Capitulo Quince 19-11-2021
Atenea
Si, lo quiero con mi vida.
El nuevo medicamento es horrible, entra en mis venas como fuego arrasador quemándome viva desde dentro, me muevo incomoda buscando una mejor posición pero la gran venda en mi cuello donde antes estaba el tubo por el cual respiraba me dificulta la tarea, veo a mi madre en el sofá y a mi padre en la puerta caminando de un lado a otro.
Se le ve muy cansado, ya no duerme ni se alimenta bien. Esta así desde que murió mi tío y como si la vida quisiera castigarlo paso lo mio y eso lo tiene peor.
Eros, su nombre se me viene a la cabeza y sonrió por el simple hecho de pensar que dormimos juntos, que estoy más cerca de conocer su corazón y de lo que realmente siente. Pero, me duele el hecho de no poder estar ayudándolo.
Su padre lo maltrata y su madre igual, ¿Cómo pueden dañar a un ser de luz como es Eros? Mi pequeño vagabundo es tan valiente y fuerte que pese a todo lo escuche hablar dormido y varias veces dijo que amaba a sus padres.
Por más golpes que le dan sus padres y la vida misma. Él sigue sin guardar rencor y sigue siendo ese chico misterioso con sonrisa encantadora con la mirada más hermosa del mundo, porque en sus ojos esta su pureza y su sentimentalismo.
—Hola, le toca revisión y limpieza a Atenea necesito privacidad por favor— entra la doctora Lexie y como si fuera mi dulce favorito sonrió emocionada porque en su rostro está más que claro que trae noticias buenas.
— ¿Está todo bien? Es decir siempre nos deja quedarnos— la interroga mi madre.
—Es posible que le retire los puntos a Atenea y para eso necesito el campo bien esterilizado— la veo nerviosa pero creo que solo son ideas mías.
—Vamos mujer, hija estaremos en la cafetería— mi padre vuelve en si con una sonrisa algo fingida pero que agradezco cuando se acerca a darme un beso en la frente.
Los veo salir y cerrar la puerta, muevo las sabanas buscando más calor pero consigo el efecto contrario dejando que el aire entre por mis pies, la doctora Lexie me ayuda cosa que agradezco demasiado.
—Atenea no he venido a curarte— la veo curiosa —En pocos minutos te darán una sorpresa.
— ¿Eros?
—Sí, ¿Puedes creer que ese tonto me llamo Tui?
Me pongo a reír ahogándome en el proceso por la fuerza, la doctora me acomoda la almohada y se sienta en la camilla a esperar conmigo.
—Doctora no sé cómo agradecerle tanto— ella sonríe con ternura.
—Comienza por llamarme Lexie— asiento dándole la mano.
—Atenea Grey la dama del vagabundo Eros Moron— ambas nos ponemos a reír como un par de viejas amigas.
El silencio reina en la habitación y no es incómodo, es agradable tener la sensación que alguien aparte de mi familia se preocupa por mí, Lexie mira su teléfono y sonríe.
—Ya es hora Atenea— la escucho mencionar la afirmación que esperaba y es inmediata mi reacción, me cosquillea todo el cuerpo y me sudan las manos presa de los nervios, estoy ansiosa y feliz.
Me ayuda a parame y me acomoda en la silla de ruedas.
—Con esto llegaremos más rápido— asiento tomando el suero con el medicamento que sigue entrando en mis venas.
Abre la puerta y mira a todos lados, es como una clase de espía que vigila todos los lugares por los que pasamos, la adrenalina esta haciendo estragos en mi cuerpo y las sensaciones que me abarcan el cuerpo porque lo volveré a ver me están matando, los latidos vivases de mi corazón puedo sentirlos en mi cabeza.
—Bien escucha no te alteres y estaremos bien— asiento con la cabeza apretando las manos contra la silla de ruedas, la doctora Lexie me lleva al balcón y cuando estoy por levantarme una melodía llena mis oídos.
Observo a la doctora quien solo sonríe invitándome a levantarme para pegarme al balcón, mis ojos se llenan de lágrimas sin poder creer lo que están viendo. Las melodías del piano de mi cantante favorito Bruno Mars entran en mis oídos y de inmediato todo mi cuerpo lo agradece.
—Doctora— mis padres se me viene a la cabeza.
—Solo disfruta que tus padres esta encerrados en la cafetería, tu vagabundo como le dices cerro todo el instituto— ella niega —Nadie puede entrar ni salir hasta que el termine, ahora disfrútalo.
Bajo la mira observando a mi vagabundo tocar la guitarra junto a mi primo Mikhaelo, la voz de Bruno empieza a erizarme la piel cuando su canción llena mis oídos.
— If you ever leave me, baby
Leave some morphine at my door
Because it would take
A whole lot of medication
To realize what we used to have
We don't have it anymore
Las lágrimas no paran de salir de la viva felicidad que siento en mi pecho, el pequeño grupo de personas que los estaban viendo se multiplico y ahora son muchos los que empiezan a mover las manos en el cielo por ellos.
— There's no religion that could save me
No matter how long my knees are on the floor
So keep in mind
All the sacrifices I'm making
Will keep you by my side
Will keep you from walking out the door
Empiezo a mover las manos y la alegría se expande por todo mi cuerpo, de pronto respiro mejor, veo mejor y mi corazón late mejor y todo es por él, por Eros Moron, el chico que acaba de confirmar el sentimiento al cual tanto miedo le tenía, ese sentimiento que se expande con gran rapidez por todo mi cuerpo.
— Because there'll be no sunlight
If I lose you, baby
There'll be no clear skies
If I lose you, baby
Just like the clouds
My eyes will do the same if you walk away
Everyday, it will rain, rain, rain
Editado: 11.02.2022