer esta bien, como no tenia tu numero solo se me ocurrió venir aquí a esperarte.
Ambas giraron a verme sorprendidas. Violeta se aclaró la garganta y me dio una gran sonrisa.
—Oh querido, debiste haberlo pedido. —estiró su mano en mi dirección. —Teléfono. —le di mi teléfono, ella escribió algo rápidamente y me devolvió. —Es el número de Rubí, cuando quieras escríbele, ahora nos vamos.
—Ah, pero yo-
Violeta levantó su dedo índice para indicarme que hiciera silencio, movió su dedo frente a mi y negó con la cabeza.
—Somos chicas Matthew, si la vas a invitar a salir debes hacerlo de forma adecuada. —dijo dejándome sin palabras tanto a mi como a Rubí.
—Violeta no se que estás pensando pero no es de esa forma. —dijo Rubí luego de unos segundos. —No es un tipo de cita.
—Pero él claramente dijo que-
—Violeta. —dijo cansada. —Él solo lo hace por algo tonto que dije en el cumpleaños de Hanna.
Violeta frunció el ceño, ambas se vieron envueltas en una pequeña discusión en donde Violeta pensaba que era una cita y en donde Rubí le quería hacer entrar en razón que no lo era; no pude evitar soltar una carcajada, se giraron a verme extrañadas.
—Está bien, ya tengo tu número. —dije marcando, el teléfono de Rubí sonó. —La próxima vez que tenga tiempo libre te invitaré a ese batido. —palmee su cabeza de forma juguetona. —Aunque no sea una cita como lo piensa Violeta.
Ella se sonrojo, yo les sonreí a ambas y me despedí con la mano.
Volví a casa con la mente más fresca, de camino le compré el arroz chino que tanto le gusta a mi madre, lo deje en la nevera y volví a centrarme en el libro de la mañana, solo que esta vez pude leer con fluidez. No supe cuánto tiempo había pasado, pero vi a mi madre bajar las escaleras.
—¿Saliste? —pregunto arqueando una ceja, yo asenti con la cabeza, pase una hoja del libro y ella entró en la cocina, cuando salió tenía un plato en la mano.
—Solo fui a conseguir un número de teléfono.
—¿Una chica? —preguntó con una sonrisa, suspiré.
—No lo pienses mucho. —dije a la par que dos golpes en la puerta sonaron.
—Siempre que no sea Hanna quien te robe el día. —dijo abriendo la puerta, se quedó en silencio, giré, Jackson estaba en la puerta. —Iré a prepararme para el trabajo, por favor no te desveles.
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Editado: 21.05.2025