Solo una oportunidad

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"CAMBIOS Y MÁS CAMBIOS"

Como ya saben Matías me invito a una fiesta en su casa, pero hubo un cambio de planes la fiesta sería dentro de 2 meses, mejor para mí.

Como les había dicho era gorda y fea, así como solía decirme mi madre, ya no me duele hablar de ella y como les comenté había perdido peso, pero estaba aún fofa como algunos le dicen.

Empecé a hacer ejercicio moderadamente y para mí sorpresa mi cuerpo empezó a tomar forma.

—una sexy forma— así me dijo una vez Erica.

Erica me acompaño a comprar mi nueva vestimenta para renovar así mi ropero y tenía que admitirlo ella, sí que sabía escoger ropa, me eligió vestidos, cro-top, faldas, pantalones, short, blusas, etc. etc.

—qué horror, parezco una Barbie— le dije a Erica mientras me miraba al espejo, me había puesto un vestido algo desgastado que tenia de mi madre, aún conservo algunas cosas de ella, para saber que aun la tengo cerca.

—eso te pasa por decirle Barbie a tu ex vecina, ves que el karma existe—. Dijo riendo mientras jugaba con mi gato.

—yo no quería estar así, mírame como estoy, yo quiero tener unos kilitos de más, no ser una flacucha, no me gusta no— dije rodando los ojos y encendí el reproductor de música, y la maravillosa música clásica hizo su aparición, eso me ayudaría a relajarme y que olvide mi cuerpo

—el karma amiga— seguía riendo.

—yo no creo en el karma— le dije riendo de mala gana

—bien, como digas, checa esto y cambia la música, esa música me aburre, me duermo—

Ella me enseñó una foto mía del antes y después de perder peso.

Sí que había un gran cambio.

—es enserio hasta hiciste un antes y un después, te pasas, y no importa ya ganaré peso y no cambiare la música— dije indiferente.

—si claro, acostúmbrate, ahora tienes que mostrar esas curvas envidiables— me miro disque coqueta.

—estas insopor...— no pude terminar por qué sonó mi celular

Llamada telefónica

-diga.

- Elisa soy Matías.

-hola.

-no me llamaste, pero no importa ¿estás en tu nuevo departamento?

- lo siento y si estoy en mi departamento ¿por qué?

- perfecto, te envié dinero para que compres el vestido.

- ya te dije que no es necesario, tengo vestidos.

- es que la reunión es muy elegante

- consideras que no se vestir lo suficiente elegante para esa noche, pues bien anda solo entonces.

- no es eso, eres perfecta pero mi madre es muy especial y te va a fastidiar.

- ok... Entiendo sólo por esta vez ¿ya?

-si entiendo nos vemos el día de la fiesta, pasaré a recogerte.

-adiós.

Fin de la llamada.

A los minutos llego el correo y recibí un sobre

Lo abrí y había mucho dinero.

—wao, es mucho dinero— dijo Erica sorprendida.

—lo sé, gastaré poco— dije aun sorprendida. Habían cerca de 2000 dólares.

—como digas, iremos de compras—. Sonrió como el gato de Alicia en el país de las maravillas

—no te pases— dije sería.

A los 30 minutos ya estábamos en el autobús rumbo al centro comercial, sigo odiando ir de compras.

—anda pruébate los vestidos.

—bien — dije rodando los ojos.

A los minutos salí.

—¿Qué tal este?

— te ves bien— no me convenció su respuesta.

Volví a cambiarme de vestido

—¿y este?

—vas por buen camino— me dijo

Volví a cambiarme de vestido

—¿este?

—ese está bien — dijo dándome el visto bueno y sonriendo tipo madre orgullosa —venga anda a pagar tengo hambre.

En el camino que estaba para ir a pagar divisé un vestido muy hermoso, mire el vestido que tenía en mis manos y mire al vestido en el perchero no lo pensé dos veces y lo tome, compraría los dos vestidos, uno para la fiesta y el otro para la graduación, fui a caja y pagué. Y le dije que el primer vestido lo enviaran a mi casa, era una sorpresa.

—te tardaste— dijo Erica.

—venga déjame, había cola, vamos por pizza para que se pase el enojo— hable convenciéndola.

—¡si! — gritó como niña pequeña.

Fuimos a la pizzería y compramos una familiar, sí subiere de peso de nuevo, pero qué más da.

Saliendo del lugar divisé a la Barbie mayor.

—hey— dijo con su voz de ardilla asfixiada.

—¿me hablas a mí? — respondí con indiferencia

—sí, aléjate de Matías.

—es mi amigo ¿y qué más da?, ya no son nada.

—no lo hago por él, él ya no me interesa, es por su madre te comerás viva, crees que tú una niña sin clase que juega a ser grande podría cubrir sus expectativas, mírate eres una perdedora, pero allá tú, te lo advertí, esa mujer te hará la vida imposible, por eso me aleje de él, su madre es insoportable— y se fue dejándome anonadada.

— Elisa— dijo Erica.

—ella tiene razón— dije en susurros.

Sabía que empezaría a llorar y corrí hasta tomar un taxi cuando llegue a mi depa-casa así le decía Erica lloré, tenía razón la Barbie mayor, yo soy una simple perdedora que juega a ser grande.

Creía que todo estaba bien, pero me equivoqué.

Rompiendo en llanto me senté en el suelo luego de unas horas mire la bolsa de la compra y lo guarde en la lavandería, no quería ver ese vestido hasta esa noche.

No sentía la fuerza suficiente y me acosté en mi cama lloré una vez más y dejé que todo se volviera oscuro.

Esa noche volví a llorar hasta quedarme dormida.

Al despertar me dolía todo el cuerpo, sentí que me habían aplastado unos 7 elefantes como mínimo.

Me fijé en la hora y apenas eran las 11, me fui a la cocina y comí unos cereales con leche y me fui a mi habitación, necesitaba descansar.

Me fije en la mesa de noche y había un sobre. Seguramente lo dejo Erica lo abrí y me di cuenta que la invitación de la graduación.

La guarde y me quede pensando en el vestido y todas esas cosas.




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