—Muy bien, ¿qué está pasando?. —Kai dijo tan pronto como regresaron a la casa de Hyunjin.
Hyunjin se quitó la camisa y se volvió hacia Kai. No se molestó en fingir ignorancia; sólo un idiota no se habría dado cuenta de lo callado que había estado durante el viaje a casa, y Kai no era idiota.
—Puedes decirme lo que sea. —dijo Kai, sus ojos grises amables y preocupados.
Hyunjin miró su rostro intensamente atractivo. Entonces él agarró el brazo de Kai y lo jaló más cerca. Kai hizo un ruido sorprendido que fue tragado por la boca deYoongi, éste lo besó duro, tratando de sentir algo, cualquier cosa. Kai gimió y le devolvió el beso, deslizando sus manos bajo la camisa de Hyunjin, y él sintió.
Él sintió algo.
Se sentía mal.
Se sentía mal, y sucio, como si él estuviera engañando a Jeongin, lo que era tan ridículo que hacía enojar a Hyunjin. Enojado con Jeongin, pero sobre todo enfadado consigo mismo. ¿Por qué los besos que Jeongin había permitido que él tomara se habían sentido mucho mejor que los apasionados besos de Kai?
No tenía sentido. Le gustaba Kai. Quería amarlo. Kai era el novio perfecto que cualquier hombre gay podría desear.
Pero no era Jeongin.
Hyunjin se sacudió el pensamiento. Había estado lo suficientemente contenido con Kai hasta que Jeongin había aparecido. Podría contentarse con Kai de nuevo. Solo tenía que intentarlo en vez de suspirar por algo que nunca podría realmente tener.
Kai rio sin aliento cuando Hyunjin lo empujó hacia la cama. Al menos físicamente aún podría sentir lo que su mente y su corazón no podían. Hyunjin se las arregló para tener una erección, y se las arregló para mantenerse duro hasta empujarse dentro de Kai.
Entonces, todo salió mal; el pelo rubio brillante de Kai se oscureció, su piel más pálida y más suave, su cuerpo más delgado, y luego era Jeongin mirando hacia arriba; hacia él con confianza. Y algo se rompió dentro de Hyunjin, su polla hinchándose, su sangre quemando. Después, Hyunjin apenas podía recordar el sexo.
Recordaba el deseo, el amor y la desgarradora ansiedad corriendo por su sangre. Recordaba el nombre que salió de sus labios cuando él se corrió.
No fue el de Kai.
Por un largo, tenso momento, no hubo ningún sonido en absoluto. Entonces Kai lo empujó antes de sentarse y alcanzar su ropa. Hyunjin se giró sobre su espalda, sintiéndose como el mayor idiota del planeta.
—Deberías habérmelo dicho. —dijo Kai secamente, parándose para subirse los jeans— Deberías haberme dicho que estabas jodidamente enamorado de alguien más. Entonces yo no estaría tan… —él se rio entre dientes, sacudiendo la cabeza— Solo… deberías habérmelo dicho.
—Yo no creí que importara.
Kai comenzó a abotonarse la camisa, sus movimientos rígidos, tiesos.
—Importa. —él dijo— Si yo hubiera sabido que era solo un reemplazo para ti, no habría sido tan estúpido como para… para…
Hyunjin se deshizo del condón.
—Lo siento.
—Correcto. Lo lamentas.
Hyunjin se levantó de la cama y le puso una mano en el hombro a Kai.
—Realmente lo hago. —dijo en voz baja— Sé mejor que nadie cuánto esto apesta. Él es heterosexual y nunca va a ser realmente mío.
Una risa sin humor dejó la garganta de Kai.
—Justo ahora no puedo realmente sentir pena por ti. —se dio la vuelta, sus labios torcidos en una sonrisa que parecía más una mueca— Pensé que eras el indicado para mí, ¿sabes?.
El dolor desenmascarado en los ojos de Kai trajo una nueva ola de culpa, arrepentimiento y resentimiento por la injusticia de todo.
—Quería que esto funcionara. —dijo Hyunjin— Eres el tipo de hombre que siempre quise para un compañero; agradable, y desinteresado, y…
—Pero no soy él. —dijo Kai.
Hyunjin desvió la mirada.
—Eres mejor persona que él.
—Pero no soy él.
Hyunjin se quedó en silencio. Con su mandíbula apretada, Kai asintió y se volvió hacia la puerta.
—Traté de enamorarme de ti. —dijo Hyunjin— Pensé que tal vez si pudiera hacerlo de alguien…
—No.
—…Serías tú. Si yo pudiera elegir…
—Pero no puedes. —dijo Kai con fuerza— Y tampoco puedo yo. —le dio un débil intento de sonrisa— Pero al menos sé que no debo enamorarme de un chico heterosexual… Buena suerte con eso.
Y se fue. Kai no azotó la puerta a su salida. Jeongin lo habría hecho.
Hyunjin se sentó en la cama deshecha y enterró su cara entre las manos. Maldita sea, estaba cansado. Cansado de luchar contra esto. Cansado de obligarse a sentir lo que él no sentía. Cansado de suprimir las emociones que sí sentía. Lo había hecho por años. Él había tratado con encuentros de una sola noche, lo había intentado con una relación, había tratado de seguir adelante y vivir lejos sin Jeongin.
Pero nada había funcionado, y en el fondo, sabía que nunca nada lo haría.
“Te amo”. La voz suave y sincera de Jeongin, susurrando en su mente. “No puedes decir que no lo sienta solo porque yo no te quiera de esa manera. Te amo en todas las formas que importan”. Hyunjin se mordió el interior de la mejilla hasta que sintió el sabor amargo de su sangre.