Solo una oportunidad

41

“SEGURIDAD”

En todo el camino ninguno dijo nada, simplemente se escuchaban los típicos sonidos que hace un auto, por alguna extraña razón, estar en su auto, hacia como si todo lo que paso anteriormente no hubiera pasado.

¿será la magia de los autos? No lo sé.

—Elisa— dijo rompiendo el silencio.

—dime— sentía temor.

—mande a una amiga a recoger a tu gato, ella lo cuidara.

—¿una amiga? — debo reconocer que sentí un poco de celos, solo un poquito.

—si bueno es amiga de mi mamá, es veterinaria y tiene una guardería, allí estará cómodo y seguro.

—bueno está bien y ¿Cuánto tiempo estaremos en tu casa?

—el tiempo que sea necesario.

Y con eso dio por terminada nuestra pequeña conversación.

Sin pensarlo ya estamos entrando a su casa mansión, su madre salió a observar, pero él me ayudo a abrir la puerta y cuando su madre me miro, la sonrisa se esfumo y la rabia apareció.

—¿y qué hace está aquí? — replicó su madre al verme.

—madre esta como tú le dices tiene un nombre y es Elisa, ella tiene problemas y se quedará aquí— dicho esto me llevo a su habitación.

—pero hijo— se escuchó decir su madre.

Al llegar me di cuenta que era grande y se veía muy linda.

—adelante— me dijo e hizo el amago de abrir la puerta.

Al ingresar me quede con la boca abierta.

—Es muy hermosa— los toques rojo vino eran impresionante.

—gracias, estás en tu casa, siéntete cómoda Elisa— me sonrió. Dios, como amo su sonrisa

Tiene un librero sin pensarlo me acercó a él, tenía muchos libros y sagas completas, tomo un libro "la quinta ola" me llamó la atención.

—¿Quieres leerlo? — su voz me llamó la atención.

—¿Cuánto tiempo estaré aquí? — respondí con otra pregunta.

—el tiempo que sea necesario— me respondió de nuevo.

—no entiendo lo que está pasando— hablé mientras él me tomaba como una bebé en sus brazos.

Me sentí segura, tranquila y su olor su esencia me envolvió por completo.

—yo tampoco lo sé, pero mientras yo este contigo, todo estará bien.

—¿y si no es así?

—yo te voy a proteger.

—muchas gracias por ayudarme, pero ¿Tú mamá se molestará mucho? Si es necesario yo me voy.

—no es problema, la casa es muy grande y en algunos años será mi casa, todo estar bien, tú estás aquí y todo estará bien— me dejó con cuidado en su cama y tomo de nuevo el libro.

—es para ti, léelo cuando gustes— sonrió con dulzura —iré por unos bocadillos.

Cuando se marchó suspire y abrace el libro, el sonido de un ave llamado mi atención y me fijé que tenía un balcón me acerque y los rayos del atardecer cubrieron mi rostro.

Nunca había sentido tan cálido al sol.

—¿Te gusta? — una voz interrumpió mis pensamientos.

Era la madre de Matías.

—si es una muy bonita casa, lamento las molestias— me sentí cohibida.

—no, yo no hablaba de eso, ¿te gusta mi hijo?

— señora quiero mucho a Matías es un gran amigo— respondí sincera.

Me sonrió débilmente.

—hazlo feliz— me dijo y eso me desconcertó.

Y me pregunté.

¿Me gusta Matías?

Ni yo sabía la respuesta. A quien engaño, claro que me gusta. Me encanta

Matías luego vino con palomitas y jugo de frutas, vimos películas de comedia, su risa es hermosa. Me enseñó mi habitación, era muy hermosa, con detalles en azul, me di una ducha relajante y me dispuse a dormir.

Al día siguiente desperté me duché me puse ropa cómoda pero unos gritos captaron mi atención.

—¿Qué haces aquí traidora? — mi tía llegó a la habitación

Me quede muda, no sabía que decir, ¿Cómo sabía que estaba aquí? No se lo dije a nadie, ni siquiera a Erica.

—Ofelia por favor debes respetar mi casa, no puedes entrar, así como así— gritaba la mamá de Matías.

—claro que puedo, mi hija iba a ser la dueña y señora de esta casa y tú la mataste— me dio un empujón y la madre de Matías jadeo de sorpresa.

—tía basta, ¿qué te hice? — grité.

—la mataste— dicho esto me tomo del brazo y me jalo hacia la calle, intente defenderme, pero ella era más fuerte que yo, al llegar a la entrada me tiró como a un perro a pesar que la madre de Matías intentaba que me soltara, mi tía, ella dejó afuera.

Las lágrimas empezaron a salir.

Luego de unos minutos la mamá de Matías salió, mi tía toda hecha furia me grito.

—no te metas en donde no debes— para luego subirse a una camioneta y marcharse.

—ven aquí— la mamá de Matías me guio dentro de la casa, me ayudó a cambiarme de ropa ya que la que tenía puesta de ensució me llevo a la sala a tomar desayuno y todo el tiempo me sonrió

—¿Por qué se comporta amablemente conmigo? — pregunté sin rodeos y eso la tomó por sorpresa.

—te seré sincera mi hijo te adora, no lo veía así desde antes que muriera Karina y si tú eres su felicidad yo no me opondré— su respuesta me dejó con más dudas.

Matías llegó en la tarde tenía que ver a su papá cuando le conté lo sucedido con mi tía me enojo y quería ir a hablar con ella obviamente no lo permití ya bastante tenía con todo lo que me pasaba.

—yo opino que deberíamos poner una denuncia, lo que te hizo ya fue mucho— decía mientras hacía pequeñas caricias en mi cabello.

—no, déjalo ya quiero olvidarlo, además, mi tía subió a una camioneta y se me hacía conocida—

—¿conocida? — se puso de pie y coloco música en el reproductor y la música clásica, le sonreí y el me devolvió el gesto, se acostó en la cama

—sí, es extraño, no lo crees— le respondí.

—tienes razón, ven aquí.

Esa noche dormí con él, no nos acostamos, no tuvimos sexo, ni mucho menos hicimos el amor, solo dormimos y me abrazó y susurraba canciones, esa noche me dormí segura, como nunca lo había hecho.

Matías me daba seguridad.

 

 




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