Solo un poco retorcido ❃ Hyunin

♡ :  CAPÍTULO III

 

La puerta del despacho del profesor Hwang era oscura y muy brillante.

Jeongin se quedó mirándola, tratando de ignorar la incómoda sensación en el estómago. Sus palmas estaban empezando a sudar, por lo que se las secó en sus jeans.

No seas ridículo, se dijo a sí mismo. Hwang es solo un hombre, no un monstruo. La peor cosa que el tipo podía hacer era decir que no. Él solo hablaría con él, explicaría su situación y esperaría que Hwang no fuera el cabrón que todo el mundo creía que era.

—¿Quería usted algo, señor Yang?—, una voz baja, suave, dijo.

Jeongin casi saltó. Dándose la vuelta, trató de encontrar algo que decir.

—Sr. Yang?— Hwang tenía el ceño fruncido, una arruga entre sus cejas.

—Quería hablar con usted, señor.

—No es una hora de oficina—, dijo Hwang, destrabando su oficina y entrando.

No empujó la puerta cerrando detrás de él, y Jeongin vaciló, inseguro de si él debía seguirlo dentro.

Hwang se sentó detrás de su enorme escritorio y encendió su computadora.

—No tengo todo el día, Yang.— dijo sin mirarlo.

Jeongin entró en la habitación a toda prisa. Cerró la puerta, se acercó a la mesa y se detuvo. Él miró a su alrededor, pero no había mucho que ver.

—¿Bien?

Jeongin se obligó a mirar al otro hombre. Hwang lo estudiaba con un toque de impaciencia.

Jeongin apretó el respaldo de la silla frente a él.

—Como dije, yo quería hablar de mi notas.

Los labios de Hwang presionaron en una delgada línea.

—No estoy seguro de lo que hay que hablar. Yo no doy segundas oportunidades a los estudiantes que no las merecen. Usted no se molesta en asistir a la mayoría de mis conferencias, la calidad de sus trabajos de curso es pésima, y ahora quiere una calificación aprobatoria. La política en materia de asistencia a clases, se expresa claramente en el programa de clases; los estudiantes deben leer esta política cuidadosamente y organizarse en cumplimiento de la misma. Francamente, estoy sorprendido de que usted sea un estudiante becado. Si está preocupado por su beca, me temo que lo único que puede hacer es dejar la clase.

—No puedo dejar su clase — es una correlatividad para otra clase que actualmente estoy tomando y no puedo dejar ambas sin perder mi beca. Así que no puedo desaprobar su clase y no puedo dejarla. Necesito aprobarla, señor.

La mirada que Hwang le dio no estaba impresionada.

—Se puede culpar sólo a usted mismo, Yang. Usted no se merece una mejor calificación. Su asistencia, tareas, participación en clase, y evaluaciones han estado por debajo de las expectativas del curso. Si usted vino aquí a decirme alguna historia lacrimógena y pedirme una mejor nota, ahórrese el aliento. He oído todo: madres ancianas enfermas, niños pequeños que cuidar, trabajar tres empleos, y así sucesivamente. Si usted no puede o no quiere estudiar y aprender, háganos un favor a ambos: deje de desperdiciar nuestro tiempo y abandone la universidad.

El corazón de Jeongin se hundió. Una parte de él había esperado que Hwang tendría piedad de él si le decía sobre su situación y le dejaría recuperar sus tareas luego. Pero, al parecer, a Hwang no le importaba y no quería escuchar ‘historias lacrimógenas’.

La mandíbula de Jeongin se tensó. Su orgullo le instó a dar la vuelta y marcharse, pero no pudo. Él no podía perder la beca. Sus hermanas dependían de él.

Repentinamente, recordó el ridículo consejo de Seungmin,

… dice que el profesor Hwang tiene una debilidad por los chicos bonitos… Sólo estoy diciendo que puedes ser todo lo coqueto y mierda sin realmente hacer nada con él…

—¿Sr. Yang?

Jeongin se estremeció, se sonrojó y volvió a mirar al hombre.

—¿Qué está haciendo todavía en mi oficina? Ha sido excusado.

Viendo la expresión dura de Hwang, Jeongin no podía imaginarse coqueteando con él por su vida. Coqueteo y Profesor Hwang ni siquiera deberían ser mencionados en la misma frase, y punto. Y Jeongin no tenía mucha experiencia con el coqueteo, de todos modos: las pocas chicas con las que había tenido relaciones sexuales no requirieron ninguna seducción. A decir verdad, usualmente no tenía que hacer ningún esfuerzo en absoluto.

Jeongin respiró hondo y miró a los ojos Hwang.

—Señor, yo…— Tragó saliva. —¿Hay alguna manera en que pueda conseguir una mejor calificación? Hare lo que sea. Cualquier cosa.

Hwang lo miró fijamente.

Luego, sus ojos se entrecerraron.

—Sr. Yang.— dijo al fin. —¿Está sugiriendo lo que creo que está sugiriendo?

Jeongin tragó de nuevo. ¿Lo hacía? El mismo no estaba seguro de que estaba sugiriendo.

—Um, ¿sí?

Las fosas nasales de Hwang se encendieron. Se echó hacia atrás en su silla y lo miró fijamente.

—Por favor, aclare para evitar una confusión.

Jeongin barrió su mirada alrededor de la habitación antes de mirar hacia abajo a sus pies y encogerse de hombros. Sus zapatillas estaban gastadas, pero no podían permitirse unas nuevas.

—Creo que usted lo sabe, señor.

Silencio.

Segundos pasaban.

—Ya veo—, dijo Hwang. —Cierre la puerta y venga aquí.

El estómago de Jeongin se sacudió. Sus piernas temblaban, se acercó a la puerta y la trabó, todo el rato tratando de ignorar la vocecita en pánico dentro de su cabeza que le estaba gritando, ¿Qué estás haciendo?

Mirando cualquier sitio menos a Hwang, rodeó el escritorio y se detuvo junto a su profesor, su corazón latiendo en su garganta. Hwang se volvió en su silla de modo que se enfrentaba a Jeongin ahora. Jeongin centró su mirada en la tela oscura del traje del profesor.

—De rodillas—, Hwang dijo suavemente.

Dejarse caer de rodillas fue casi un alivio, como de inestables estaban sus piernas.

Hwang tomó su barbilla con los dedos y le echó la cabeza hacia arriba, obligando a Jeongin a encontrar su mirada.



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En el texto hay: hyunjin, straykids, jeongin

Editado: 01.06.2023

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