Capitulo Veinte 29-11-2021
Atenea
La luz
Llevo una semana fuera del instituto de especialidades y siento que respiro mucho mejor desde que camino de la mano de Eros, todos rumoran cosas como si rezaran pero sobre nuestra relación.
Yo lo presumo con mucho orgullo porque solo él, un grupo selecto de personas y yo sabemos lo que somos, lo que tenemos y cuando nos coto tenerlo.
Entramos al salón tomando nuestros lugares uno al lado del otro, me encanta ver que se lleve tan bien con Zeus. Aun así suspiro algo triste porque aún no tengo mi beso de película.
—Muchachones fiesta en mi casa para celebrar— Hermes Hidalgo me cae como patada en el hígado —Celebrar X cosa lo importante es celebrar— pasa invitaciones obviando a los chicos y a mí.
Parece idiota.
—Es más celebremos por mí, porque estoy vivo y sigo siendo el capitán de futbol más sexy— ruedo los ojos y estoy a punto de pararme cuando Eros me toma de la mano, muy amablemente me suelto y me paro.
—Hermes— lo llama captando toda la atención del salón — Permite Dios griego barato recordarte que hace 544 años por si no lo sabes te doy una idea en 1473— Me paro firme cuando se coloca delante de mí, siento a Eros, Zeus y Mikhaelo detrás de mí.
De verdad que es un idiota que ya necesita que lo bajen de la nube.
—En ese año querido Hermes, nació Nicolás Copérnico— hago una pausa dándole suspenso al asunto — El hombre que nos enseñó que la tierra gira alrededor del sol y no de ti, ridículo.
Todos empieza aplaudir, gritando como locos mientras Hermes salen hecho furia del salón, Zeus me carga dándome vueltas en el aire.
Salgo tomada de la mano con Eros cuando ya casi esta por ocultarse el sol.
—Tengo una idea— me toma de la mano para que me detenga —Te llevare a casa, te pondrás mucho más hermosa de lo que eres y luego te pasare buscando porque te tengo una sorpresa.
—No más sorpresas Eros aún tengo que soportar la idea que te vas en menos de un mes, por terco.
—Por enamorado
—Por idiota
—Porque te quiero
—Pero me dejaras
—Estaré para ti siempre pequeña
Me subo en su moto, me da nervios de pensar que puedo caerme, lo peor del caso es que esta en mi primera vez.
—Ahora la hermosa dama debe colocarse esto— Eros me ayuda a colocar el caso que normalmente usaría él y luego sube delante de mí.
—Eros tengo miedo— le digo en un susurro.
—No lo tengas porque yo estoy contigo y sería capaz de dar mi vida por ti— me alza su chaqueta para que meta las manos.
Arranca y yo parezco viejita en esta moto, Dios más pegada a Eros no puedo estar.
No sé cuánto tiempo pasa cuando el aire impacta en mi rostro dándome una sensación de libertad increíble.
Estaciona delante de mí casa y me ayuda a bajar, en el proceso nos caemos quedando yo encima de él.
—No trates de abusar de mi soy menor de edad— le doy un golpe en el brazo levantándome.
Me despido con un beso en la mejilla y entro cuando el se va diciendo que dentro de una hora pasa por mí.
Cierro la puerta de mi casa viendo a mi madre en el sofá, trae cara de pocos amigos.
—Buenas noches madre— no me responde y eso duele al punto que empieza a quemar.
Subo a mi habitación y para mi sorpresa esta Zeus y Mikhaelo jugando en mi play.
—Hola nenas— los saludo a lo que ellos ruedan los ojos al mismo tiempo causándome gracia.
—Pumba que milagro.
—Atenea guapa
—No sé a quién de los dos darle un zampe primero, si a ti Mikhaelo por decirme Pumba o a ti Zeus por no avisarme que vendrían— Mikhaelo vuelve al juego como si no le importara nada.
— ¿Qué haces? — pregunta Zeus.
— ¿Qué parece que hago? Ya se estoy sacando ropa para jugar a la moda con ustedes.
—Yo me apunto— salta Mikhaelo del suelo dejando el control del juego a punto de reventarse —Pero que conste que seré pocahontas.
—Quítate idiota, debo vestirme porque tendré una cita con Eros.
—En ese caso quiero ser el mar tercio— ruedo los ojos metiéndome al baño para cuando salgo ya ninguno de los dos esta.
Me coloco el conjunto que me regalo Zeus para mi cumpleaños que básicamente es un pantalón estilo joggers y una camisa blanca a juego, complemento el outfit con una chaqueta de cuero como la de Eros.
Medio maquillo mi rostro en tonos naturales y me aplico perfume justo a tiempo, el sonido de mi teléfono me saca una sonrisa cuando veo el nombre de Eros en la pantalla.
—Voy bajando.
Tomo mi celular y lo meto en mi bolsillo saliendo del cuarto, a mitad de camino choco con mi papá.
—Hija que hermosas estas— lo abrazo — ¿Saldrás con Eros? — Asiento —Dios te bendiga mi amor, no sabes cuánto te amo y no me opondré a tu relación porque si tú eres feliz yo soy el doble de feliz, te amo, te amo, te amo.
Me llena de beso la cara y luego avanza a su habitación sin dejarme decir nada.
Me da tristeza ver a mi madre en la misma posición, no le digo nada porque no quiero tener una discusión con ella. Hoy no que es mi primera cita con Eros.
Veo a mi chico botar el cigarrillo cuando nota mi presencia, me detalla de pies a cabeza y Dios es la mejor sensación porque siento que estoy vestida comuna Diosa.
—Estas tan hermosa— me da un casto beso en los labios y me abre la puerta de su Ferrari.
— ¿A dónde iremos?
—Señorita eso es sorpresa— maneja con su mano izquierda y con la derecha toma mi mano entrelazando nuestros dedos.
No sé cuánto tiempo pasa pero me pierdo en la vista de la ciudad, Eros toma la carretera que nos lleva a la playa pero no para en ese lugar sigue de largo.
Cierro los ojos cuando el frio empieza a darme sueño.
—Mi hermosa dama ya llegamos— abro los ojos tratando de adoptarme a la luz, no reconozco el lugar pero salgo del vehículo cuando Eros me abre la puerta.
Editado: 11.02.2022