Solo Un Latido MÁs

Capitulo Treinta y Dos

 

Atenea Grey

Atenea Grey

Los rostros de Mikhaelo y Eros están descompuestos ante los gritos de Zeus quien trata de pedirle explicación a su tío el cual no hace más que llorar porque siempre tuvieron al enemigo en casa.

—Repite eso maldito hijo de perra— reacciona Zeus gritándole a Eros.

—Ella esta envenenada y debo tratar su sangre cuanto antes, los análisis no mienten no fue encontrada presencia de tal síndrome en ella, solo se encontró un veneno que cada día se aplica en la retina de los ojos empeorándola poco a poco por eso es que no puede respirar casi. Se demostró científicamente que el SDF no causa ataque de respiración al grado que lo tenía Atenea.

—Papá dime algo no puede ser que ella me envenenara— me desespera su silencio.

Todo se vuelve un caos, todos gritan al mismo tiempo, mi pecho se aprieta, las lágrimas corren sin intención de parar y de pronto el sonido de un trueno anuncia el inicio de la peor etapa de todas.

—Cállense ya— Mikhaelo reacciona con cierto color rojo en sus ojos.

— ¿Qué sucede en mi casa y que hace este inútil aquí? —Llega la persona que jamás debió pisar esta casa hoy, mi madre

Mikhaelo salta de su asiento —Como el querido meme que tanto amo señoras y señores se prendió esta mielda señores— Eros se levanta y le golpea la cabeza.

Mi papá grita, mi mamá le responde negándolo todo, Zeus corre y la pega contra la pared mientras Mikhaelo baila la macarena ¿La macarena? Esta idiota o que, solo sé que se ve tan gracioso que por instante olvido porque son los gritos y me rio de mi primo.

—Vamos di algo mujer no te quedes callada— Mi padre se desespera intentado quitarle a Zeus de encima.

Eros intenta parar a Mikhaelo mientras este sigue bailando, Zeus no suelta a mi madre y mi padre empieza a llorar cuando esta no afirma nada pero tampoco lo niega.

Mi pecho se aprieta al punto donde todo se vuelve oscuridad por mi falta de aire.

Un pitido me fastidia los oídos, abro los ojos cuando todos los recuerdos vuelven a mí y la luz blanca de la habitación me ciega por un momento.

—Maniática— Eros corre a mi lado besándome la frente, no sé porque el tenerlo aquí me produce tantas ganas de llorar —Vamos amor no llores.

Me limpia las lágrimas y ese acto viendo de él me duele aún más y no entiendo el motivo.

—Te amo Eros nunca lo olvides— me mira y suspira como si llevara un gran peso por dentro.

—Tienes que luchar ok, tienes que ser fuerte y darme un latido más debes hacerlo Atenea Grey porque serás mi esposa y suficiente tengo con que seas una maniática enana como para que ahora quieras rendirte tu no me enseñaste eso así que lucha por mí por favor— se le apaga la voz a medida que habla y no hago más que pegarlo a mi besando sus labios.

Eros Morón.

No todas las cosas que se rompen hacen ruido, existen otras que se rompen en el más absoluto silencio, mi alma por ejemplo, se está partiendo al escuchar la voz de Lexie.

—El veneno esta en todos sus órganos, y jamás vi algo así como esto se lo han administrado por tanto tiempo.

— ¿Cómo fue que nunca vio esto antes? — interrumpe el padre de atenea, ella sube la mirada con valor pero al mismo tiempo dudando de su propia existencia al verse tan vulnerable.

—La verdad me confié de los exámenes que la madre de Atenea me trajo la primera vez, no investigue nada más a fondo porque eran exámenes que ella misma actualizaba cada dos meses y siendo ella menor de edad no nos permitió nunca tomar una muestra de sangre para cosas que no fueran necesarias— ella se limpia algunas lagrimas — empecé a sospechar que algo pasaba y por eso le pedí ayuda a Eros diciéndole que solo era para encontrar una cura.

—El veneno tiene cura— hablo por primera vez en la noche

— ¿Cómo es posible?

—Cuando estuve en Italia logre salvarle la vida a uno de los dos gemelos que estaban como pacientes para probar el experimento, el hombre se adelantó a su hermana y se ofreció a ser el primero aun con el miedo en mis venas lo intente y funciono— respiro sacando el teléfono contestando la llamada de Marcos.

—Eros ¿dónde estás?

—Estoy en la clínica especial con Atenea que tuvo una recaída— Su silencio es muy extraño.

—Bien vamos enseguida.

—Disculpe los gemelos vinieron conmigo y ya viene en camino— Lexie me mira entusiasmada de conocerlos. —El chico sobrevivió y se curó en su totalidad, el virus SDF desapareció de sus venas y todo gracias a mi sangre.

—Ya va ¿qué?

"Doctora Lexie se le solicita en la habitación 209 código azul"

La voz por el parlante no termina de hablar cuan do todos corremos como locos a la habitación de Atenea.

Algunos enfermeros tratan de contenernos pero la adrenalina en mi cuerpo me permite derribar a uno llegando donde está mi pequeña expulsando sangre por la nariz mientras convulsiona.

Intento llegar a su lado pero se me cruza el Doctor más viejo que he visto en mi vida, veo la entuban y como empiezan a aplicarle medicamentos para la convulsión.

Me sacan casi arrastras, el llanto del padre de Atenea me remueve las entrañas cuando se arrodilla ante mi suplicando una cura para su hija. No es necesario que la pida porque sin pensarlo se la voy a dar.

Cueste lo que cueste.

 




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