Solo una oportunidad

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“PRESIDENTE MISSIFUS”

Ya paso una semana de lo sucedido con mi madre y sobre todo con Matías. Estuve tentando en llamarlo, pero no pude, sentía vergüenza.

Escucho como suena el maldito despertador, anunciando un nuevo día y de mala gana me levanto, me ducho y fui a preparar el desayuno como no tenía hambre me fui al colegio sin desayunar.

Las clases como siempre aburridas y lo peor Erica no vino a clases. Falta mucho por que su padre está enfermo y eso le deja mal. En el receso vi a Daniel con una chica era morena cabello negro y alta bueno no tanto, pero es muy guapa, los vi dirigirse al salón de música. Decidí ignorar esa punzada de celos porque no debería de sentir celos, total no somos nada.

» relájate Elisa «me dijo mi conciencia

—tranquila— me dije a mi. él tenía todo su derecho de salir con cualquier persona. Sonreí o más bien hice una mueca y continúe con mi mañana.

Al terminar las clases regresé a casa, preparé atún para almorzar y me puse a leer un rato.

Al terminar, realicé todas mis tares y limpie un poco para mantener mi mente en otro lugar incluso me obligue a mí misma a no pensar en Matías, no lo había visto ni mucho menos llamado. Cuando estuve por hacerlo, una de mis vecinas me había dicho en forma de chisme: “lo poco que escuché de la vecina modelo fue que tuvieron una fuerte discusión con su novio, hacen una linda pareja no crees”. Me sentí lastimada y dolida. Solo espero que no sea por mi culpa.

Me levante gracias al despertador y me duché y baje a preparar y así desayunar, cuando termine fui al colegio.

—hola— me dijo Erica al verme

—Hola— respondí y justo suena la campana— venga vamos a clases, te extrañe mucho— dije abrazándola.

Y así paso media mañana, cuando llego el recreo con Erica nos sentamos, en el jardín, quería tener algún contacto con la naturaleza y sentí como si algo me picara, asustada busque lo que me pico, mis sentidos se pusieron alertas, solo me quedaban minutos. Trate de buscar en el bolso las astillas que me recetaron en estos casos y no las tenía.

—¡Erica! — grite

—¿qué pasa? — me dijo

—no puedo... respirar— dije con dificultad, sabía lo que significaba — ¡Erica! ayúdame — grite o al menos lo intente.

—¡¿Elisa?!... ¡ayuda!, ¡Elisa no me dejes!... ¡ayuda! — grito Erica.

—¿Qué le pasa? — escuchaba murmullos, cerré los ojos.

Sentí como se cerraban mis pulmones y poco a poco dejaba que mi cuerpo se vuelva liviano. Me era conocida esa sensación.

A lo lejos escuchaba mi nombre, pero nada podía hacer. no podía despertar.

—¡No! — grite al despertarme. Me di cuenta que estábamos en una habitación blanca, maldición era un hospital, los detesto.

—Elisa, oh amiga me diste un buen susto— Erica me abrazo.

—lo siento, ¿Qué paso?

—te pico una abeja, por suerte Steven y Daniel te trajeron al hospital, te veías muy mal, me asusté mucho, mujer— solo la abracé.

—Steven— grite al ver como entro.

—nena no asustes así— le sonreí apenada.

—Daniel ya se fue y venga te llevo a casa, y por asustarnos ya no hay helado— me enoje por ello.

—hey no te enojes, era una broma— trato de excusarse.

No le preste atención y lo ignore, si me había enojado

Ya en casa, mi madre me dijo torpe por no tener mis pastillas, y me fui a descansar o al menos intentarlo, pero tenía hambre así que me fijé en la hora y ya era media noche, fui a la cocina y vi que había pizza y comí. Me lavé los dientes y me fui a dormir de nuevo.

///AL DÍA SIGUIENTE///

después de haberme intoxicado le dije a mi madre que no me sentía bien y me dijo que me quedara en casa. Algo que me sorprendió. Puse música clásica y me relajé, no hay nadie en casa, solo yo, paz y tranquilidad, me gustaba estar así. La puerta se abrió y adiós paz.

—¿Eli? — escuche como mi padre me llamaba.

—dime— le conteste.

—¿Cómo te sientes? Tú madre me llamo y me contó lo sucedido

—estoy mejor ahora— lo abrace y el hizo lo mismo

—ven vamos a salir te tengo una sorpresa.

» Una sorpresa? «me emocionan las sorpresas, aunque sean pequeñas siempre me emocionaran.

Y dicho esto salimos muy emocionado, sentía que era una niña de nuevo.

Papá me llevo a una guardería de animales e ingresamos a la zona de gatos.

—anda escoge un gato— me dijo mi papá

Muy emocionada fui a ver a cada gatito. Todos muy hermosos, por mí los adoptaría a todos.

Habían de color negro, caramelo, blanco y algunos con manchas.

Vi uno que estaba durmiendo hecho una bolita, se veía tan tierno y era color caramelo con rayas parecía un tigre, sin duda ese era el indicado.

Cuando lo tuve en mis manos, sentí una conexión y lo llamé presidente Missifus.

—seguro que quieres poner ese nombre— me dijo mirándome raro la veterinaria que encargada de la guardería de animales.

—si ese, es su nombre— disimuladamente la vi rodar los ojos y firme todos los papeles necesarios, le hicieron su chequeo y todo estaba en orden, mi gatito era un gatito sano.

Sin duda fue un hermoso regalo de mi papá.

Cuando llegamos a casa, mamá no estaba muy contenta, me dijo que traería muchas enfermedades, sin embargo, logramos convencerla y Missifus se quedó en casa. Mi mamá jugo con el hasta mi hermano todos estábamos emocionados con su llegada y sería el nuevo consentido.

—Elisa, ese gato dormirá en el suelo— me dio una orden, rodé los ojos y acomode en el piso de mi cama una caja con algunas mantas e improvise su cama.

Hice y me puse al día de mis deberes, Erica se enojó por no haberle llamado avisándole que no iría a clases.

Al caer la noche dejé a Missifus en su camita y me acosté en la mía, pero a medida que caía la noche, el gatito se acostó en mi cama y juntos nos dormimos.

 




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