Solo una oportunidad

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"15 AÑOS TRISTE"

Recuerdo que estaba por cumplir los 15 años, mamá y papá se "reconciliaron", mejor dicho, papá volvió a quedarse en casa y por qué entre comillas, pues, ya no estaban discutiendo tanto y poco a poco estábamos volviendo a ser una familia bonita, no puedo decir normal, ya que no lo éramos, nada era normal. Pero bueno solo el tiempo pondrá las cosas en su lugar.

Yo no quería cumplir los 15 años, no es que no quería, es algo normal cumplirlos, sé que es un proceso, lo que yo no quería es una fiesta y mi mamá a pesar de que pocas veces me dirigía las palabras ya estaba con todos los preparativos para la dichosa fiesta y yo detesto las fiestas y más si soy yo la cumpleañera. Desde lo que pasó con mi último cumpleaños donde mi abuela me grito, ya no celebro mi cumpleaños.

Mi mamá era la más emocionada, aunque no lo crean así era

—Elisa la prueba del vestido es en 2 días no comas más para que te entre, ya bastante tienes con esos kilos de más— hablo mientras leía el periódico.

—mamá yo asimilo por eso subo de peso y te lo explico el doctor y sumándole a eso, yo no quiero una fiesta

—ya hablamos de esto Elisa, se hará la fiesta quieras o no— su voz ya sonaba un poco molesta.

—pero yo no quiero, ¿Por qué no lo entiendes?

—los 15 años solo se cumplen una vez, yo si tuve fiesta y tú también los tendrás— y con eso dio por terminada la conversación.

Pero yo estaba en duda.

"Si por casualidad yo me muero y pasaran 15 años ¿también cumpliría 15 años? O ¿no?" pensaba yo, tengo una rara imaginación, así que simplemente negué.

El teléfono de la casa interrumpió mis pensamientos.

—¿Aló?

—niña, pásame con tu mamá.

—bien. Llame a mamá y ella se puso a hablar.

—¿A dónde vas? — le pregunté.

—tu abuela tuvo un accidente iré a verla, no hagas estupideces en mi ausencia.

—bien.

Después de que salió sentí tranquilidad.

Y los días pasaron, mamá se encargaba de cuidar a la abuela que se cayó y se lesiono el pie.

Por lo de la abuela, por percances y gracias a Dios, mamá tuvo que cancelar la fiesta y en su lugar tuvo que realizar un almuerzo, me sentí un poco abrumada, no me gusta ser el centro de atención, y a la reunión solo llegaron unos tíos, mis primos, ni me hablaron ni me miraron y sé que asistieron por compromiso y eso dolió, además de que fue un poco incómodo pero al final resulto ser agradable, Erica vino y se quedó conmigo.

Al caer la noche y al regresar a mi casa a mi papá se le ocurrió la más grandiosa idea de ir a tomar con mis tíos, mi mamá se opuso, pero no pudo hacer cambiar de opinión. Papá regresó muy tarde como a la una de la madruga. Y formó un escándalo se escuchó unos ruidos y cosas rompiéndose, se puso violento y entonces reaccione, no por ser el día de tu cumpleaños debe ser el mejor, siempre habrá algo o alguien quien destruya tu burbuja de confort, además de que se suponía que el día que debía estar tranquila, feliz y alegre se fue al tacho, gracias a mi padre.

"—gracias papá, fuiste de gran ayuda—"

Resignada tuve que recoger y limpiar el desastre que provoco mi padre, luego de eso solo entre a mi habitación y me fui resbalando en mi puerta hasta llegar al suelo, mis rodillas en el pecho y deje que las lágrimas salieran.

/// Días después ///

Mi mamá me regalo un celular en caso de emergencias era muy chiquito y era mi primer celular táctil, fue bastante emocionante, si bien no sé comparaba con el celular de Erica, ahora hablábamos más y reconozco que pasaba casi todo el día con él, buen exagerando un poco, sin embargo, no descuide mis labores tanto domésticas como escolares. Pero para mí madre era otra cosa.

—Todo el día estas en ese maldito celular— grito mi madre —¿ya tendiste la cama de tu hermano, la mía y la tuya? — mamá siempre se refiere a las cosas de papá como suyas dice tener todo el derecho.

Siempre tenía que hacer las cosas de Miguel y eso ya me estaba cansando, él tenía sus manos y podía hacerlo solo.

—Yo no tengo por qué tender la cama a Miguel— respondí armándome de valor.

—es tu deber como mujer, eres mujer y debes hacer lo que hace una mujer, ¿cómo será el día en que te cases? seguro serás una mantenida buena para nada, que hasta tu marido te va a dejar— dijo mi madre dándome dos golpes o cachetadas, como quieran llamarlo.

"Mujer" una simple palabra que marcó un antes y un después en mi vida, me sentí discriminada por parte de mi mamá, mi propia madre me trataba mal, que más podía esperar.

No por ser mujer debía hacer todo, tenía derecho de hacer otras cosas y deberes que atender, pero para mí madre eso no servía.

Al paso de los días volvieron las peleas con mamá, con Miguel y siempre las peleas eran porque yo reclamaba que tratarán a mí y a Miguel de igual forma, ambos teníamos los mismos derechos y obligaciones, o eso consideraba yo y sé que es así pero ya que mamá siempre lo defendía a él y mi padre se fue a vivir a otro lado y pocas veces lo veía, nada podía hacer, simplemente asentía.

Papá venía una vez por semana a dejarme dinero o para verme y pasar un buen rato, me hubiera gustado que se quedará más tiempo, pero me alegraba de verlo, aún no le perdonaba el hecho de que golpeará a mi madre y se justificó que solo perdió los papeles en un ataque de locura, no se lo perdone y quería que arreglara eso, pero él se negaba y a mí solo me quedaba aceptar su decisión aunque mala decisión, al final él era mi padre y ante eso yo no podía hacer nada por cambiarlo.




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