Para cuando Hyunjin dejó su habitación y fue hacia la cocina la mañana siguiente, Jeongin ya estaba allí, haciendo el desayuno para ellos.
—Buenos días. —dijo Hyunjin
—Igual. —Jeongin murmuró sin voltearse.
Era un día de descanso para ambos, el próximo partido de la Premier League estaba a pocos días de distancia, pero Jeongin parecía tener prisa, completamente absorto en preparar los omelets para ellos. O fingiendo estar absorto. Bien. Hyunjin se sentó a la mesa y miró la espalda de Jeongin. Había pensado que él sería quien se suponía se sentiría incómodo, no Jeongin.
—¡Desayuno! —Jeongin anunció, un poco demasiado alto, poniéndole el plato de Hyunjin frente a él antes de sentarse también.
Comieron en silencio. Jeongin mantuvo los ojos en el plato. O el rostro de Jeongin estaba enrojecido por el calor de la cocina o estaba sonrojado.
Por fin, Hyunjin bajó su tenedor.
—Muy bien… —el timbre sonó.
—Debe ser Wonyoung. —dijo Jeongin, el alivio en su voz era evidente. La silla se cayó cuando se puso de pie.
—¿Wonyoung?
—¿Lo olvidaste? Ella traerá a Niki hoy. —Jeongin enderezó la silla antes de dejar la cocina.
Realmente Hyunjin lo había olvidado. Se suponía que Jeongin tendría a su hijo cada dos semanas; ese fue el acuerdo al que él yLisa habían llegado. Hyunjin permaneció sentado. Él no estaba realmente ansioso por ver a Wonyoung, por decirlo ligeramente. “Sabes que nunca podría amarte del modo en que me ama. Nunca serías suficiente para él. ¿No ves que lo estás coaccionando para hacer algo que él no quiere?”, Hyunjin agarró su taza y se tragó su café. Estaba caliente y le quemó la garganta, pero apenas podía sentirlo, “No hay nada más patético que un hombre gay suspirando por un hombre heterosexual y en pareja.” Las quejas a gritos del bebé le hicieron estremecerse.
—¡Hyunjin! —Jeongin corrió a la cocina, llevando al bebé llorando en sus brazos. Se le veía al borde del pánico.
—¿Qué pasa?
—¡Está llorando!
Hyunjin rio.
—Es un bebé. Los bebés lloran.
—¡Él no me quiere! —Jeongin dijo por sobre el llanto del bebé— Estoy seguro de que ni siquiera me reconoció. Él no sabe que soy su papá.
—Definitivamente él tiene tus pulmones. —Hyunjin dijo secamente.
Jeongin lo miró, pero sus labios se torcieron hacia arriba. Luego volvió a mirar al bebé.
—¿Cómo hacemos para que deje de llorar?
—¿Parezco un experto en bebés? —Hyunjin dijo pero se paró y caminó acercándose.
—Pero eres un doctor.
—De adultos.
—Aun así. Tú lo sabes todo.
—Me halaga mucho que pienses eso, pero… —Hyunjin frunció el ceño, viendo la cara enrojecida del bebé— Creo que lo estás sosteniendo mal. Lo estás apretando demasiado fuerte. Afloja el agarre…
—Entonces tómalo tú. —Jeongin puso el bebé en los brazos de Hyunjin.
—Con cuidado. —dijo Hyunjin, acercando al niño hacia su pecho— Él no es una pelota de futbol. —bajó la vista hacia el bebé— ¿No es así pequeño Niki? Dile a tu papi que no eres una pelota.
El bebé parpadeó y dejó de llorar. Hyunjin tenía que admitir que era bastante adorable cuando no estaba llorando y que realmente sí se parecía mucho a Jeongin.
—Oye, allí. —murmuró Hyunjin, tocando la pequeña mano. El bebé se agarró al dedo y estudió al hombre frente a él. Hyunjin sonrió. El repentino silencio hizo a Hyunjin levantar la vista. Jeongin los estaba mirando con una extraña expresión en el rostro— ¿Qué? —dijo Hyunjin.
Jiminsacó su teléfono del bolsillo y les tomó una foto.
—Nada. —dijo, mirando la foto.
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Esa noche, después de que Hyunjin se había metido en la cama, Jeongin fue a su cuarto. Se quedó de pie en la puerta, vestido con una gran camiseta blanca, y dijo:
—¿Puedo pasar?
Hyunjin frunció el ceño. Éste día se estaba volviendo cada vez más bizarro. ¿Desde cuándo Jeongin pedía permiso para entrar en su habitación?
—Seguro. —dijo, deseando poder ver la cara de Jeongin.
Jeongin se metió en la cama, pero no se acurrucó con él como haría normalmente. Una punzada de preocupación lo atravesó a Hyunjin. ¿Qué carajos estaba pasando?
—¿Cansado? —Jeongin murmuró.
—Un poco. —dijo Hyunjin.
Wonyoung había pasado por Niki apenas hace una hora.
—Yo también.—Jeongin bostezó— Los bebés son mucho más agotadores de lo que yo pensaba.
—¿Por qué estás cansado? —Hyunjin dijo con una sonrisa— Yo hice todo el trabajo.
Jeongin le dio una palmada en el pecho.
—¡Oye yo también ayudé!. No es mi culpa que tú lehayas gustado más.
—Tal vez sea porque lo sostuve como a un bebé, no como a una pelota.
—¡Oye, no había nada malo en como lo sostenía!. Es sólo que le gustas más tú. —Jeongin agregó en voz baja— A ti te gusta él también.
—Lo hace. —Hyunjin dijo, una vez más, deseando poder ver la cara de Jeongin. Su voz sonaba un poco rara.
Infiernos,Jeongin había estado actuando raro todo el día. La presencia del bebé había parecido disolver algo de su rareza, pero nunca desapareció completamente. Hyunjin no lo había presionado, pensando queJimin solo necesitaría algunas horas para superar la incomodidad causada por el incidente de ayer. Excepto que él claramente no había conseguido superarlo. Jeongin había estado extraño en torno a su hijo, también. En ocasiones parecía ridículamente feliz cuando los miraba a Hyunjin y Niki, y a veces casi parecía como si no le agradara Niki.
—¿Cuál es el problema? —preguntó Hyunjin.
—Es una tontería. —Jimindijo con una especie risa avergonzada— Vas a creer que es tonto.
—Prometo que no lo haré. —dijo Hyunjin. Cuando empezaba a pensar que Jeongin no iba a decírselo después de todo, Jeongin finalmente habló.
—Disfruté verte a ti con Niki. Él es mío y tú eres mío, por lo que era… era perfecto. Es sólo que… apenas me miraste en todo el día.