Solo Un Poco Gay #9

Capítulo 2

La noche siguiente, Jimin fue a su club favorito y levantó a la mujer más sexy que pudo encontrar, una pelirroja alta y curvilínea con unas piernas geniales. Su nombre era Hwasa. Le dio una mamada increíble y estaba tan mojada alrededor de él que su coño hacía sonidos húmedos cada vez que se movía; Fue un gran aliciente para su ego.

 Jimin la dejó agotada, sintiéndose bien jodida y orgulloso de sí mismo. Amaba a las mujeres. 

—¿Pero? —dijo Jungkook, interrumpiéndolo cuando Jimin se acaloraba poéticamente sobre Hwasa. 

Jimin le frunció el ceño. 

—No hay, pero. Me enrollé con la mujer más sexy de Londres y conseguí su número. Creo que en realidad la llamaré.

Jungkook tomó un sorbo de su cerveza, lentamente, solo mirándolo de esa forma medio divertida, medio exasperada, que siempre enloquecía a Jimin. ¿Era normal querer golpear a su mejor camarada en su estúpida cara? 

—¿Qué? —dijo Jimin. 

—No tienes que demostrar que eres heterosexual, ¿sabes? —dijo Jungkook amablemente—. Sólo porque te guste meterte los dedos. 

Jimin tomó un gran trago de su cerveza. 

—Así que realmente te gusta —dijo Jungkook. 

Jimin dirigió su mirada hacia la barra, pero Mark claramente no necesitaba su ayuda en ese momento; Hyuna lo estaba ayudando esta noche. Que gran pena. Podría usar una excusa para evitar esta conversación. 

Se encogió de hombros, su cara incómodamente caliente, lo cual era ridículo. No se sonrojaba por el sexo. No es que masturbarse fuera sexo. Jungkook tenía razón: no había nada raro o gay en el hecho de que le gustara un dedo, o dos, en su trasero. 

—No me estás diciendo nada —dijo Jungkook. 

Jimin hizo una mueca. 

—Vamos, Jim —dijo Jungkook—. Soy yo. 

Frotándose su enrojecida nuca, Jimin dijo a regañadientes, evitando la mirada de Jungkook: 

—El sexo con ella fue genial. Fácilmente en el top 5 del sexo en mi vida. Estaba tan metido con ella, que apenas podía esperar para entrar en ella —Se humedeció los labios con la lengua—. El sexo estuvo bien, pero aun así no fue tan intenso como... Me vine mucho más duro con mis dedos, ¿sabes? Como que quiero hacerlo todo el tiempo ahora. Todo el jodido tiempo. 

Jungkook estaba callado. 

Jimin miró en su dirección y encontró a Jungkook cuidando su cerveza con una expresión extraña en el rostro, con sus oscuras cejas fruncidas. 

—¿Y qué? —dijo Jungkook por fin, aclarando su garganta—. No entiendo cuál es tu problema. Encuentra a una mujer dispuesta a tocarte. 

Jimin se encogió ante la mera sugerencia. No podía imaginarse pedirle eso a una mujer con la que estuviera. 

—No lo sé —dijo—. Se siente realmente... castrante. 

La extraña expresión de Jungkook se transformó en una más familiar, de gran exasperación. 

—Es el siglo XXI. Sabes que todos esos estereotipos machistas son cosa del pasado, ¿verdad? A muchas mujeres les gusta hacerse cargo, y no hay nada de malo en querer estar en el lado receptor de algún jugueteo con tu culo. No te haría menos varonil o algo así. 

Racionalmente, Jimin lo entendía completamente. Pero… 

—Aún es mortificante pedirle a una chica caliente, que me meta un dedo en el culo —murmuró Jimin— ¿Y si ella se ríe de mí? ¿Y si piensa que es raro o asqueroso? —arrugó la nariz—. Es algo asqueroso, en realidad. No querría meter mi dedo en el culo de alguien, especialmente si apenas los conozco. 

Jungkook rio, sus ojos llenos de alegría. 

—Como alguien que regularmente une diferentes partes de su cuerpo al agujero de alguien, no estoy de acuerdo. No sabía que eras tan asqueroso. 

Jimin le dio una patada por debajo de la mesa. 

—Cállate. No soy asqueroso. 

—¿Sabes qué? —dijo Jungkook con una sonrisa, sacando su teléfono y tocando algo—. Tengo una idea. 

Jimin lo miró con suspicacia. 

—¿Una idea? 

Después de unos cuantos toques más, Jungkook levantó la vista de su teléfono y dijo: 

—Deberías recibir algo de Amazon en unos pocos días. 

Los ojos de Jimin se ensancharon. 

—No lo hiciste —balbuceó, con la boca seca. 

—Lo hice —dijo Jungkook, recostándose en su asiento—. Deberías haber ordenado algunos juguetes tú mismo, en vez de quejarte sobre tu gran crisis de próstata. 

Jimin se sonrojó. Los dedos eran una cosa, pero ¿ponerse un consolador real en el culo? Sería un poco gay. 

—Cancela la compra, estúpido —susurró, mirando alrededor con autoconsciencia.

—No —dijo Jungkook, el idiota, con una sonrisa—. Es una solución perfecta para héteros de mente cerrada como tú:

follas todas las mujeres que quieras y luego te vas a casa, y te follas con un consolador. No te preocupes, elegí uno bueno para ti. Nada demasiado grande. 

Jimin se puso de pie y se marchó. 

En serio, necesitaba un nuevo mejor amigo. 

Jodido Jungkook. Él no iba a usar ese consolador. 

Ni siquiera iba a abrir la caja cuando la recibiera. 

* * *

 

 

El consolador era rosa brillante y se veía estúpido. Porque, claro, así sería. Jungkook vivía para burlarse de él, el idiota. 

Jimin frunció el ceño ante la ridiculez, lo arrojó sobre su mesita de noche y se olvidó de ello. Lo tiraría más tarde. 

Pero más tarde esa noche, mientras se acomodaba para su paja nocturna, Jimin encontró que su mirada volvía hacia la cosa. 

Se mordió el labio inferior y miró hacia otro lado, resuelto a no hacerlo. Los dedos eran una cosa. Poner un objeto con forma de polla en su culo, era completamente otra. 

Los dedos eran más que suficiente de todas formas, pensó Jimin, rodeando sus lubricados dedos alrededor de su agujero. Empujó contra el sensible borde, silbando un poco. Maldita sea. ¿Por qué se sentía tan jodidamente bien? Ya estaba duro como una roca, su polla goteaba contra su estómago mientras su cuerpo temblaba de anticipación. Empujó dos dedos esta vez, jadeando ante la antinaturalmente deliciosa sensación de plenitud. En este punto, le gustaba por completo la sensación, lo cual lo asustaba, porque una cosa era que le gustara la estimulación prostática, pero meterse cosas en el culo era probablemente un poco gay. Sin ofender a los hombres gays, a los que les gustara tener cosas en el culo. 



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En el texto hay: romace, yaoi, kookmin

Editado: 09.07.2021

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