♡ :  CAPÍTULO XVII — DESEADO

Jeongin ya estaba sonriendo mientras estacionaba su auto frente a la pintoresca casita que él y Hyunjin habían comprado juntos hacía tres semanas atrás. Era mucho más pequeña que la anterior; la que él les había dado a Wonyoung y a Niki, pero se sentía más como un hogar. Jeongin siquiera podía explicar por qué esta casa le gustaba mucho más que su antigua casa. Sospechaba que podría ser porque él y Hyunjin la habían comprado juntos para ellos.

La idea lo calentaba tanto por dentro que ni siquiera sentía el viento frío de febrero. Joder, a veces se sentía tan culpable por ser feliz alejado de su hijo y de Wonyoung. Parte de él los extrañaba, pero vivir con Hyunjin era todo lo que él ni sabía que deseaba. Había algo sobre compartir una casa con Hyunjin que se sentía dolorosamente bien y perfecto. Incluso el pensar en Hyunjin esperándolo en casa mejoraba su humor enormemente.

Hyunjin por lo general llegaba a casa después que él, pero ésta vez el entrenador había hecho un entrenamiento más largo. Jeongin abrió la puerta y entró en la casa. Se deslizó fuera de su chaqueta y pateó sus botas antes de entrar en la sala de estar. Hyunjin estaba tumbado en el sofá, un par de gafas de montura fina reposando en su nariz mientras leía algo en su tablet, un pequeño surco entre sus cejas oscuras. Llevaba un grueso suéter azul que parecía cómodo y pantalones de chándal grises. Jeongin quería treparse en él. Así que lo hizo. Jeongin corrió y saltó sobre él.

Hyunjin no parecía impresionado.

—Jodido infierno, casi me rompes las costillas.

—Oh, Cállate. ¡No peso nada! —Jiminenterró su cara en el suéter de Hyunjin y suspiró feliz. Realmente era tan suave e increíble como él había esperado.

Hyunjin soltó un bufido.

—Sí, ciento sesenta libras de nada.

—Ciento sesenta libras de fabulosidad. —Jeongin replicó y aunque no podía ver a Hyunjin, sabía que él estaría rodando sus ojos.

—Yo estaba trabajando. —Hyunjin dijo enfáticamente.

—Estás en casa y mañana es tu día de descanso.

—Sabes que estamos cortos de personal por la crisis de lesiones ¿verdad?—dijo Hyunjin.

Jeongin hizo una mueca. Era un eufemismo. El club nunca había tenido a tantos jugadores lesionados al mismo tiempo.

—Jeonginnie, yo estaba trabajando. —Hyunjin dijo de nuevo.

—Sí, pero ahora estoy aquí. —Jeongin dijo.

Hyunjin se rio, sus fuertes dedos acariciando la nuca de Jeongin.

—Eres imposible.

Los dedos de los pies se le cerraron por el afecto y el amor no disimulado en la voz de Hyunjin.

—Enserio, —Jeongin murmuró y levantó la cabeza para mirar a Hyunjin— Apenas te veo en el centro médico. Siempre estás ocupado. Y a la impostora no le gusta cuando voy por allí.

—No la llames así. —Hyunjin le reprendió suavemente, quitándose las gafas— La Dra. Boyle es una excelente médico. —Hyunjin hizo una mueca ligera— Ya es bastante malo con el personal. Todo el personal médico sabe que ella se va a ir al final de la temporada y que yo voy a volver a ser su jefe.

—Ah, —Jeongin dijo, cruzando los brazos sobre el pecho de Hyunjin y descansando su barbilla en ellos— Es bastante raro para todos, ¿eh?

—Eso también. —dijo Hyunjin pasando los dedos por el cabello de Jeongin— Pero por sobre todo, yo no quiero socavar su autoridad.

—Ellos te tienen en mayor consideración. —Hyunjin asintió— Bueno, deberían hacerlo. —dijo Jeongin— Nunca tuvimos tantas lesiones cuando tú eras el Médico Principal del Club. En serio, ¡Nos estamos volviendo peores que Arsenal! La mitad del equipo está fuera por lesiones. Ella debe haber estado haciendo algo mal. Eres mejor doctor, y más inteligente, y…

—¿No crees que podrías estar siendo un poco parcial? —Hyunjin dijo, con una mirada divertida en el rostro.

—Creo que yo sé mejor que nadie lo bueno que eres. —Jeongin dijo bajito.

—Eso es exactamente el por qué estás demasiado sesgado para juzgar las habilidades profesionales de la Dra. Boyle; pensarías que soy el mejor médico en cualquier caso.

—Eres mejor. —Jeongin dijo tercamente— Mejor médico y mejor persona. Estás tan cerca de la perfección como se puede estarlo. La gente como tú no debería existir. Eres una persona realmente agradable, ¿Cómo puedes ser tan agradable? Y lo eres, quiero decir, mírate. —Jeongin se rio entre dientes, barriendo su mirada sobre las fuertes características perfectamente simétricas, los ojos azul cobalto y el espeso cabello oscuro de Hyunjin. Jeongin estaba lejos de ser un experto sobre belleza masculina, pero él no era ciego— Eres ridículamente apuesto. Las personas vuelven la cabeza cuando caminas por la calle.

Hyunjin rodó los ojos.

—No lo hacen.

—Lo hacen. —Jeongin dijo con un bufido— Es tan molesto.

—¿Y tú punto es…?

Jeongin se humedeció los labios e hizo la pregunta que le había estado molestando por un tiempo,

—¿Qué es lo que ves en mí? —Hyunjin arqueó las cejas— Quiero Decir… —Jeongin se lamió los labios de nuevo— Viéndolo objetivamente, yo no soy nada especial. No soy feo ni nada, pero estoy pálido y me veo extraño. —él hizo una mueca— Wonyoung solía decir que soy “lindo”, pero eso no sería exactamente un reconocimiento rotundo. Y no puede ser mi personalidad porque no soy agradable ni nada.

Hyunjin lo miró durante un largo rato antes de acariciar la mejilla de Jeongin con el pulgar.

—¿Quién te dijo que solo la gente agradable y convencionalmente hermosa merece ser amada?

Probablemente debería haber hecho a Jeongin sentirse mejor, pero en cambio, alguna emoción fea retorcía su estómago. Mirando hacia abajo al pecho de Hyunjin, Jeongin frunció el ceño. No estaba seguro de por qué le importaba en absoluto.

—Así que realmente no piensas que soy atractivo. Tú me amas a pesar de mi simple y extraña apariencia.

Hyunjin le dio una mirada cansada.

—En primer lugar, tú no eres simple ni tu aspecto es extraño. Tus rasgos faciales son interesantes y muy atractivos. Segundo, no puedo creer que estemos teniendo ésta conversación. ¿Quieres que te describa como a un objeto?