—Relájate, hombre—, dijo Seungmin, dejándose caer en el asiento a su lado.
—¿Qué quieres decir?—, Jeongin dijo, mirando alrededor del aula antes de mirar a sus manos.
—Tú estás tenso como el infierno. ¿Estás nervioso por tus calificaciones? ¿No dijiste que hablaste con Hwang y lo convenciste de que te diera una segunda oportunidad?
—Si, lo hice. Él no me reprobó aún — Me acabo de enterar que me dio una D.— Y Dios, había sido un gran alivio. Jeongin no creía nunca haber estado tan feliz por recibir una D.
—Felicidades—, dijo Seungmin con una sonrisa, dándole palmaditas en la espalda. —Todavía me sorprende que te las arreglaste para convencerlo.
Jeongin cuidadosamente evitó los ojos de su amigo.
—Hablando del diablo.— Seungmin murmuró.
El silencio instantáneo que cayó sobre el aula era casi divertido. Casi.
Jeongin echó un vistazo a la alta figura de Hwang antes de dejar caer su mirada.
—Las calificaciones de mitad de período fueron ingresadas.— dijo Hwang, sin preámbulos. ‘Informé las notas de treinta y ocho estudiantes cuyas calificaciones fueron inferiores a C. — Los informes fueron enviados a la Oficina del Secretario, quien las distribuyó a cada estudiante.’ Hizo una pausa. —Si tienen alguna duda, pregunten.
Silencio.
Un tipo levantó la mano.
—¿Sí, señor Yang?—, dijo Hwang, caminando hacia el estudiante.
Jeongin no miró; él sólo lo veía en su visión periférica.
—No lo entiendo—, Yang dijo. —¡Tengo una F , y al parecer eso es todo! ¿Ni siquiera puedo mejorar mi nota? En todas las demás clases, las calificaciones de mitad de período no afectan nuestro promedio general. Ellas existen, más o menos, para decirnos dónde estamos en la clase, y si tenemos o no que trabajar más duro, pero al parecer, no en su clase. Que cara… — ¡yo no lo entiendo!
Jeongin se encogió.
—Pobre chico.— Seungmin murmuró.
Hubo una pausa.
—Sr. Yang.— Hwang dijo por fin, su voz peligrosamente suave. —¿Has leído el plan de estudios?
—Bueno, sí, seguro.— Yang parecía cualquier cosa menos seguro.
—Si usted leyera el plan de estudios, sabría que en mi clase las notas de medio término sí afectan sus calificaciones finales. En otras palabras, si usted recibe una calificación de mitad de período desaprobada, usted no conseguirá una nota final aprobatoria. Sin excepciones.
—¡Pero no es justo!—, dijo Yang. —¡Así no es como se hacen las cosas!
—Así es como se hacen las cosas en mi clase.— De ser posible, la voz de Hwang se hizo aún más suave. —Yo no pasaré a un estudiante que tenga un récord de asistencia pésimo para la mitad del periodo y falló en entregar sus tareas o las entregó con demora. Si usted leyera el plan de estudios, como yo les he dicho a todos que hicieran en el primer día del ciclo, usted no estaría en esta situación. Puede dar las gracias sólo a sí mismo. ¿Tiene otras preguntas? ¿Preguntas inteligentes?
—No.— Yang se quejó.
—Ahora ¿estamos listos con esto, o alguien más quiere perder mi tiempo con preguntas sin sentido de las que se supone que deben saber las respuestas?
El silencio era casi sobrenatural. Nadie se atrevió a respirar.
—Bien.— Hwang volvió a su escritorio.
—Wow.— susurró Seungmin, apenas audible. —¿Qué se le metió por el culo y murió allí dentro?
Probablemente el enojo de que no pudiera reprobarme, pensó Jeongin.
Su piel se erizó. Miró hacia arriba y encontró a Hwang dándole una mirada de tal odio que hizo que se sienta como si estuviera siendo repelido de la habitación. Jeongin levantó la barbilla y le miró a los ojos con firmeza. En serio, ¿cuál era el problema del tipo? No era como si él hubiera forzado a Hwang a poner su polla en la boca de su estudiante.
El pensamiento — el recuerdo — hizo a Jeongin sonrojarse y removerse en su asiento incómodamente. Mirando al rostro de piedra de Hwang, era difícil creer que realmente había sucedido.
Pero sucedió.
Jeongin miró las manos de Hwang — agarrando su cara mientras Hwang empujaba su polla dentro de su boca — Jeongin pasó la lengua por sus labios, su piel incómodamente caliente, y fijó su mirada en el frente.
No pensaría en ello.
Él no lo haría.
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Había pensado que podría poner el incidente fuera de su mente. Había pensado que Hwang solo lo ignoraría después del incidente.
Se había equivocado en ambos casos. Jeongin suspiró y miró melancólicamente a la tarea delante de él. Hwang había sido increíblemente difícil en los últimos días, dándole tareas brutalmente difíciles y constantemente regañándolo delante de todos cuando Jeongin fallaba en completarlas para satisfacción de Hwang.
—¿Terminó, Yang?—, dijo una fría voz familiar, y Jeongin se tensó. Echó un vistazo a Seungmin a su izquierda, pero su amigo miró el libro delante de él con interés exagerado. Traidor.
—Voy a terminar pronto—, Jeongin mintió. Él se puso rígido cuando Hwang puso una mano sobre su escritorio y se inclinó a mirar el papel en blanco delante de él.
—Ya veo—, Hwang dijo.
Jeongin volvió la cabeza para mirarlo y se sorprendió por lo cerca que estaba el rostro del otro hombre. A pulgadas de distancia. Los ojos avellana se clavaron en los suyos por un momento antes de que los labios de su dueño se retorcieran burlonamente. Hwang se irguió y con una mirada amenazante dijo: —Su tarea debe estar lista en diez minutos, Yang.
—Pero usted dijo…
—Diez minutos— Hwang repitió con una voz que decía claramente que no iba a aceptar ninguna discusión.
Se alejó, y Jeongin se quedó mirándole la espalda.
Él regresó su mirada al papel delante suyo y lo miró sombríamente. No era justo. ¿Cómo se suponía que iba a completar esta tarea en tan poco tiempo? Las preguntas eran ridículamente difíciles y dudosamente reflejaban lo que habían aprendido en clase. ¿Por qué no podría el pendejo dejarlo en paz? Se sentía como si Hwang estaba decidido a hacer de su vida un infierno — y estaba teniendo éxito.