Solo una oportunidad

08

"DULCES SUEÑOS O PESADILLAS"

Estaba tan tranquila, me sentía en paz, todo era paz y empecé a caminar por un sendero, era el sendero de un campo, solo caminaba buscando algo... a alguien..., no sabía lo que buscaba, pero sentía que era algo muy importante, pero me rendí. Empecé a caminar sin rumbo alguno, hasta que llegue a la ciudad, mis esperanzas volvieron, busque en cada ventana hasta que deje de caminar, levanté la mirada y lo vi a él, con su sonrisa, con esa sonrisa resplandeciente que me enamora cada día, su mirada encantadora.

Vino corriendo hacia donde estaba y me abrazo, me beso y empezó a susurrar

—ya lo malo paso, todo estará bien, vamos a estar bien— repetía una y otra vez. Después de eso me beso y sus palabras me hicieron sentir tranquila y sentía que estaba completa, o mi dulce amad, gracias por estar aquí.

—¡NO! — grite al levantarme. Estaba toda asustada, estaba sudando y temblando.

«¿Qué diablos me pasaba?».

—si ¿Qué diablos te pasa? — replicó mi conciencia, Rodé los ojos.

soñé con aquel chico del autobús, eso sí era raro. No sabía ni quién era, solo sabía que era hermoso y en el sueño mejor dicho en ese sueño yo me sentía feliz me sentía completa.

¿Qué estaba pasando?

Me fije en la hora y ya eran las 5:30am en poco tiempo tendría que ir al colegio, hoy comenzaban mis clases, así que decidí ducharme y me puse el uniforme. No me gustaba el uniforme, este contaba con falda gris, blusa blanca y chompa color celeste. ¿Quién pone como color de un uniforme al celeste? Pues sí, el colegio donde estudiaba.

Baje las escaleras y rezaba porque no hubiera nadie, no quería pelear, ya suficiente tenía con el sueño. Pero mis plegarias no fueron escuchadas, estaba mi mamá.

—¿por qué gritaste hoy en la madrugada? — dijo mientras tomaba café.

—fue solo un mal sueño, dormí mal y me duele el cuerpo— me puse a preparar el desayuno para mi hermano y mi madre y al terminar esto y al no quería dar más explicaciones y solo agarré una fruta y salí rumbo a el colegio

Al ingresar, vi nuevos rostros, «genial», un nuevo año escolar nuevos ingresos, felizmente era mi penúltimo año escolar y debo dar todo lo mejor de mí, es donde yo me di cuenta que ya me estaba esperando Erica mi mejor amiga.

—hola nena— me dijo

—hola enana.

—hey que tal las vacaciones— dijo mientras me abrazaba.

—todo bien— mentí y justo suena la campana.

Gracias espíritus de las hamburguesas

—ven ya vamos a clases— Y así di por terminada nuestra conversación.

Las clases como siempre aburridas. Lo mismo de todos los años, la presentación, nuevos profesores y todo ese rollo. A la hora del receso Erica y yo estábamos sentadas en el patio hablando de sus vacaciones en Cancún, me comento que la playa es hermosa, un sueño hecho realidad, hasta que algo me llamo la atención.

Era un chico.

Pero no cualquier chico.

No señores, no es cualquier joven.

¡Era el chico del autobús!

» maldición «estudiaba aquí.

—Erica vamos ya tocó el timbre— dije jalándola.

—pero ¿Por qué? Si siempre vamos a paso de tortuga.

Por ningún motivo quería que me viera. Pero para mí mala suerte, esa mala suerte siempre me acompaña, el chico del autobús me miro y al parecer me reconoció y en su rostro se puso una sonrisa burlona yo solo rodé los ojos y me metí al salón.

—estas rojas— dijo Erica afirmando lo que más detestaba.

mis mejillas se teñían de rojo cada vez que sentía vergüenza.

—no es nada— respondí dicho esto llegamos al aula y minutos después entro otro profesor.

Para cuándo las clases ya habían terminado, estaba agotada, eso de esconderme de alguien no me gustaba, así que decidí ir a la parada de autobuses, demoraría mucho, pero necesitaba tiempo.

Cuando llegué a casa, prepare el almuerzo, luego comí, descanse 5 minutos y decidí hacer mis deberes y sin darme cuenta ya era de noche, serví la cena a mi familia y me fui a mi habitación, me duché y me puse ropa cómoda y me dormí.

Estaba enseñando a unos niños a pintar, jugábamos, reíamos, nos divertíamos y de pronto levanté la mirada y vi a Daniel, el cómo siempre me miro y sonrió, aún no creía que seamos pareja, pero somos felices, el me hace feliz, el me ayuda con mis problemas, él es mi felicidad, es entonces que Salí del aula y él se acercó a mí y me abrazó ...

—¡NO...! — Grite mientras me sentaba en mi cama

no de nuevo — susurré.

Trate de calmarme, y lo estaba consiguiendo

—¿qué te pasa?, No vives sola para que estés gritando cuando se te dé la gana, interrumpes mi sueño y el de tu hermano, pero claro como siempre de desconsiderada—dijo mi madre que producto a mis gritos vino a verme.

—no es nada, solo un mal sueño— hablé lo más tranquila posible.

—desconsiderada, eso eres— ella solo rodó los ojos y vi cómo se retiraba.

¿por qué soñé de nuevo con él?

—porque te gusta, no es obvio— replico mi conciencia.

No lo conocía de nada, ni amigos en común, nada, bueno al menos sé que se llama Daniel, pero eso no significaba nada. Pero esa noche despertó en mí una gran curiosidad, conocerlo más, de saber más de él, aunque tampoco estaría acosándolo.

Al día siguiente fue la misma rutina y ya cuando estaba en el salón de clases y vi como Erica ingresaba, ella vio mi cara que por supuesto no tenía buena pinta

—¿qué te pasó? — pregunto

—tengo un gran dilema que no me deja ni dormir— y yo le conté los dos sueños.

—aún no lo creo, ¿Cómo es posible eso? — dijo incrédula.

—imagínate como estoy yo— hable en voz baja mientras tomaba mi cabeza en mis manos.

—quizás sea producto de tu imaginación— susurro abrazándome.

Solo quería saber por qué soñaba con él, o que relación teníamos en común, bueno en realidad seria ninguna, no nos conocemos.




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