34. Decisiones

Esa noche dormimos todos en casa, pero no nos atacó nos ha dejado descansar y pensar; tiene a mi hermana y a mi sobrino, si no le entregamos su cuerpo nos matará y si se lo entregamos nos matará también pero no puedo sacrificar a lo poco que queda de mi familia. María y Sabas vinieron a la mañana siguiente, todos discutían sobre lo que tenían que hacer o lo que no. Si debíamos dejar que ella encontrará su cuerpo dejar a mi hermana morir, preparar una trampa

Yo me mantuve al margen nadie pidió mi opinión y no lo voy a dar, tengo claro lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo y voy a hacerlo con o sin ellos, le dio un trago al whisky me levanté todos se quedaron callados mirándome no reparé mi vista en nadie ni siquiera en Acacia y me fui dirección de las escaleras, una bola de fuego pasó por mi lado haciendo que me girara

-¿A dónde crees que vas?- me dijo Dalia furiosa

-A mi cuarto-no tenía ganas de explicarles nada

-Crees que es momento para marcharse- me recriminó German

- Sabes lo que va a pasar, lo que nos va a pasar a todos, aceptadlo, yo ya estoy cansado de luchar

-No digas eso- Cia apareció a mi lado, podía verse el enfado en sus ojos, mi corazón se paralizó durante unos segundos, por mucho que pasé su mirada seguirá causando el mismo efecto en mi

-Cia- la miré sin pestañear -Mi hermana esta muerta y mi sobrino también- mi ojos se empañaron -¡No puedes hacer nada! ¡Van a morir de todas maneras! Antes o después todos moriremos si le entregamos el cuerpo y si no lo hacemos morirá ella y mi sobrino; aunque cuando lo encontramos tendríamos que destruirlo y también tendríamos que hacerlo sin que ella lo alcanzará, no sabemos cómo destruirlo, no sabemos dónde está ella, literalmente no sabemos nada y vamos a contrarreloj, así que vamos a seguir lo que estábamos haciendo buscar el cuerpo y rezar para que la barrera que evita que ella lo encuentre aguante y podamos destruirlo, no vamos a cambiar la vida de dos personas por la de millones, aunque sean mi hermana y mi sobrino- las lagrimas no me dejaban verlos

-Vamos a encontrar la forma de salvar a todos ya lo veras- Annya me abrazó -No voy a permitir que pierdas a nadie más

-También son nuestra familia- dijo Malia mirando a Sabas a lo que el asintió

-Hay que pensar una estrategia- dijo Kion levantándose, el siempre cogiendo el liderazgo como el alfa que es -Necesitamos encontrar el cuerpo y el arma ¿no? - todos asentimos -Bien, Malia, Acacia id a la biblioteca hemos leído todos los libros de tu biblioteca, si la druida era de esta zona la biblioteca es un buen lugar para empezar, buscad sitios de celebraciones, de fiestas todo lo relacionado con lugares del pueblo, a vuestra velocidad lo tendréis en poco tiempo, Sabas acompáñalas para que podáis trabajar con el aquelarre que tiene la barrera, German, Dalia id con el aquelarre a vuestros sitios de reunión o buscad en sitios sagrados, cualquier sitio, Annya y yo iremos con la manada buscaremos por los rincones del bosque que rodea el pueblo

-Es una niña con el poder de matar a todo el mundo- concluí yo

-Como si es una anciana, no voy a dejar que nada te haga daño- Cia me agarró la mano -Vamos a conseguirlo ¿vale?

- ¿Y yo mientras tanto? - todos tenían una misión, yo simplemente era el humano que no podía morir

-Compartís sangre y en cierta parte estáis conectados, probaras todas las armas que tiene Cia en casa y todas las que trajeron de las manadas y del aquelarre, necesitamos saber como destruirla o como dañarla si las cosa se ponen feas- Sabas me dio unos cuantos mejunjes de los que usábamos para curarnos más rápidamente

-Ahora todos funcionando, con los móviles todos operativos y con volumen, si pasa algo llamad, estaré aquí rápidamente- dijo Cia sobre todo refriéndose a mi, pues me quedaba solo.

[...]

Llevaba horas solo en casa bebiendo y probando todo los objetos que me habían dejado allí, fui a coger la copa y tiré una daga; al caer al suelo una parte se desprendió y pude ver algunas marcas que había visto en otras piezas, pude ver en las etiquetas que databan de años muy parecidos pero de zonas del mundo muy distantes, cogí todo lo que tenía la misma marca 

-Vale, por aquí tenemos este mango con una especie de vial, este filo de espada tiene también los símbolos, eran como una especie de runas, las estudiábamos en clase de historia, al igual que la pulsera con la que luchó Cia en la playa, lo rodeé para juntar el mango con el filo, había un par más de objetos, al final acabe de unir todos los objetos, pero había algo que fallaba, no terminaba de combinar por completo, me acordé de repente de lo que había leído en un libro, los druidas trabajaban con su cuerpo, con sangre y fuego   

Me rajé la mano con la propia espada que había fabricado dejé caer las gotas en la unión de todas las piezas, fue un dolor insoportable, era como si me quemará por dentro, me acerqué a uno delos cuencos especiales de Sabas y lo prendí puse la espada encima y mi sangre se fue formando como una pasta plateada que fue fundiéndose alrededor de la unión sellándola, saque el arma observando el vial que había en el mango, ahora estaba rojo vibrante al mirar por el pude ver como una línea roja como la que nos unía a nosotros

-Vaya, parece que has conseguido un juguetito nuevo- me giré y pude ver a la niña sentada en el sofá, parecía divertida con la situación  -Te propongo un trato, pero no deben saberlo los demás- se llevo un dedo a los labios haciendo el gesto de silencio 

-¿Qué propones?- me puse otro vaso con whisky, mientras la escuchaba  

-Bueno tu hermana esta bastante bien conmigo ¿sabes?- comenzó a dar vueltas por la habitación, ya era una imagen casi nítida, estoy seguro que si la atravieso desaparecería -Pero tu sobrino llora demasiado, con esa espadita podrías matarme, matar mi cuerpo podrías hacer demasiadas cosas con eso, quedaremos por la noche en un lugar que tendrás que buscar, mira a través del vial, ves las líneas, cada una va a cada uno de tus amigos y hay otras dos en total 8 líneas contándote a ti- Esta es mi línea