Solo un poco enfermizo ❃ Hyunin

♡ :  CAPÍTULO XXI — ENGAÑADO

Hyunjin se sentó en el bar, acunando una cerveza y tratando de ignorar la canción de amor cursi que sonaba en el club. Podía sentir unas cuantas miradas interesadas sobre él, pero no se atrevía a hacer lo que había venido a hacer; elegir alguien, tener sexo, y superar todas las ilusiones que le quedaban. Porque aparentemente, todavía le quedaban algunas, incluso después de todos estos años. Fue bastante jodidamente patético.

Alguien ocupó el banco a su lado.

—¿Un día largo? —una voz masculina murmuró. Hyunjin volvió la cabeza— Soy Beomgyu. —dijo el tipo. Él era atractivo, aunque no exageradamente, veinti pocos, cabello castaño claro y ojos verdes. Lo suficientemente cerca.

—¿Quieres salir de aquí? —preguntó Hyunjin.

Los ojos de Beomgyu se abrieron un poco antes de que él se lamiera los labios.

—¿Tu lugar o el mío?

—El tuyo. —dijo Hyunjin bajando su cerveza.

El viaje hasta la casa del chico fue corto. Beomgyu trató de tener una charla superficial, pero Hyunjin no estaba de humor para hablar. No estaba realmente de humor para nada, pero sería igual aquí o allá. Algunas cosas tienen que hacerse. Cuando llegaron a la casa del tipo, Hyunjin lo empujó sobre la cama y le dijo que se desnudara.

—Mandón. —le dijo Beomgyu con un guiño, pero hizo lo que le ordenó.

Hyunjin se desnudó también. No podía quitarse de encima la sensación de desapego, como si estuviera fuera de su cuerpo, sólo viendo todo suceder.

—Vaya, eres por lejos el tipo más caliente que he visto en mi vida. —le dijo Beomgyu, arrastrando su mirada por el cuerpo de Hyunjin y persistiendo sobre su polla. El aprecio puro en su mirada se sentía bien para variar.

Jeongin nunca lo miró de esa manera. Jeongin nunca iba a mirarlo de esa manera.

—Vamos. —apretando los dientes, Hyunjin se sacudió el pensamiento. Era inútil pensar en ello. Jeongin nunca le podría dar esto.

Para Jeongin, él no era nada más que un amigo íntimo y un pseudo-protector, alguien seguro e inofensivo. Para Jeongin, nunca sería un objeto de deseo.

Para Beomgyu, lo era. Sus ojos verdes (casi como los de Jeongin) estaban vidriosos por la lujuria.

—Mierda, en serio, eres tan caliente. Supongo que es mi día de suerte. Ven aquí, fóllame. No te preocupes, me preparé a mí mismo por si acaso. —el tipo abrió las piernas y comenzó a masturbarse.

Hyunjin deseaba que se callara. La voz del chico estaba mal y crispaba sus nervios. Su polla de hecho se ablandó y Hyunjin tuvo que frotarse a sí mismo para endurecerla. Molesto consigo mismo, cogió un condón… Su teléfono celular sonó.

—Ignóralo. —el tipo dijo con impaciencia.

—No puedo. Soy Médico. Podría ser importante. —Hyunjin sacó su teléfono fuera del bolsillo de su chaqueta y se quedó mirando el identificador de llamadas. “Jeongin”. Hyunjin consideró ignorar la llamada, pero ¿a quién quería engañar? Él nunca podría ignorar a Jeongin. Respondió.

Hyunjinnie, regresa.

Hyunjin frunció el ceño. La voz de Jeongin sonaba extraña.

—¿Ocurre algo?

Hubo una pausa. Entonces, dijo:

Estoy enfermo. Me duele el estómago.

Su corazón se aceleró, Hyunjin recogió sus jeans.

—¿Qué tipo de dolor? ¿Agudo o punzante, calambres, cólicos, un dolor sordo? ¿Cualquier otro síntoma? ¿Fiebre?

Yo… Yo siento náuseas y estoy asustándome. Solo regresa. Duele.

—Quizás deberías llamar a una ambulancia…

No quiero una ambulancia. Te quiero a ti.

Hyunjin se deslizó dentro de su camisa. Sabía que era inútil discutir con Jeongin; era un gran bebé cuando se enfermaba y odiaba ser atendido por nadie aparte de él.

—Está bien, dame una hora para volver. Pero si se pone peor, llamarás una ambulancia, y esa es una orden, ¿entendido?

. —Jeongin dijo y colgó.

—¿En serio? ¿Te vas? —Beomgyu dijo con un bufido.

—Sí. —dijo Hyunjin, cerrando la cremallera de sus jeans— Lo siento. —dijo distraídamente, agarrando su chaqueta, y abandonando el departamento.

—¡Imbécil!

Y probablemente se lo mereciera, pero Hyunjin no era capaz de obligarse a que le importe, mientras se metía en su coche y se iba.

¿Podría ser apendicitis? A mitad de camino, llamó a Jeongin, pero no respondió, lo que lo puso aún más ansioso. Los neumáticos chirriaron cuando finalmente se desvió en el camino de entrada y golpeó los frenos frente a su casa. Hyunjin saltó del coche y corrió hacia la puerta delantera.

—¡¿Jeongin?! —gritó tan pronto como estaba dentro. La sala de estar estaba vacía, y se dirigió a la habitación de Jeongin. Estaba vacía también— ¿Jeonginnie?

Frunciendo el ceño, se dirigió a su propio dormitorio.



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En el texto hay: hyunjin, jeongin, hyunin

Editado: 03.06.2023

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