Solo un poco enfermizo ❃ Hyunin

♡ :  CAPÍTULO IV — PARTIDA

Normalmente, a Hyunjin le gustaban los aeropuertos. Le gustaban los diferentes dialectos, idiomas, vestimentas y costumbres. Le gustaba ver a la gente comprar un recuerdo de mal gusto de último minuto, que solo los extranjeros pensarían que eran interesantes. A él le gustaba escuchar las observaciones de la gente sobre Londres; lo confuso que era el metro, sus destinos turísticos favoritos, y las pequeñas diferencias culturales en cuanto a comidas.

Pero nunca antes había visto a tanta gente viéndose desesperada, llorando y tirando de sus seres queridos cuando ellos se disponían a abordar el avión con destino a los EE.UU. O tal vez él nunca les prestó atención. Cada vez que había dejado Inglaterra antes, él sabía que iba a volver. No ésta vez. Echaría de menos Inglaterra. Hyunjin sonrió un poco para sí mismo, recordando las miserablemente noches frías, lluviosas, en Stoke Pensándolo bien, tal vez no lo haría.

Echó un vistazo a su reloj. El abordaje comenzaría pronto.

—¡Hyunjin!

Se congeló y luego se dio la vuelta. Jeongin estaba empujando a través de la multitud hacia él.

El corazón de Hyunjin se salteó un latido antes de comenzar a martillar tan fuerte que él difícilmente podría concentrarse en otra cosa. Una parte de él quería alejarse. Pero la otra parte bebía de su mirada, por última vez, y el pensamiento hizo que su pecho le doliera físicamente.

Entonces vió a una pareja de ruidosos reporteros siguiendo a Jeongin, gritando preguntas en su cara. Él debería usar gafas de sol oscuras. No es de extrañar que fuera reconocido.

Hyunjin avanzó para encontrarlo a mitad de camino. Ignorando las preguntas de los periodistas, agarró el brazo de Jeongin sin decir una palabra y lo llevó hacia el baño más cercano. Empujando a Jeongin en el interior, Hyunjin cerró la puerta, la trabó y se volvió hacia Jeongin.

—¿Qué estás haciendo aquí? No debería haber…

Jeongin cayó contra él. No había otra palabra para ello; se cayó, enterrando la cara en el hombro de Hyunjin y envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de él apretadamente.

—No te vayas… —Jeongin dijo con la voz quebrada— Por favor. Yo no puedo. No puedo… no puedo vivir sin tí.

Hyunjin cerró los ojos. Sus brazos subieron en torno a Jeongin y lo apretaron con fuerza. Jeongin gimió, acariciando su garganta con la nariz, y Hyunjin sintió una abrumadora oleada de amor, de la que era doloroso no tener una salida para ella. Él nunca supo que era posible extrañar a alguien a quien estabas sosteniendo con tus propios brazos.

Su garganta apretada por la pérdida, él apretujó a Jeongin aún más fuerte, pero se sentía como si tratara de aferrarse a la arena escapándose entre sus dedos.

—No lamento haberte conocido. —dijo Hyunjin y Jeongin hizo un ruido que sospechosamente sonaba como un sollozo.

—Oye… —Hyunjin dijo suavemente, tomando la barbilla de Jeongin y obligándolo a mirar hacia arriba.

Húmedos ojos verdes se encontraron con los suyos, y algo oprimía en el pecho de Hyunjin. Jeongin nunca lloró. No había llorado incluso cuando él estaba paralizado y nada que hicieran parecía ayudar. No había llorado cuando fue abucheado y repudiado. La nariz de Jeongin nunca se enrojeció y sus ojos estuvieron siempre luminosos y secos.

Hasta ahora.

—No…

—No estoy llorando. —Jeongin le dijo, levantando la barbilla obstinadamente y mirándolo— Yo nunca lloro.

Hyunjin sonrió y limpió la lágrima en la esquina del ojo de Jeongin.

—En algunos años o incluso meses, mirarás atrás y te reirás de lo tonto que fuiste al pensar que no podrías vivir sin mí.

Jeongin abrió la boca, pero Hyunjin apretó un dedo contra sus labios.

—Verás. Tú eres joven y… —él tragó— Lo que sientes por mí es… no es muy saludable para tí. Estarás mejor sin mí. Esto… pasará, y tú serás más fuerte por ello.

Podía ver que Jeongin quería discutir, pero entonces algo se rompió en su expresión.

—¿Qué hay de tí? —Jeongin preguntó en cambio.

—Voy a estar bien, también. —eventualmente, probablemente. Hyunjin forzó una carcajada— No tengo ninguna intención de ser un hombre antisocial, solitario, deprimido. Quizás algún día, voy a enamorarme de alguien que efectivamente me ame también.

Al menos él quería creerlo; creer que él sería capaz de amar a alguien más. Hyunjin forzó una sonrisa.

—Todo saldrá bien, ya lo verás.

Jeongin lo miró como si él no pudiera entender una palabra de lo que estaba diciendo. Cuando el anuncio de embarque del vuelo, llegó a través de los altoparlantes, Hyunjin se aclaró la garganta, dejando caer las manos a los costados. Sus brazos ya se sentían vacíos.

—Ese es mi vuelo. Me tengo que ir.

Jeongin todavía lo miraba fijamente, con el rostro pálido. Hyunjin se volvió hacia la puerta, pero se detuvo y miró hacia atrás por última vez; al rizado pelo rubio oscuro y a los ojos verdes que tanto amaba y a la vulnerable curva en los labios de Jeongin. Ellos temblaban mientras Jeongin luchaba para decir algo.

Los pies de Hyunjin se movieron por su propia voluntad. Sus manos acunaron la cara de Jeongin.

—Estoy orgulloso de ti. — dijo con voz ronca, presionando sus frentes juntas. Tomó una respiración profunda, inhalando su aroma con avidez. Jeongin. Su Jeonginnie— Recuerda eso. —rozó sus labios contra la esquina de la boca de Jeongin y sintió los labios de Jeongin temblar. Besó la otra esquina y le susurró:— Adiós, Jeonginnie.

Lo miró tirando hacia atrás, pero Jeongin se agarró a su camisa, sus ojos húmedos y suplicantes.

—Déjame ir. —Hyunjin dijo, mirando hacia otro lado. No podía mirarlo. No creía ser lo suficientemente fuerte como para seguir diciendo que no mientras que Jeongin lo estaba mirando de ese modo.

Silencio.

Entonces sintió los dedos de Jeongin aflojarse lentamente, liberándolo.

Debería haberse sentido aliviado. Pero no fue así.



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En el texto hay: hyunjin, jeongin, hyunin

Editado: 03.06.2023

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