Una vez escuche a mi abuelo decir que la función principal de los huracanes era permitir que ese pedacito de tierra que los veía existir se renovara, entrara en crisis para luego renacer de todas las cenizas que un gran huracán dejaba. a esa edad no le encontré sentido a tal frase porque mayor era el caos que se vivía en los huracanes a la paz que dejaba cuando se iba y con él, muchos de nuestros seres queridos.
El miedo que se implantaba en cada una de las personas que vivían situaciones donde llegaba un huracán, destrozaba miles de hogares y luego se iba como si no importara nada.
La tristeza que se sentía en el ambiente al verse uno rodeado de tantas personas llorando con sus hogares en el suelo.
Miles de personas desgarradas por árboles que se incrustaba en sus cuerpos, otras tantas sin vida que yacían debajo de los escombros, mientras un alma desesperada intentaba quitar todos los desechos que pudiera para sacar a alguien con vida.
Sí, ni a esa edad ni cuando cumplí los 14 años lograba entender cómo era posible que después de un huracán existiera algo bueno. Pasaban años hasta que ese pedacito de tierra que sobrevivió al huracán lograba salir adelante, pero de nuevo como si estuviese condenado, un nuevo huracán llegaba, y arrasaba con todos los cimientos que ya estaban levantados demostrando que cuando sientes que estas a salvo, es cuando más expuesto estas ante el mundo y la naturaleza.
Pero ahora todo es diferente, ahora entiendo que mi abuelo se refería al amor, ahora tengo 18 años y se perfectamente que el amor se asemeja más a un huracán, llega, te revoluciona la vida entera, y luego se te va de las manos sin darte cuenta.
Y son fases, esas etapas que crees nunca superar y que sin darte cuenta vas creando nuevos cimientos, de los cuales aferrarte para sobrevivir, pero de nuevo te debilitas enamorándote, cruzando los dedos y rogando que esta sea tu oportunidad de renacer para poder ser feliz pero no es así aun tienes mucho que dar, por eso una vez más llega un huracán, que te rompe de tal manera que dejas de creer en todo; tanto que olvidas que después de una gran tormenta siempre sale el sol y el arcoíris.
Eso era Atenea Grey para mí, el sol y el arcoíris después de la tormenta, un huracán destrozo mi vida y me dejo inhumano pero mi terca y testaruda Diosa jamás se rindió.
Yo soy Eros Morón, y quizás esta sea otra historia de amor más, pero, para mí es la historia de amor que comenzó después de un huracán.
¿Qué opinan de esta hermosa historia que apenas comienza?
Editado: 11.02.2022