Solo Un Latido MÁs

Capitulo Veintiseis

Eros Moron

 

Eros Moron

Siento un cuerpo tibio a mi lado, abro los ojos sobresaltado porque no me acosté con nadie, una mata de cabello blanco aparece delante de mí.

— ¿Qué demonios está pasando?

—Deja el ruido animal— volteo el rostro y otra mata de cabello blanco está a mi izquierda.

—Pero qué demonios— grito más fuerte causando que ambos se toquen la cabeza, me rio por el momento gracioso que estoy viendo.

—Ya uno no puede dormir en paz en su habitación— me levanto indagado por lo que dice Jack Frost.

—Jack Frost y Periwinkle les recuerdo que esta es mi habitación— ambos alzan la cara y se echan a reír como lunáticos, justo lo que me faltaba.

—Eros solo cállate la boca y déjanos dormir— estoy a nada de responder cuando detallo que me acaban de llamar por mi nombre.

— ¿Cómo me llamaste? — Veo Alaska sentarse con cierta pereza en la cama, intenta hablar pero se da cuenta que su hermano sigue dormido.

—Vamos Marcos no duermas— Marcos rueda los ojos y se sienta junto a ella.

—Anoche escuchamos que Amahia te decía Eros por lo que investigamos quien eres y resulta que tú eres— su hermana lo codea para que se calle.

—Tú eres, Eros no Mikhaelo— hace un puchero con los labios que resulta espeluznante. — ¿Por qué nos mentiste?

—Eso no es algo que les interese ni yo mismo se porque lo hice solo sé que debo encontrar la cura para el SDF y ustedes se están robando mi valioso tiempo, salgan que debo vestirme.

Marcos se levanta de la cama y me palmea el hombro

—Vamos a desayunar mientras tanto tu ve a cambiarte a tu habitación menso porque estas en la nuestra— observo mi alrededor y iiiu tienen razón esta jamás seria mi habitación es muy cursi.

— ¿Cómo llegue aquí?

—Eso pregúntatelo tú mismo, anda que por cierto sigo pensando que tienes un culazo bien lindo guapote— Alaska me habla como si fuera una española y yo no sé qué demonios pensar, por lo menos esta vez sí estoy vestido aunque sin camisa.

Salgo al pasillo y camino directo a mi habitación donde alguien duerme plácidamente, veo su mano sobresalir de las sabanas, con sumo cuidado todo un zapato y me acerco sigilosamente.

Subo encima de el dándole golpes con el zapato a mas no poder

—Quítate Wendy —Dime quien eres animal

—AAAAA me lastimas —Vamos cobarde

Intentase voltearse pero yo estoy como si montara un toro encima de él.

—Para ya joder que soy yo— esa voz

Sigo dándole con todo y de pronto me lanza al suelo tal como lo haría

— ¿Mikhaelo?

—No, Peter Pan es un gusto

Se toca todo el cuerpo adolorido, tiene esa mirada que grita que viene a matarme y más aun con lo que acabo de hacer.

— ¿Qué demonios haces aquí?

—Vine a que me leas un cuento como todo niño perdido, idiota.

—Ándale yo sabía que dentro de ti existía un marica pero no sabía que grado— me golpea el estómago y seguido de eso varios golpes que me dejan en el piso.

—Vengo para que me digas que demonios te pasa, ¿Por qué no llamas a Atenea? ¿Por qué no la buscas? Se perfectamente porque estás aquí y es un acto noble pero para que mierdas haces este sacrificio si cuando obtengas dicha cura será tarde porque la abras perdido a ella.

Me levanto rápido con los ojos llenos de lágrimas y sintiendo el corazón en mi mano.

Le suena el teléfono y lo veo negar varias veces.

—No es que Atenea sea mi prima favorita pero la quiero maldito imbécil— me tira el teléfono en la cara y apenas logro tomarlo, mis ojos no pueden creer lo que en el teléfono de Mikhaelo esta y más aún en el chat de Atenea.

Es una foto donde salgo sin camisa y con una sábana en la cintura lo que hace parecer que estoy desnudo y de paso Alaska sale en las mismas fachas, se me apaga la vista y el mundo queda en un negro completo.

La fecha del mensaje es de anoche, ¿Qué demonios paso anoche?

—Yo... no

—No quiero saber nada, pero estoy seguro que ella si debe querer una explicación.

Salgo corriendo de mi habitación como loco buscando a Amahia, no la veo en el primer laboratorio y corro a los otros cinco más encontrándola en el último laboratorio.

—Eros— la veo y por más que quiero decirle que renuncio a esto por ella no me salen las palabras.

—Yo debo ir a verla— ella niega

—No, y no es porque quiera prohibirte nada pero si te vas perderás todo lo que ya has hecho y segundo— intento interrumpir pero no me deja hablar

—Segundo Eros Moron, pedí una muestra de sangre de Atenea y acaba de llegar así que ponte la maldita bata y trabaja conmigo para que todo esto no sea en vano, para que regreses cuanto antes a luchar por ella y por su vida.

Bajo la mirada y acepto la muestra de sangre de mi maniática cerrando la puerta de vidrio lo que le da toda la razón a la Doctora Amahia, me coloco la bata sintiendo la desesperación en todo mi ser. 




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