Solo una oportunidad

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"LA DESPEDIDA SIEMPRE DUELE"

El tiempo paso y pasa, y sin pensarlo, sin darme cuenta, ya pasaron tres meses desde que mi madre deseó que muriera, cada noche recuerdo las mismas palabras que dijo mi madre y lloró hasta dormir. Se supone que una madre debe darte cariño, amor y seguridad, mi madre reflejaba y hacia todo lo contrario

Es muy triste mi vida, tener que sonreír a los demás mientras que por dentro te sientes vacía. lo único bueno que tengo es a Erica y a Steven son mis mejores amigos, me conocen mejor que mi madre. No sé qué haría sin ellos, por ellos es que sigo luchando cada día y también por mi gatito mi Missifus, cada día está más grande, sabe cuándo estoy triste y cuando estoy alegre, lo amo mucho.

Unos golpes en la puerta interrumpieron mis pensamientos

—Elisa, te buscan— dijo mi hermano. Casi nunca hablamos desde el último incidente y prefiero que sea así.

—voy— grite mientras bajaba las escaleras. Al llegar a la sala me di cuenta que era Steven, inmediatamente se formó una sonrisa, pero al ver su rostro, mi sonrisa se desvaneció.

—Steven, ¿qué te trae por aquí? ¿quieres tomar algo?—pregunte mientras me sentaba en el sillón

—hola Elisa, estoy bien gracias, estoy aquí porque tengo que hablar contigo de algo muy importante— su expresión era neutra no sabía si estaba triste o enojado y eso como que un poco preocupaba y así hable.

—¿qué pasa? ¿Qué ocurre? — me preocupaba

—Elisa, yo me voy a mudar— dijo sin más.

—pero eso es fantástico, ¿a qué zona te vas? Espero que sea a una cerca, no quiero ir muy lejos— pregunté muy curiosa.

—no, no es por aquí, yo me voy a Italia— cuando dijo eso sentí como mi corazón se rompía. No podía creerlo, mi expresión cambio completamente.

Mi mejor amigo, mi verdadero hermano se marchaba. Y ¿quién sabe cuándo lo volvería a ver?

—¿te vas? ¿por qué? ¿por qué tan lejos?

—tú sabes que mi papá es muy hábil para hacer muchas cosas y pues, papá consiguió un nuevo empleo, yo estaba feliz por eso, pero cuando me dijo que era en Italia, no podía hacer nada, lo siento tanto Elisa, sé que dije que no te dejaría, pero esto escapa de mis manos— dijo al borde de las lágrimas.

Me separe bruscamente de él, su rostro tomo una expresión de confusión.

—no, no tienes por qué disculparte, de alguna manera u otra, todos me dejan, ¿Por qué pensaría que tú eres la excepción?, ahora si me disculpas, tengo que irme — dicho esto salí de mi casa sin rumbo fijo, solo caminé.

Cuando me di cuenta llegué a una biblioteca, entre y dejé que mi verdadero hogar me consumiera todo el dolor.

No sé cuántas horas pasaron, pero decidí regresar a casa.

Ya en casa llamé a Steven para disculparme, sé que fui una egoísta, pero me duele su partida

Llamada telefónica.

-hola

-Steven

-Hola Elisa

-lo siento por mi comportamiento.

-no te preocupes, se cómo te sientes.

-me comporte como una egoísta, perdóname.

-te perdono, para eso estamos los amigos.

-lo sé y dime ¿cuándo viajas?

-en una semana.

- ¿en una semana? Tan pronto.

-debemos instalarnos Elisa.

-Lo sé, lo sé, después hablamos, cuídate.

-Tu igual, luego te llamo.

Fin de la llamada

///UNA SEMANA DESPUÉS///

Me encontraba en el aeropuerto junto con Erica para despedir a Steven. No podía creer que la semana paso así de rápido.

—pasajeros del vuelo 201 con destino Italia por favor acercarse a la puerta 3— Anunció una voz.

Llego la hora. Con lágrimas en los ojos mire a Steven y él estaba igual o peor que yo.

—Buenos, es hora de irme— dijo Steven con la voz entre cortada.

—ven aquí— dije abrazándolo— te voy a extrañar mucho enano, más de lo que crees, eres mi mejor amigo no lo olvides— dije al borde de las lágrimas.

—yo también niña yo también, prometo llamarte en cuanto pueda, eres y serás mi mejor amiga— lo miré y lo abrace y lloré. Nos abrazamos por más de un minuto.

Sin más dejé que Erica se despidiera de él, su abrazo no duro ni 5 segundos lo cual es raro, ya que se llevaban bien, algo se traían estos dos, pero ya luego me encargaría de averiguarlo. Me despedí de sus padres y vi como Steven caminaba junto con sus padres.

Solo quiero que sea feliz y si las despedidas duelen y mucho. Pero la vida sigue y no es un adiós definitivo, es un hasta luego, porque sé que lo volveré a ver.

Al salir del aeropuerto con Erica, vi a Matías me sonrió, a parecer venia de viaje o se iba, quien sabe, vi como intento acercarse para hablarme, pero me negué, yo no puedo, sentía vergüenza, la última vez que lo vi fue cuando lloré por todo lo que me pasaba y no es lindo que te vean llorar, sin embargo, él lo hizo no me juzgó ni nada, pero aún sentía vergüenza.

No estaba preparada para verlo a sus ojos. A esos ojos que me cautivan.

—Elisa, vamos por helado—. Sugirió Erica.

—no lo sé, no traje mucho dinero— respondí algo distraída

—yo invito.

—bien, si es así, si pues, vamos— ya en casa hicimos como una pijamada.

—Erica ¿Qué te traes con Steven? — se puso nerviosa y sus mejillas se sonrojaron un poco.

—no nada, solo discutimos y nos distanciamos, pero no es nada— hizo gestos con su mano como para restarle importancia.

—oh bueno, sabias que conoció a una chica y según él es muy hermosa— le hable con interés

—así, no, no lo sabía, pero bien por el no crees, sería más feliz— respondió indiferente y enojada

—¿te gusta? — le pregunte de frente.

—no— contesto directo y se puso a jugar con mi gatito.

—a mí se me hace que si— respondí retándola

—no Elisa no, sabes que mi sueño es estar con un actor o un modelo y Steven si bien es guapo, no es un modelo y cambiando de tema y hablando de gustos ¿a ti te gusta ese tal Matías?




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