Solo Un Recuerdo

Capítulo 2

20 de febrero 9:29 a.m.

Se quedaron mirando el uno al otro durante un par de segundos antes de soltarse. Alcander se acomodó los lentes, mientras Acacia seguía aturdida por esa amable sonrisa. Hasta que alguien interrumpió.

-Encantado de conocerte, Acacia. - Se apresuró a decir Nicodemo, hizo una leve reverencia, y le dio un beso en la mano a la chica. - Espero tengamos la oportunidad de conocernos mejor. - Le guiño un ojo descaradamente y ella no hizo más que alejar su mano rápidamente, nuevamente se encontraba confundida por las acciones de estos adolescentes.

-No le hagas caso a mi hermano, - habló la niña pequeña, que hasta ahora se había quedado callada observando a sus hermanos. - Es solo un tonto desesperado por una novia. - Le dedicó una sonrisa similar a la de Alcander que la calmó un poco. Nicodemo iba a reclamar, pero su madre se le adelantó.

-Alcander porque no le muestras el lugar a Acacia, mientras yo hablo con Nydia- miró a su hijo indicándole que saque a la invitada antes de que su hermano empezara a incomodarla más.

-Claro mamá- respondió con otra sonrisa. Se giró hacia su invitada- Sígueme- le indicó amablemente. Ella no dudo en hacerlo rápidamente. Ambos empezaron a caminar uno al lado de otro en silencio hasta que se alejaron a unos metros de los demás. A Alcander le empezó a poner nervioso el hecho de que la muchacha a su lado no le hablara ni le mirara, decidió entablar una conversación.

-Para serte sincero- llamó su atención, y ella dirigió su mirada hacia él, sentía como si esos fríos ojos azules lo estuvieran analizando buscando alguna amenaza, lo cual lo puso un poco más nervioso de lo que estaba. Atribuyó esta sensación a los nervios. -, es la primera vez que hago esto. Así que, si te incomoda algo, tienes algún problema o alguna duda puedes acudir a mí, de todas formas, tu habitación está al frente de la mía. - Esperó a que ella dijera algo, pero se quedó callada. Le respondió con un simple asentimiento de cabeza sin dejar de mirarlo. A este punto Alcander ya estaba sudando de los nervios. Acacia volvió nuevamente su mirada al frente y él soltó un suspiro. Esto iba a ser mucho más complicado de lo que pensaba.

Acacia por su parte, lejos de prestarle atención a Alcander en la descripción de su nueva residencia, estaba repasando mentalmente la historia que le habían descrito de su vida: Cuando era pequeña sus padres murieron, quedó a cargo de su abuela paterna y estudió en casa todo este tiempo. No parecía tan alejada de la realidad, aunque se omitieron las partes donde entrenaba todos los días y recibía "incentivos". Cuando su institutriz le describió esta historia añadió dos advertencias.

-Evita a toda costa entablar una conversación con cualquiera de ellos. Mantente cerrada, si ellos empiezan responde por cortesía, pero no profundices. - Eso era simple de seguir, le habían enseñado a no hablar a menos que se le dirigieran, aparte no es como si ella tuviera intenciones de acercarse a más personas. Ya tuvo suficiente con las que conocía. - Tienes que informarnos acerca de todo lo que hagas en el día, sobre todo la información que obtengas del objetivo. Para ello te dimos ese comunicador.

El comunicador era un pequeño aparato parecido a un celular, con la diferencia que no podía ser detectado por las ondas de celulares, por lo tanto, tampoco tenía acceso a llamadas. Funcionaba a partir de una conexión a Internet previamente protegida por muchos programas creados por integrantes de la mafia, estos eran imposibles de transgredir, a menos que supieras cómo funcionan, o tuvieras una de las claves, una de ellas se la habían otorgado a ella claramente.

-Esta es tu habitación. -Acacia alzó su mirada y vio como Alcander le abría la puerta que estaba frente a ellos. Él se hizo a un lado invitándole a pasar. Por dentro la habitación no se parecía en nada a lo que esperaba, era amplia llena de colores claros, la luz natural que entraba por la ventana le daba una sensación de calidad que le era familiar pero no recordaba. Se había acostumbrado al cuarto que tenía en su anterior residencia, pequeño, oscuro, ni una sola pizca de luz entraba en ningún momento del día, solo tenía una cama y un pequeño armario para guardar las pocas pertenencias que tenía. Al fin y al cabo, no es como si necesitara más para “sobrevivir”.

-Por cierto –habló el chico, - ¿dónde están tus maletas?

-La tiene mi abuela. - Respondió con cierto dejo de desagrado, el cual Alcander ignoró, al tener que llamar de esa forma a su Institutriz.

-Déjame ir por ella mientras te aclimatas a tu cuarto. - Le dedicó nuevamente una de sus sonrisas amables y radiantes, ella solo asintió con la cabeza. Alcander salió por la puerta cerrándola a su vez, para darle un poco de privacidad a la chica.

Suspiró.

Esto iba a ser más complicado de lo que se imaginaba. No porque la muchacha le desagradara, si no que no parecía dispuesta a hablarle o a mirarlo a los ojos como si no quisiera ningún contacto con él. Pero no se iba a dar por vencido tan fácilmente, esperaba lograr con ella una amistad en el poco más de un mes que tenían antes de que empezaran las clases. Solo esperaba que su timidez no le impidiera su objetivo.



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En el texto hay: amor, abuso y suspenso

Editado: 20.03.2019

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