Solo un poco más

33. Aquelarre

Todos discutían en el salón de aquelarre, sobre el tema que nos tenía a todos sin conciliar el sueño y a nosotros seis, era literalmente, estábamos todos separados, pero a la hora de dormir luchábamos codo codo unos con otros, Acacia no ha encontrado nada, nuestro aquelarre esta hablando con varios de la zona a ver si alguna suprema viva o muerta sabe algo, los los lobos no están tranquilos se han tenido que ocultar aun más en el bosque  Kion me ha pedido que si hay algún hechizo para frenarles pero nuestros hechizos fallan, se alteran o hacen lo contrario, así que solo les queda quedarse en su urbanización y bajar lo mínimo al pueblo

Los del aquelarre se dividían en dos, los que querían irse y los que querían quedarse, cada uno tenía sus razones pero yo debía quedarme era mi obligación, llevábamos dos días sin dormir dos días sin incidentes y por ahora estábamos todos bien, pero no podíamos salir del pueblo debido a la barrera, hemos intentado del mil maneras, mil hechizos y hierbas, pero nos es imposible, nosotros solo tenemos una opción...

Pelear y ganar, esperemos o sino será la destrucción de toda raza sobrenatural y luego la destrucción de la humanidad a manos de las brujas negras

Problema, no encontramos su cuerpo, ni como matarla a ella, porque aunque matemos su cuerpo ella puede seguir intentándolo una y otra vez eternamente, pero se nos acaba el tiempo y si ella encuentra su cuerpo antes que nosotros estamos perdidos, tenemos menos de un mes para conseguirlo, vamos a contrarreloj  

Salí desesperado del salón, era una discusión estúpida, los que quieran irse que se vayan y los que no, no, ellos al menos tienen elección ojala pudiera echar a Dalia fuera del pueblo, pero no puedo, no puedo protegerla y tengo miedo por su vida

Me senté desesperado a los pies de un árbol, sacando el agua de la tierra e intentando hacer una esfera con ella  

-¿Jugando con el agua?- Dalia se sentó a mi lado explotando mi burbuja con su dedo prendido en fuego

-Me relaja- la dije sin más

-¿Qué crees que debería hacer el aquelarre?

-¿Sinceramente?

-Claro que si

-Lo que cada uno quiera, si quieren quedarse y pelear que lo hagan, los que no que se vayan, total si perdemos ambos grupos morirán, no es un tema de grupo es un tema individual

-Yo creo que deberían pelear- dijo mirando al suelo- ella siempre tan firme en sus convicciones pero tan insegura al tener que mostrarlas a otros

-El resultado será el mismo peleen o no, muerte o vida y eso depende de nosotros seis y a día de hoy- di un suspiro apoyándome en el árbol -Ni sabemos donde esta el cuerpo, para quemarlo y mucho menos con que arma matarla, gracias a que ella no encuentra su cuerpo, no puede materializarse pero sus criaturas si y literalmente cualquier ser que se encuentre en el pueblo podría morir

-Ya pero eso...- se reclinó en mi hombro 

-Si yo pudiera huiría

-German...

 -Y tú conmigo, no te dejaría aquí poniendo tu vida en peligro

-Pero mi vida ya esta en peligro- me acarició la cara- Se que estas frustrado, yo también lo estoy, pero es nuestro destino ya oíste a la suprema y los espíritus del aquelarre de la druida nos están ayudando, pero su magia cada vez es más débil 

-Solo quiero que estés a salvo- me pase las manos por la cara

-Y yo que lo estés tu- me apartó las manos de la cara estaban tan cerca de mi

-Dalia, es que...- me besó antes de poder continuar la frase

-German llevamos dos años así y ahora cuando queda un mes para nuestra posible extinción ¿te me vas a declarar?- se sentó frente a mi riéndose, yo estaba atónito

-Dalia... ¿Por qué no me has dicho nada?

-Por lo mismo que tú 

No pude evitarlo y acerqué su cara a la mía uniéndola en un beso más profundo uno que había anhelado mucho tiempo 

Desde que la conocí su fuerza me cautivo como nunca antes lo había hecho nadie, nuestros elementos combinaban y se repelían al mismo tiempo haciendo una danza increíble que hacia que mis sentidos y prácticamente todo mi cuerpo quedara bajo su merced, nuestro cuerpos danzaban el uno con el otro dentro de una esfera de fuego y agua, es como estar en el cielo mas caliente que haya podido imaginar, sus manos recorrían mis espalda clavando sus uñas en mi espalda dejando un camino hasta mis costados quemándome con sus manos a su paso

-German...- gimió en mi boca, yo junte las bocas ahogando nuestros gemidos

Mientras nuestros cuerpos se tensaban yo no podía dejar de agarrarla, no quería soltarla jamás, por fin después de tanto tiempo, la estaba haciendo mía de la manera más deliciosa posible

-Te quiero Dalia

-Y yo a ti- nuestros cuerpos llegaron juntos al clímax haciendo estallar la burbuja en la que nos encontrábamos cayendo al suelo, la tenía entre mis brazos apreciando su perfume y su respiración agitada, ella estaba escondida en mi pecho abrazándome

Todo era tranquilidad hasta que un carraspeo nos interrumpió

-¿Te parece bien fornicar con esa mujer, que no es ni de tu aquelarre?- todo el aquelarre había salido 

-Padre déjame- tape deprisa a Dalia con mi chaqueta 

-Todo lo que esta pasando- me dio una patada alejándome de ella -Somos un aquelarre que no pacta con otras especies y que no pacta con aquelarres que no rompieron el pacto y tú, te has dejado engatusar por la furcia de uno de esos aquelarres, los dos aquelarres estamos aquí- me dio otra patada -Porque no queremos morir, así que dedícate única y exclusivamente ha hacer tu trabajo como uno de los 6 que es lo que tienes que hacer- me fue a dar otra patada pero una ráfaga de fuego le aparto de mi 

-El aquelarre residente del que yo seré la siguiente suprema- se levantó del suelo con mi sudadera tapando su cuerpo

-Realmente ya eres la suprema cariño- dijo su madre acercándose a ella y dándole el anillo de la familia, lo que hizo que por su cuerpo recorriera por sus venas una liquido rojo luminoso pareciendo lava 




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